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Opinión

¿Qué elegís vos: CONTINUIDAD o CAMBIO?

Faltan dos meses y fracción para el cierre protocolar de las listas electivas. Son instancias las actuales de ir dibujando los respectivos planos de los “edificios” que se irán construyendo. Impensadas alianzas, nombres tapados, reiteración de apellidos y propuestas altisonantes, tanto de un lado como del otro, se podrán encontrar en este sendero hacia agosto. Por Mario Delgado.

Claro que habrá un ítem que, a mi modesto modo de ver y entender, será mis amigos, casi el excluyente “leiv motiv” de la campaña democrática previa; una disyuntiva que se notará con claridad hasta en los más recónditos rincones del país y de la querida Olavarría en la que moramos. Ese será, repito, el punto de inflexión insuperable e irrepetible.

Las opciones partidarias o frentistas serán se desprende, varias. Y también los referentes que se ubicarán en las grillas de partida. Sin embargo, lectores del alma, sólo se dividirán las vertientes en dos grandes postulados englobadores y potentes: CONTINUIAD o CAMBIO.

El condimento aromático de este 2015, lo sustancia la idea – fuerza de sufragar entre estos dos carriles, a saber: 1.- Para que siga alguien que se halle dentro de los parámetros del oficialismo kirchnerista y/o cristinista, un garante al menos teórico de respetar y profundizar el proyecto conocido cual “modelo nacional y popular”; Y 2.- Una propuesta y un candidato que esboce todo lo opuesto, es decir, una decidida actitud de establecer un novel modo de observar la realidad de la Argentina y de la sociedad. Un giro con todo lo que tal cosa implica.

A nivel de las aspiraciones a Casa Rosada, Daniel Scioli, Florencio Randazzo y Compañía (existen pre postulantes del FpV que no miden ni en sus propias casas, pero que se anotan con la avidez de un perro viejo: negociar un carguito decoroso y así mamar del Estado in eternum), se promocionan como los émulos a ultranza de la señora Jefa y, por ende, simbolizan ante la tribuna un sentido eco de continuismo.

Quien sea el ungido arribará a las PASO con tal rótulo en su frente. Y sin espacio a dubitaciones inconexas, habrá un alto espectro de personas que respaldarán ese ideario. En la vereda contigua, se avizora la figura de don Mauricio Macri, contenedor por hoy, de las especulaciones y esperanzas de un giro de timón. En el medio del río tumultuoso y braceando en búsqueda de incentivar “ovejas resabiadas”, independientes y “descontentos”, marcha el vehículo massista. Sin el auge de otrora, léase con posterioridad a vencer en las electivas de 2013, época de oro, cuando el “Libro de Pases” se atiborraba de firmas y más de cuatro intendentes, se veían en el limbo, Sergio Massa tercia en una discusión por demás atractiva. Habrá que atender a las circunstancias y hacerlo muy de cerca, debido a las mutaciones del día a día.

La pregunta que un buen cubero ha de hacerse es: ¿Don Sergio, de qué lado está? Queda haciendo equilibrio pero no captan algunos con precisión su estándar. Y aquí hay un drama anexo: Massa formó en un tiempo, ya lejano es verdad, parte de este Gobierno. Y es un apéndice a borrar, un pequeño estigma pero que produce escozor.

Y más aún en una polarización deseada y/o  fogoneada desde el ámbito de Balcarce 50. O sos o no sos. O estás o no estás, ¿me explico? Nada de medias tintas, cero tibios. Por eso es largamente necesario que cada exponente, diga con palabras audibles y fáciles de recepcionar, qué piensa de ésta década larga del mundillo “K”, y qué corno hará con este inmenso rompecabezas que es nuestra geografía patria. Massa no solamente debe ser observado como renovador del peronismo, sino cual oferente con auténticas posibilidades de gobernar. Empero las aguas bajan con un mensaje estridente: Continuar o modificar. Lo demás es secundario.

Por Mario Delgado.-

 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho