Opinión
Opinión: Instituto Patria
Ha vuelto. Sí, señores míos; Ella regresó una noche de lunes para imponer su figura y hacerla sobresalir del resto. Y, de paso, lleva esta actitud un poco de resquemor dentro de las filas del justicialismo. Volvió. Con ustedes, desde el frío e indómito sur, la ex Presidente Cristina Fernández de Kirchner.
Claro que su retorno al “pago grande”, a las luces de la Capital, no tuvo que ver esencialmente con un lindo paseo, sino con un llamado de la Justicia. Y, las condiciones están dadas para que retome, cada tanto, su camino a Comodoro Py.
La ex senadora, instaló oficinas muy cerquita del Congreso y denominó a su búnquer “Instituto Patria”. Nada menos. No es ninguna coincidencia semejante ampuloso nombre. Todo un símbolo, sin dudas, de lo que ella cree que significa su proyecto político.
Antes de comparecer a medias ante el doctor Bonadío, se reunió con 71 diputados nacionales, de los 79 que configuran el Frente para la Victoria. Entre los ausentes por diversos motivos, cabría resaltar, lectores míos, a Urtubey, Closs, Gioja y al ex Gobernador bonaerense Scioli.
Claro que para evitar suspicacias, Daniel salió a decir ante quien lo escuchase, que jamás él se pondrá en contra de la Jefa del cristinismo.
En un clima de ebullición intestina, no conviene a varios “popes” ver arribar el avión con la Señora. Porque ya se iban acomodando los tantos para reencausar el PJ, y ahora, entonces, habrá que barajar y dar de nuevo.
Se sabe de sobra que Cristina no es proclive al diálogo, con lo cual es evidente que algunos potables nombres tendrán que correrse, aguardando mejores vientos propicios para ellos.
El asunto es vital, aunque parezca distante aún, amigos: ¿Quién ocupará el primer lugarcito en la futura lista de senadores para el venidero 2017?
Los que habían pensado en el ex motonauta, ven sus sueños marchitarse. No concibe nadie a un Scioli enfrentando en una atrapante interna a doña Cristina Fernández. Pero existen otros apellidos más que miran de reojo al refugio cristinista.
Los planes hay que modificarlos sobre la marcha. Porque la impresión apuntaría a una idea básica del entorno de la viuda de Néstor: ser ella la postulante a senadora y, con esa plataforma, redoblar su esfuerzo en base a una “fija”, o sea culminar en 2019 siendo candidata a recuperar el sillón de don Rivadavia.
Surgen, sin embargo ciertos cuestionamientos o interrogantes: por ejemplo, ¿cuál ha de ser el rol de los señores Intendentes, sobre todo los del Conurbano? Y la segunda preguntita picante es: ¿Y don Sergio Massa, lo verá todo por TV o querrá jugar el cotejo?
Mientras la polvareda se levantó a su alrededor, la ex mandataria, transcurre sus días en un mundo diferente, con los inconvenientes de quien perdió poder y no anhela reconocerlo y, al unísono, discurre todo un andamiaje para permanecer en el centro de la escena.
Interpretar si Cristina de verdad se siente inocente de todo lo que se presume, sería una tarea engorrosa. Lo comprobable es, no obstante, que no sabe vivir sin sus mohines y sin las luces de la popularidad.
Su primordial sostén lo ejerce la Agrupación La Cámpora que, da la idea al menos, continúa en aras de la Señora sin discusiones. Aunque no estaría mal ir imaginando algunas deserciones.
Es curioso que tal gente, o sea los amigos camporistas, no perciban la veracidad de los hechos y no se arrimen a la triste realidad que los cuenta en las grillas de los derrotados.
El ítem es interesante. No es sinónimo la Cámpora, hoy mismo, de otra cuestión que la de perder el poder en las últimas elecciones. Y varios dirigentes peronistas se la tienen jurada.
Por tal cosa inquieta también el retorno cristinista. Aquellos que no se bancan a los ultra “K”, pergeñan un mapa de actividades nuevo. Habrá que observar con atención la evolución de los aconteceres. Y que acaece con la ex Jefa de Estado en materia judicial.
Por Mario Delgado.-




