Connect with us

Opinión

Opinión: Y a éste, ¿qué le pasa?

Published

on

Hay dos versiones muy potentes del encuentro entre Florencio Randazzo y la señora líder de Balcarce 50. Una expresa que la Jefa de Estado se quebró, hasta llegar a las lágrimas. Otra voz indica que Cristina Fernández se sorprendió sobremanera por la actitud de su Ministro y esbozó un inquietante: “Y a éste, ¿qué le pasa?”
Para ambas aristas de la tensa reunión, hay una coincidencia esencial si se quiere, mis amigos, y es que don Florencio, el hombre de los trenes y los DNI, entre otras cosas, estaba “caliente como una pipa” e insultó, puteando literalmente tanto al doctor Zannini, como a Wado De Pedro. Aunque el mayor ímpetu de las puteadas, se lo llevó el dirigente camporista.
La dinámica de la política argentina es súper versátil. Perdón por la obviedad. Por tal motivo, tal vez, ya a esta hora, resulta una noticia vieja y ajada lo que les comento. No obstante, permítanme continuar con el hilo narrativo.
El coloquio en cuestión tenía que ver con una orden de la Primera Dama a su funcionario lanzado a la precandidatura a sucederla. Ella le enrostró el mapa del supuesto camino a seguir. “Tenés que ser Gobernador. Wado será tu Vice”. La construcción de la oración no deja dudas. Era a todas luces un mandato “divino”.
La discusión no cesó en ningún instante. Puede que Randazzo haya solicitado ciertas ayudas como la implementación de un novel Fondo del Conurbano, en caso de aceptar. Mas lo concreto resultó un baldazo de fría agua en las puertas mismas del gélido invierno que se nos avecina. Y el señor Ministro, frente a la dueña del poder, pidió tiempo para meditar.
El punto de inflexión estaba tocado, el límite fue cruzado. Nadie, en su sano juicio, le desobedece ni por casualidad a la “patrona de la estancia”. La Presidente apretó los puños, frunció el ceño y comprendió que el señor de Chivilcoy, la había desdeñado. Y ante otros acólitos.
La suerte de la buena carta no arribó a esa mesa de diálogo. Entre gruñidos y acusaciones de traición, Florencio se fue prometiendo contestar más tarde. “Hoy quiero una respuesta”, dicen que atinó a exclamar la ex senadora.
Lógicamente los dispositivos se pusieron en marcha. Algunos se atreven a subrayar que antes de la contestación final, desde el Ejecutivo, ya se barajaba y daba de nuevo. Eran conscientes del rotundo portazo emocional randazzista.
Los ámbitos rosadísticos se empaparon por los rumores y las presunciones. Los más avezados aleccionaban a sus pares con el sugestivo: “Ya fue”. Y luego el comunicado de Aníbal Fernández. Y luego también la misiva, o el mail, del hombre que enfrentó el calor de la hoguera y no se quemó.
Si es verdad que Cristina dijo “Y a éste ¿qué le pasa?”, estaríamos conociendo un auténtico símbolo de la personalidad del individuo por sobre los deseos de la Presidente. El país completo sabía que Florencio, “El flaco”, para los allegados, repitió cien veces el latiguillo: “Quiero la interna con Scioli”. Y le anexaba el segundo axioma: “Si no soy precandidato a presidir la Rosada, no voy a nada”. Seguro que hubo quienes le creyeron y otros que no. Hete aquí, lectores míos, que el tipo cumplió.
En un panorama desalentador, donde los valores cuentan menos que las monedas de diez centavos, el hecho de negarse Randazzo a presentarse en la arena provincial con la armadura cristinista, demuestra o pretende insinuar al menos a priori, un entramado sugerente.
El humor de la señora explotó. A tope la presión. Por algo tan simple y elemental como mantener su interlocutor la palabra empeñada. A Florencio lo sustentó bastante Zannini. Pero ahora éste marcha a la par del rival de aquél, o sea el ex motonauta. Son variantes de la cosa pública. De la política vernácula.
Mientras que Daniel sonríe, amoldándose con rapidez a los vaivenes de la lapicera de Cristina, Florencio no pudo beber la copa amarga de hiel. Entonces se chocó la pared. Pero, al parecer, con un pequeño premio consuelo: sus adeptos y mucha gente del llano, ve con excelentes ojos su proceder.
El tiempo dirá que será del hombre que dejó plantada a la dama antes de la ceremonia.
Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

Published

on

Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

Continue Reading

Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

Published

on

“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

Continue Reading
 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho