En el día en que se celebra el “Día Internacional de la Mujer”, el martes 8 de marzo, Diana Briscioli cantará en  el Acto Oficial a llevarse a cabo en el Teatro Municipal de Olavarría, organizado por el HCD y la senadora Carolina Szelawosky.  Diana Briscioli, admirable artista que con su mágica voz, su calidez y su entrega cautiva a sus seguidores habló con InfoOlavarría.

Diana, no solo como en la mitología griega era una diosa cazadora, aguerrida, alabada en la poesía por su fuerza, su historia personal hace que se convierta en una “guerrera de la vida”. Una historia intensa, con sus sinsabores y nostalgias; digna de ser contada.

A sus 51 años (a poco de cumplir los 52, éste 15 de marzo) esta gran dama nació en Olavarría, en pleno corazón de Pueblo Nuevo y en su propia casa, ya que su madre no quiso internarse para dar a luz, como con sus hermanos.

Junto a sus padres Amelia y Oscar, sus hermanos Oscar y Daniel, vivió una infancia hermosa con gran influencia de sus abuelas. “La “Nona” me enseñó a tejer crochet, hablar en italiano y me narraba las vivencias de su tierra natal. Con el “Nono” escuchábamos muchas canciones y con mi otra abuela María, nos unía la comida y me refería historias”.

“La primaria la comencé en la Escuela número 4, después me cambié a la Normal y a mi papá que era policía, lo trasladaron a Brandsen y seguí allí hasta que regresamos y terminé la Secundaria en la Normal”.

¿Qué era lo que te gustaba hacer de niña? “Me gustaba mucho la música y la poesía, solía espiar a mi hermano Daniel cuando en su cuarto tocaba la guitarra. Yo quería aprender y cuando él se iba, entraba a su habitación y trataba de copiar lo que él hacía”.

“Mi adolescencia fue solitaria. Estaba en mi mundo, escribía poemas. Hubo algo muy importante en mi vida: el accidente de mi hermano Daniel, cuando una piedra le saltó en sus ojos y perdió la visión. Fue ahí cuando más me acerqué, e incluso mis gustos musicales cambiaron, ya que él escuchaba Deep Purple, Pink Floyd, Sui Géneris, Vox Dei, Pastoral y Vivencia”.

¿Cuándo nace en vos, la cantante? “El primer grupo que formamos se llamó “Ilusiones”, con mi hermano Daniel y Rosana Alessio. Nos presentamos cantando temas del dúo Vivencia y temas de Daniel con arreglo de voces”.

¿Aprendiste sola a cantar? “Sí, a tocar la guitarra y el piano también. El piano es algo único para mí, y es lo que me movilizó a ir a aprender al Conservatorio, luego de mi matrimonio”.

Tu vida personal ¿cómo se ha ido mezclando con lo artístico? “A mis 22 años me casé. Tuve una relación desafortunada, muy difícil, fue una experiencia fuerte, inclusive sin poder ser madre. Después de cuatro años me separé y me di cuenta de lo que deseaba hacer: “Ser yo”. Empecé entonces en el Conservatorio. Por esos tiempos, tuve la dicha de conocer a tres grandes músicos: Daniel Velazco, Román Cea y Julio Rolhaiser, con los que formamos el Grupo “Expresiones”.

¿Cuál era el estilo musical que proyectaban? “Folklórico de proyección e instrumental también y yo cantaba allí mis propios temas”.

¿Cuál es tu favorito? “Encuentros”. Lo ensayamos siempre con Román en el piano de cola del Conservatorio. Era uno de mis poemas, al cual le pusimos música; esa canción me hizo bien y me acercó a los míos”.

“Luego descubrí a la Agrupación “Ayuntay” de Azul. Con ellos hicimos varios encuentros donde nos presentamos y por esos días, grabé por vez primera una canción que era un candombe compuesto ´por Daniel y lo utilizamos como “demo”. Fue una experiencia novedosa y espectacular a la vez”.

¿A qué te llevó esa experiencia? “A comenzar mi vida coral y de la mano del “Chino” Correa, ingreso al “Coro Municipal de Olavarría”. El canto colectivo tiene una magia muy particular, que consiste en crear una voz con muchas voces. Al “Chino” lo admiro, lo quiero, es un “musicazo” y fue también mi profesor en el Conservatorio. Nos presentamos dos veces en el “Canta Pueblo” de la Provincia de Mendoza. Fue maravilloso”.

“Más tarde llegó mi segundo matrimonio con Rodolfo Izarra y después de muchos intentos de fertilización, quedé embarazada. No lo podía creer. Lo llamé a mi hermano Oscar que es ginecólogo y me tranquilizó. Yo caminaba por las paredes. Nació Ana Sol, una maravilla, un antes y un después en mi existencia. (Lora, emocionada) De hecho, antes de eso, compuse un tema “A mis hijos” que, Junto a Eduardo Timpanaro y Norma Echegoyen, que estrenamos en el Teatro. Se lo canté a mi hija que estaba sentada junto a su padre. Desde la panza ella sintió la música. Pateaba y se movía según las melodías. En su primer baño, lloraba y lloraba y yo le canté una canción y se calmó”.

