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Opinión

Tembladeral en Sociedad de Fomento “Tiro Federal”

Lunes 8 de mayo, fecha clave en la vida institucional de la entidad fomentista del barrio “Tiro Federal”, porque se inscribió una página sin precedentes al momento de cristalizar la correspondiente Asamblea para renovar Comisión Directiva.

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Lunes 8 de mayo, fecha clave en la vida institucional de la entidad fomentista del barrio “Tiro Federal”, porque se inscribió una página sin precedentes al momento de cristalizar la correspondiente Asamblea para renovar Comisión Directiva.

Decir que hubo desprolijidades e irregularidades, es aún ser benevolentes. Porque pasó de todo un poco, como en botica. Y, finalmente, se decidió por voluntad popular que se debía sufragar para dirimir entre las dos listas en pugna.

Los plazos de convocatoria eran ya extremos y se especuló, incluso, con la no realización comicial, en aras de catapultar a la boleta oficial.

Mas la impronta impuesta por los gritos, las amenazas y los peligros inminentes de un colosal desmadre, hicieron que las autoridades presentes del Municipio, Laura Sequeira e Hilario Galli y de “Federación”, encabezada por “Petty” Mapis, con la intervención también del abogado José González Hueso, pusiesen paños tibios, acompañados por la conducción saliente que consintió en dejar votar.

Mientras, alguien autorizado no se supo bien por quien, no quería dejar entrar más vecinos, y la discusión se centró en tal despropósito. La cuestión se tornó gris obscuro. Hasta que por fin, el pórtico se abrió y dio cauce a un río de quejas y acusaciones de vecinas y vecinos que afirmaban a voz en cuello, no haber sido invitados al evento eleccionario.

Surgieron explicaciones y voces que instaban a la calma. En la mesa dispuesta como escritorio, se oyó la voz entrecortada de Verónica Hoffman, integrante de la nómina que dejaba el poder y candidata a Presidente por la Lista Blanca.

Y allí se despistaron los autos: no había acta constitutiva, de modo tal que se improvisó un breviario a manera de síntesis para redondear objetivos de la reunión alborotada.

Ariel Zambrana en calidad de dirigente saliente, optó en breves minutos por acatar la propuesta mayoritaria: las urnas a escena, entonces.

En el entrevero de alocuciones, un observador imparcial captó que no había Libro de Socios, ni de Inventarios, ni Memoria y Balance. Alguien dijo luego que el volumen de Socios, apareció intempestivamente. En concreto: voto todo el mundo presente.

La noche se fue devorando las broncas de unos y las aspiraciones de continuidad de otros, porque al cierre se detalló el siguiente pizarrón: sobre 80 votos emitidos, hubo 1 impugnado y 46 a favor de la Lista Amarilla, guiada por Javier Sequeira, y 33 a favor de la boleta oficialista de Verónica Hoffman.

Tal situación volvió a generar murmullos y llantos en la propia joven mencionada que se sintió desamparada y abandonada a su mala suerte por sus vecinos. El ganador se había retirado del recinto instantes antes del conteo.

Entre dudas y vacilaciones al por mayor, se apagó la luz del salón de Necochea 4.834. Los días venideros servirán para el sincero análisis y el barniz corrector. Lo que sí quedará grabado es ese proceso que quebrantó la unidad vecinal y que marcó un hito de separación. Veremos de aquí en más, si hay señales conciliatorias por parte de los flamantes fomentistas y cuál es también la predisposición de los otros, a colaborar.

Mientras tanto, amigos míos del alma, ¿quién se hace cargo de las improvisaciones?

Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho