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Opinión

Poniendo la mano en el arado

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Hoy jueves 21 se realizará la reunión mensual de la Federación de Sociedades de Fomento y Juntas Vecinales de Olavarría y el destino fijado para dicho encuentro es el barrio Isaura. Será esta la primigenia charla de los fomentistas luego de la asunción de la novel Comisión Directiva que encabeza “Petty” Mapis o Élida Saizar, como prefieran ustedes, queridos lectores.

El temario puede resultar, o debiera resultar, atractivo para el nucleamiento dirigencial, puesto que la batería de asuntos por resolver, es muy prominente, dado que la entidad madre no ha contado con la activación exponencial que hubiese sido menester, en los últimos tiempos.

La realidad de la cuestión nos plantea una serie interesante de aristas por pulir, sobre todo, yendo directamente a los numeritos de apoyatura que propició la experimentada Élida, tradicional vocera del “12 de Octubre”.

Sin caer en especulaciones, que se vienen dando igual, vale señalarlo, el escaso margen de aprobación obtenido por Saizar, recordemos que ganó 8 a 6 y existió un voto nulo, la obligó casi a abrir la extensa puerta de la negociación para lograr conciliar un cimiento de construcción fundacional para la conducción nueva y distinta que ella propugnó en los días previos al acto eleccionario.

Y quien negocia concede beneficios a algunos y deja mal ubicados a otros. Puede pasar entonces, que sin quererlo, se “chamusque” algún pacto o a algún fomentista que culmina la ronda mal parado. Por tal motivo, podemos visualizar que una tarea a concretar, mis amigos, transita por tal andarivel de ubicuidad y tacto para atraer, para seducir a los referentes que no la “bancaron” en primera instancia, pero que podrían ahora ingresar al redil bajo ciertas pautas motivacionales.

Los fomentistas no oficialistas, mantienen contacto entre sí y analizan la situación y anhelan introducirse en el ruedo. El espacio “fomenteril” es amplio, el radio de trabajo da para diversas actividades. Lo que habrá que seguir con lupa es, en todo caso, cómo reacciona el grupo, si con sentido común, o valiéndose de sus propias ideas, en cuanto a las decisiones que pueda ir tomando la cúpula de la Federación.

Porque, no haber estado en sintonía antes, puede representar eso: una posición especificada en el pasado. O, en su defecto, un plan de metas paralelas, con absolutas discrepancias permanentes.

Hete aquí que una atalaya de donde observar mejor la actualidad, lo pondrá en práctica la cantidad de personas (o entidades barriales) que concurran a la reunión del 21. Si la convocatoria supera el tope de las 15 que votaron, por ejemplo, se podrá intuir con certero criterio, que se encamina la “Fede” hacia gratos mundos con perspectivas de futuro quizá promisorio.

Ahora si la apatía premia y son contaditas con una sola mano, o con dos a lo sumo, las instituciones que avalan el mecanismo de mando de doña Saizar, ¿se estará no obstante, en tiempo y forma para rever actitudes y buscar el manual del consenso efectivo?

Cabe recordar con altruismo que la señora Presidente expuso su tesis de congregar, no de espantar. Aunque aquí aparece una duda grandota flotando en los aires cargados de cúmulos nimbos: ¿Por qué razón no invitaron a la gente del barrio Lourdes (con Fabio Pais a la cabeza) que obra hoy en aras de reinstalar a la Junta Vecinal? Es más, tengo entendido que no ha sido visitado el sector ni las casas de los vecinos ocupados en la génesis de la novel Comisión, ya presentada para no perder minutos, ante la oficina de la señora Laura Sequeira en el ámbito municipal.

¿Estamos frente a una “grieta” contradictoria sublime? ¿Se especula con visitar a los amigos fomentistas de todos los puntos cardinales, para alentarlos a continuar o para exhortarlos a poner a punto los motores de sus respectivas Juntas o Sociedades, y en la cruda praxis, tal virtud no se consolida?

Estemos atentos. Todavía hay factibilidad de establecer diálogo o un llamado telefónico de apertura. Los desafíos intactos son hallables a diario. El equilibrio sobre la cuerda es buen síntoma. Los murmullos se escuchan nítidos, dependerá del oído de la Federación, cual irá siendo el cultivo que se siembre.

Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho