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Opinión

La bendición del asfalto

Entre las arterias Colón, Alberdi, Rufino Fal y Calle 11, tiene sus dominios el barrio “12 de Octubre”, nacido justamente en esa fecha cuando la década de los ’80 corría por las venas del tiempo. Por iniciativa de visionarios vecinos, se fue consolidando la actividad fomentista y se ampliaron horizontes con una definida meta: mejorar la calidad de vida de los habitantes del sector.

Y hoy precisamente, se inicia una etapa de gloria e inmensa alegría, puesto que en las instalaciones de Hipólito Yrigoyen y Calle 13, se dio apertura a los sobres de oferentes para la ansiada obra de pavimentar las 54 cuadras que componen el barrio.

La historia la forjan hombres y mujeres que, de una u otra forma, hicieron su trabajo, dejaron una especial impronta para que la felicidad pueda ser objetiva, y comprobable el cúmulo de progreso del complejo habitacional en cuestión.

No hay que olvidar a los pioneros ni a los colaboradores actuales. No habrá monumentos pero tampoco debieran existir excluidos al arribar a la cúspide.  Lamentable es considerar, lectores míos, que el “alma mater” de tantas jornadas de laburo en la sede, de tantas ideas y de tantas charlas en pro de salir airosos de las vicisitudes, el señor tesorero de la Sociedad de Fomento, Eugenio Fernández, no la esté pasando bien por un problema de salud de su esposa.

Es más, su ausencia en el instante de la ceremonia protocolar, se advirtió. Faltaba su presencia ágil, movediza y su atención constante para con autoridades, vecinos y por supuesto, para con la prensa.

Su cuerpo acompañaba a su amada en el Hospital Municipal, mas su corazón se hallaba allí, donde funcionarios anunciaban las ofertas empresariales para pavimentar. Es de imaginar que hubiese llorado a mares, por qué no, si los hombres de buena voluntad, también sienten fuerte y se emocionan.

Pero volviendo al tema de convocatoria, la presunción de que se iba a cristalizar esta dicha del asfalto en la puerta de la casa, databa de años atrás, los memoriosos dicen que del 2007, al poco de asumir el doctor José María Eseverri.

Los almanaques se fueron yendo y las peticiones continuaron lloviendo sobre el Palacio San Martín. A veces con notas por Mesa de Entradas. O con reuniones barriales en las cuales se dimensionaba el problema, pero no se prometía abiertamente la operatoria formal.

En otros casos, algunos propios vecinos, por fuera del ámbito fomentista, se abrieron paso en su sed de reclamos puntuales. Y hubo disputas y diferencias de opinión y de conceptos. Aunque, también vale sintetizar, que la mira estuvo en todos los casos, puesta en un deseo central, único: que las máquinas hiciesen su aparición magistral, como rutilantes estrellas en un escenario de 54 cuadras.

Por eso es loable que hoy, amigos, hayan estado todos en la casa fomentista. Los que convalidan la conducción vecinal de la experimentada “Petty” Saizar, que relucía contenta, feliz, íntegra, y los que no. Los que aman al eseverrismo y los que no. Porque en resumidas cuentas, el triunfo es y será, compartido por ellos, sus hijos, nietos e inclusive por supuesto, por futuros nuevos vecinos.

La dimensión del acto vivido esta mañana, debe ser evaluada. No es común que una acción administrativa de tal naturaleza, se haga fuera del área municipal. Sin embargo, los representantes del Poder Ejecutivo, con la señora Jefa de Gabinete Margarita Arregui, a la cabeza, se trasladaron al lugar mismo de los próximos logros hormigonados.

No es un ítem para soslayar. En tiempos electorales, cualquier tarea podrá tildarse de “acto promocional”; empero lo tangible es que no estamos aquí y ahora, frente a vagas o vanas premoniciones. No, señores del alma: en treinta días, el ruido de las maquinarias respectivas, será música de dioses para los oídos de los sufridos vecinos que tantas ocasiones se han embarrado o han recibido sin invitarlos a la tierra y al polvillo que levantan las  calles del 12 de Octubre.

Por Mario Delgado.-

 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho