Opinión
Inseguridad: Hacernos cargo
Que en la noche de la deliberación legislativa local de este jueves 22, haya salido a relucir con profundidad el ítem punzante de la inseguridad, no es producto del azar; es otra cosa: la necesidad de una toma real de conciencia de que algo horrendo acaece en nuestro derredor y que ha llegado el preciso instante de cortarle las alas al delito.
Y como será de urticante la cuestión, mis amigos, que se concatenaron varias acciones en aras de prender la luz de alarma antidelictiva.
Por un lado, los referentes del bloque “Renovación Peronista”, en la voz cantante de la abogada Marisel Cides, arrimaron un Proyecto de Comunicación visto “la cantidad de homicidios y hechos delictivos ocurridos en la ciudad de Olavarría, la mayoría de ellos sin resolver”.
Un pincel de cerda gruesa posado sobre un tapiz absorbente. Y la exposición agrega, sin eufemismos: “Percibiendo la falta de políticas públicas en materia de seguridad y el constante cambio en las estrategias trazadas para combatir contra tal flagelo”.
Y se despacha el escrito con una interpretación de los sentires diarios de la comunidad, citando que se ubican “desazón, tristeza e impotencia” en el ánimo del olavarriense que ya ha sido o puede convertirse en víctima de los caprichos de los “fuera de la ley”.
Y el pedido sobrevuela los ámbitos estatales correspondientes: Fiscalías, Departamento Ejecutivo y a la Policía. El reclamo se unifica por una comarca liberada cuanto antes de las torpes cadenas del hampa, en sus diversas manifestaciones.
Hete aquí, lectores míos, que justamente en el recinto de Rivadavia 3038 se dio cita el señor Pablo Palahy, que como es sabido por todos, es hermano del infortunado comerciante Fernando Palahy, ultimado cerca del mediodía del 30 de junio de este año, en su negocio del barrio “Trabajadores”, y por cuyo caso tan siniestro, no quedan aprehendidos.
El periodista deportivo anunció una nueva salida a la calle de quienes se encuentren identificados con el drama de la ausencia de seguridad. Porque la propuesta de esta marcha, a concretarse el sábado 1° de octubre, sería no sólo exhortar por la liberación por “falta de mérito” de las dos personas presuntamente implicadas en el dantesco homicidio de Fernando, sino abrir el abanico a los demás hechos que van rociando de inquietud a la sociedad.
Aunque hay más noticias para este boletín, ya que por la mañana de ayer, la Presidente de la “Federación de Sociedades de Fomento y Juntas Vecinales”, había recalado en el Concejo con un planteo para la pronta intervención del Estado Municipal en varios barrios como el “12 de Octubre”, “4 de Octubre”, “Sarmiento Norte”, “Trabajadores”, “El Progreso”, “Coronel Dorrego” y otros aledaños por la acentuada dosis de asaltos y robos que se vienen acumulando sin una barrera de contención.
Como observarán ustedes, el horno no está para bollos. Por el contrario, la onda expansiva de los reclamos es variopinta y se propaga de norte a sur, de este a oeste y ni que decir de la zona rural, blanco perfecto de los “carneadores” clandestinos.
No habrá que olvidar tampoco la espiral de violencia que conllevan ciertos sucesos. Lo más reciente quizá sea lo ocurrido apenas noches atrás en pleno ingreso a la ciudad, allende el puente de la Ruta Nacional 226.
Allí un grupo de exaltados la emprendieron a los gritos y a pedradas, usando como eje de su bronca a los uniformados. Luego de móviles abollados y un servidor del orden herido, la tromba pudo ser dominada.
El desconcierto era generalizado, en el intento de averiguar causales de la locura expuesta. Se filtró el dato concomitante de que el “origen de la tragedia”, habría estado en la aprehensión de dos individuos del barrio, horas antes. El rimbombante episodio no era otra cosa que una exigencia de compinches y amigotes, para que sacasen de su celda a estos personajes.
Por Mario Delgado.-

