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Lamentable hecho de inseguridad deja al descubierto las falencias del Estado
El hecho en donde una mujer fue herida con un arma blanca en un intento de robo dejó al desnudo una vez más graves falencias de los servicios del Estado. Primeramente cómo se realizan los patrullajes de la Policía en el barrio CECO y segundo la efectividad de las ambulancias del SAME, que en este caso no llegó al traslado de la víctima, que debió ser trasladada herida y con perdida de sangre por su propio marido.
Corren las agujas del reloj, cansinas, certeras, únicas e irrepetibles. La mujer camina en la tarde del jueves, unas cuadras hasta la casa de sus padres. La acompaña su perra “Sasha”, fiel ladera. En la vereda de un comercio, inesperadamente, como surgiendo de las llamas del infierno, dos pibes la abordan con intención de robo. No tienen más de 12 años uno y a lo mejor 16 el otro. Están bien vestidos y son rubios.
El día se obnubila para la señora en cuestión. El más grande ordena, tipo jefe de una antigua mafia siciliana: “¡Cortala, cortala!”, y el pichón de ruin exhibe un arma blanca que entra en la piel de la dama. Los puntazos empero son disminuidos por el forcejeo de la mujer con el maleante. Recibe no obstante varias heridas.
En ese trance de tensión y zozobra, los indeseables proseguían con su objetivo de sustraer la cartera y pertenencias de la víctima. Pero intervino “Sasha”, la perrita, que no se amilanó ante las circunstancias y mordió a uno de los rufianes. Acto seguido, este infeliz se dio a la fuga, dejando mal parado a su cómplice que lo imitó, echando a correr cobardemente del lugar de los hechos.
Una parejita auxilió en primera instancia a la mujer herida, luego arribó la policía y aguardaron por eternos minutos a las ambulancias. Hete aquí que, al parecer, las del SAME no pueden ser empleadas así nomás, de modo tal que no fue ninguna, como así tampoco alguna otra que hubiese a disposición.
La infortunada víctima continuaba perdiendo sangre, por lo que su marido optó por trasladarla en su propio vehículo al nosocomio local, escoltado eso sí, por dos móviles de los uniformados.
El trayecto se hizo a las carreras, a una velocidad crucero. Pero aún así, daba la impresión de que no llegaban jamás. El ulular de las sirenas, abría paso, despejando el tránsito en tramo tan extenso.
En el Hospital Municipal la atendieron de diez. Suturaron y dieron las indicaciones primarias de rigor. Los nervios, de a poco, se fueron acentuando. No fue peor la cosa, el atraco, porque la mujer no se asustó y por la certera participación de la valiente can.
Ahora a guardar reposo por quince días como mínimo, tomar los remedios y posteriormente, comenzar con los ejercicios de rehabilitación.
Quedan, al margen y como consecuencia de lo acaecido, varias dudas por dilucidar: ¿Cómo se realizan los patrullajes por la zona del barrio CECO? ¿Por qué no es factible usar las ambulancias del SAME? Aquí, recordemos, hay tres de ellas. ¿En algún momento clave, se evaluará la concreción de nuevas salas de salud o centros asistenciales en determinados puntos cardinales, alejados ostensiblemente del Hospital?
Por Mario Delgado.-