Junto a la faz musical, ¿ibas estudiando? “Sí, me recibí de profesora de preescolar y trabajé en Jardines de Infantes, pero a mi sala de ensayos, no podía faltar”.

¿Se podría decir que tus pasiones son la música y los chicos? “Exacto, esas son mis dos grandes pasiones. Tengo un bello recuerdo, hablando de chicos, del Jardín de Villa Aurora. En un contexto delicado, con problemas sociales y de conducta, los niños se llevaron muy bien conmigo, gracias al don de la música. Cuando había mucho lío, les cantaba “La Pancha” y todo volvía a la normalidad”.

“Cuando terminaba ya el Conservatorio, llegaron a mi vida los mellizos que fueron prematuros, con problemitas de salud. Dejé el coro. Ellos se llaman Luna y Lautaro. Se llevan con Ana, dos años y tres meses. Heredaron todos el amor a la música”.

“Cuando los melliz tenían once meses, el padre se fue de casa y comenzó otro desafío para mí, que me puse al hombro todo: profesión, hogar y mis hijos. Fue un punto de partida para crecer, para continuar peleándola, como mujer guerrera”.

“Volví a tomar lecciones de canto con Adriana Saravia y divisé otra forma de cantar. Llegué al mismo tiempo a ser Inspectora de Educación en la ciudad de Azul. Allí los integrantes del Coro “Matices” me invitan y dos de sus músicos, “El turco” y Miguel, me convocan para un trío folklórico con arreglos de “Quique” De Olaso. Tocamos en “Rocinante”. Más tarde me llama María Haydee de Rochi y surge “Cosas de Mujeres”. Nos presentamos en “Punto de Giro” y en “Chamula” y grabamos dos canciones. También participaban Julita Miguel en percusión; Alejo Hofman en bajo y guitarra y María en voces junto a mí. Además yo tocaba el piano y percusión. Duramos casi tres años”.

“Decidí tomar distancia porque sentí la necesidad de experimentar otro estilo musical. Me volqué hacia el jazz (que heredé de mi padre)”.

“Hace unos días me llegó la invitación del señor Presidente del HCD, Eduardo Rodríguez para formar parte del Acto Oficial por el Día Internacional de nosotras, las mujeres. Voy a cantar junto al guitarrista Santiago Fernández, quien está terminando sus estudios en el Conservatorio y toca en la banda “Género”.

¿Cómo reaccionaste ante tal invitación? “Fue una sorpresa. Tomé conciencia de tantas veces que estuve en el escenario y que a alguien, mi voz le quedó grabada. Me hizo creer en mí”.

¿Cómo se preparan? “Estamos ensayando, armando temas y vamos a ejecutar una canción de Santiago llamada “Garabatos prestados”, y algún tema de Ana Prada y Spinetta”.

¿Con qué soñás? “Me encantaría poder trascender en lo artístico, mi fantasía es cantar junto a Silvina Garré”. Como mujer, ¿qué mensaje podés transmitir? “Cuando me jubilé, en 2013, me hice un control médico y me detectaron un carcinoma en la mama derecha. A la semana me operaron y, afortunadamente, no poseía ramificaciones. Hice rayos y por dos años tengo que ingerir tamoxifeno. Hoy está controlado; ya no tengo el cáncer en mi cuerpo. Cada seis meses me controlo y es una nueva oportunidad. La enseñanza es estar atenta, cuidarse y así poder cuidar a los demás, estando enteras y sanas. Es hoy, el momento, lo que uno desea y sueña, es la manera de vivir. En cada crisis salir adelante, como Diana la cazadora”.

¿Un momento especial? “Al otro día de arribar de mi operación, me invitan a “Filippo” a cantar. Yo, vendada, con fajas, me paré igual frente al público y mis hijos, sintiendo como superé los miedos. Canté “Diablo y alcohol” de Silvina Garré. La letra expresa: “Son tantos días los que forman una vida, no me condenes a vivirla sin amor”.

¿Cómo es Diana, la mujer? “Soy pasional, toda emoción, soy solidaria en exceso tal vez, justiciera a muerte, excesivamente frontal, soy auténtica, soy lo que ves. Lo que pienso lo digo. Aunque ahora trato de ser más diplomática. Los estereotipos no me van. Las mujeres podemos igual que los hombres, en casa arreglo todo yo. Soy idealista y pienso que con otros, las cosas se resuelven mejor”.

¿Tienes miedos? “Por mucho tiempo, la soledad fue mi miedo. Cuando me encontré conmigo misma, la soledad me enseñó que podía estar bien y así compartir con los demás”.

¿Tu frase predilecta? “Sólo las estrellas bastarán”, un tema de Rubén Blades”.
¿Te preocupa envejecer? “No, tuve mis conflictos pero ya no los tengo. Le pongo el acento a todo lo que tengo, veo a mis hijos crecer, tengo a mis padres, estoy en armonía”.

¿Cómo ves a la mujer en esta sociedad actual? “Creo en la fortaleza y en la potencia que tenemos las damas. Culturalmente existen estereotipos, a nivel social, la violencia está implícita y tenemos arraigada la cuestión de género. Desde la cultura, hay un camino largo por transitar. Yo no te necesito, te elijo”.

Entrevista y fotos: SOLEDAD RINALDI.-