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Opinión

A ella no le gusta el periodismo independiente

Las embestidas del Gobierno Central contra los trabajadores de prensa, no son nuevas. Se vienen registrando innumerables casos de diatribas centelleantes lanzadas desde el ámbito de poder en olivos, hacia distintos medios y hombres de la comunicación social. Por Mario Delgado.

La idea fija, da la impresión, ha sido tratar de captar y coartar, a la mayor cantidad posible de periodistas y entonces, fabricar un propio relato de baja categoría, inconsistente, denominado “periodismo militante”. Engendro amorfo si los hay que les ha asegurado a los efectores de Balcarce 50, tener por ejemplo aire, lo cual no es sinónimo de audiencia.
Agredir y desvirtuar al que no piensa en forma idéntica al kirchnerismo o cristinismo, es una tarea cotidiana y que, a esta altura del cotejo, ya no debiera movernos de nuestros asientos. Con los argumentos más falaces o fogoneando escraches, los impulsores de la “ideología única”, han ido embistiendo con febril magnitud y por supuesto, a fuerza de mentiras soeces y plata, han conquistado adeptos.
Una pena indescriptible, sin dudas. Pero también una auténtica realidad. De modo tal que señores periodistas bien intencionados hasta ayer nomás, giraron en su perspectiva y se pusieron la camiseta de la enjundia y el oprobio a los del otro lado de la vereda.
Citar nombres sería apasionante. Mas dejo librado a la imaginación de cada quien, recordar y visualizar celebridades que hoy arrojan fuego por la boca o por la pluma, denostando a los opositores políticos y a los demás laburantes de los medios (o sea a sus colegas) que no comulgan con el que gobierna.
Ya por el año 2012, en el mes de agosto, en una enfervorizada Cadena Nacional, la señora Presidente, dedicó un buen tiempo a criticar al periodismo no arrastrado. Después de cascotear a un columnista y conductor de una empresa periodística, solicitó “gentilmente” a los comunicadores que se juntasen en un eximio foro y elaborasen un “Código de ética”. En tal documento los periodistas deberían asentar sus posesiones, su patrimonio, tal como lo han de exhibir los funcionarios públicos.
Casi treinta y dos meses con posterioridad a ese preciso instante, surge de las cenizas, emulando al “ave Fénix”, un pomposo proyecto de la legisladora Mónica Gutiérrez del FpV, que incisivamente cae de lleno sobre la antigua proposición de la normativa para los periodistas y demás personajes anexos.
En este novel anhelo oficialista, ingresan como por un tubo, los youtubers y los twitteros, o sea es una propuesta de carácter extensiva. La señora autora de la andanada es nada más y nada menos, que quien encabeza la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara Baja. Excelsa contradicción.
En un tramo del texto que se analiza en el Parlamento se lee: “Un conjunto de prescripciones deontológicas que determinan la conducta responsable de quienes se dedican a una actividad específica”. La citada disciplina Deontología, estudia la creencia de los hechos y las acciones humanas no sometidas al control de la legislación pública.
En la praxis, las circunstancias virarían o virarán de ser aprobado este planteo, ostensiblemente. Los medios tendrán la obligación de informar su relación con el Estado de derecho, con los colegas y detallar quienes son sus respectivos informantes o confidentes periodísticos.
Obvio las sanciones se acumularían en el lomo de los que no avisen en consonancia con el reglamento cristinista. Las multas no sólo tenderán a hacer temblar los bolsillos, sino el objetivo de fondo es intimidar, es socavar, es ir limpiando la senda de gente que no siente como ellos.
Los medios digitales, aquellos que tengan una página web, las radios, y hasta los recientes modos de divulgar noticias y comentarios (o sea las redes sociales), basta que lo hagan en sentido estable y periódico, se verían salpicadas con la imposición descripta anteriormente.
El cambio de timón en la Casa Rosada ya es inminente. No obstante los acólitos de esta década y la mismísima Jefa de Estado, parecen no comprender con efectividad lo que significa el concepto “irse” y, por ende, se preocupan cada día por poner enormes palos en la rueda del carro que vendrá.
Por Mario Delgado.-

 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho