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Opinión

Exhibir poder

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La República Argentina cuenta con una señora Presidente que siempre gusta de exhibir poder. Se podrá discutir sobre sus mohines y formas de conducirse, pero nadie duda, a esta altura del match, de su decidida actitud de ponerse en el ojo de la tormenta, en el centro de la escena política y por qué no, mediática también. Por Mario Delgado.

Como palomas soltadas de una canasta, lanzó al aire sus intenciones reformistas a pleno. Como la reformulación de la Magna Carta, quedó sepultada después de la derrota electoral de 2013, hizo hincapié en otras transformaciones y, hete aquí mis amigos, encontró la ex senadora, a los Códigos para ir replanteándolos. Da la perfecta impresión que quisiera retirarse de Casa Rosada con libros tan fundamentales, transmutados.

Continúa, dicho sea de paso, con las embestidas “torunas” contra el Grupo Clarín, y desafía como ya es de conocimiento público al FMI, a los “fondos buitre”, a la Corte yanqui y a todo aquel o aquello que represente para su modo de ver las cosas, un inminente peligro.

El Gobierno kirchnerista se alimenta desde su génesis, allá por 2003, con la teoría tajante y seca de “amigo o enemigo”, sin grises, sin diálogos constructivos ni búsqueda de consenso. Un estilo definido que permanece hasta hoy, sin sufrir mutilaciones pese a la relativa proximidad de abandonar el sillón de Rivadavia.

Los indicios hablan por sí solos: hasta el minuto final, Cristina Fernández se mantendrá en sus trece. Fiel a una característica que ha resultado más aislacionista que positiva y productiva, tanto para el mismo cristinismo, como para el país en general, lo cual es más lamentable, por cierto.

En medio de este andamiaje oficialista de cazar “gorilas” o “buitres” o “clarinetistas”, el mundo sigue girando. Y en ese girar sin pausa, los señores de la oposición, van pergeñando sus agendas, con vistas a los venideros meses. Teniendo como punto de mira primordial, obviamente, las PASO de agosto y el sufragio de octubre del 2015.

Quizá en este contexto de acuerdos, charlas y fotos por doquier, lo más llamativo haya sido el contacto cordial entre don Sergio Massa y don Gerardo Morales en la norteña Jujuy. ¡Vaya imagen, mis amigos!

Se rasgaban las vestiduras tiempo atrás algunos radicales acérrimos si les nombrabas al tigrense. Y ahora ¿qué me contás? Pero tal encuentro no es casual ni se dio por azar. Las jugadas tienen un doble mérito, sin dudas.

El quid de la cuestión es simple y claro, para quien quiera oír con amplitud de criterios. El resto, tiene todo el derecho a no compartir esta visión coyuntural de la política de alianzas impensadas o increíbles. Repasemos, pues: Morales se ve gobernando su querida provincia y Massa se ve pisando fuerte allí donde no tenía, o no tiene aún, una estructura acorde a las consabidas circunstancias.

A eso se lo puede tranquilamente rotular con una palabrita célebre: “oportunismo”. Y estar al salto, no dejar huir la liebre, no asustarla en vano. Los dos suman con un pacto de unión y concordia.

Y es así nomás porque a partir de la “juntada” de ambos, ya nadie tiembla al pronosticar una posible y potable marcha conjunta en el camino electivo hasta el octavo mes de 2015. Es más: ya se visualizan radicales de pura cepa que confiesan su “simpatía” por Massa, a quien califican de un “buen referente de la conjunción”.

Además, el Frente Renovador podría adelantar posiciones si se concreta una alianza con los émulos de Leandro Alem, quienes están convencidos a su vez, que poseen excelsas condiciones de vencer en varios territorios, a saber: Mendoza, Catamarca, Jujuy, Tucumán, Neuquén, Chaco, La Rioja y Santa Cruz.

Esta perspectiva nos lleva a un callejón sin salida. Porque los alcances de las intentonas de algunos radicales de atraer al PRO de Macri, o viceversa, se diluyen en el tiempo y en el espacio, sin penas ni glorias de ningún tipo.

UNEN a su turno, siente cierto nerviosismo, que hemos de tratar de sintetizar en dos renglones: 1) No son escasos los dirigentes y militantes que se advierten preocupados por las encuestas y los puntajes que éstas les “chantan por la cabeza” a los líderes pre candidateados.

Y 2) Otro elemento de estudio es la cantidad de oferentes, precisamente cinco. ¿No sería hora de reducir el número y dejar tan solo un par? Las reacciones de la gente (lo hemos citado en una anterior columna) ante los nombres del Frente progresista, es ambivalente. Mas es notorio que disgusta a miles el hecho de no haber hallado una fórmula “seductora” que cautive y que no amerite internas desgastantes.

Porque acá hay que ser directos y obrar con honestidad intelectual: más allá de opiniones personales, entendibles y atendibles, la sensación que se aprecia es que se mantiene un “status”, que no se innova, que no se opera en base a la novedad política, ítem de arranque de la propuesta frentista.

Por tal motivo, el PRO se ubica cual cuña, diseñando una estrategia “plus ultra”. Sin mácula. Sin lastres de períodos de mandatos anteriores. Así se postularán los candidatos: “Nosotros somos lo realmente novedoso”. En una cuasi perfecta armonía de personas jóvenes y adultas, pero en la mayoría de los casos, sin experiencia en la actividad política partidaria.

Entonces levanta a la lapridense Gabriela Michetti como candidata a Vice del ingeniero boquense. Y los cielos se visten de gloria. El “talón de Aquiles” de Macri era poder salir de la Avenida General Paz. Y hacerlo con éxito. Esta disyuntiva se resolvería mínimamente con alianzas que todavía distan de cerrarse, aunque han brillado lucecitas por algunos distritos dispersos.

Los peronistas kirchneristas y otros no massistas, se tendrán que convencer por estímulo o a la fuerza, de que el ex motonauta Daniel Scioli, es el “manto protector” con más “tela” para cubrirlos. E incluso la Jefa de Estado lo palpa. Y, tarde o temprano, los vientos “K” han de soplar a favor del Gobernador puesto que los demás apellidos en danza, no circunscriben lo deseado por Olivos: ganar. O, de última, estar ahí en la pelea cuerpo a cuerpo.

Los nombres igual no se bajarán tan fácilmente de los carteles porque dista un tramo aún. Y porque la Primera Dama no “bendice” a ninguno, con lo cual alienta esperanzas y expectativas. De todos modos, cada acción aporta algo y no hay que olvidarse de la lista de diputados…

Queda, una pregunta para epilogar esta nota: ¿y si los guarismos no le dan a nadie y nos sumergimos en un “ballotage”? Sería inédito por un lado y por otro, rimbombante.

Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho