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José Manuel Inza: un médico en su laberinto
Fines del año 2011. Si de algo creíamos estar seguros los azuleños, con el triunfo en las urnas de José Manuel Inza, era que el tema de salud el electo jefe comunal lo iba a manejar “de taquito”.
Médico reconocido y con un extenso paso por cada recoveco del Hospital Municipal “Doctor Ángel Pintos”, no era posible sospechar tamaño desmanejo del Intendente en un sector que conoce.
Inza ha pasado muchas horas de su vida dentro de salas de atención primaria de la salud, en consultorios y quirófanos, conviviendo con anestesistas, cirujanos, enfermeros, camilleros y personal que realiza labores de limpieza dentro de las unidades sanitarias barriales y el centro asistencial.
Todos, salvo honrosas excepciones, se consideran defraudados y traicionados por el médico devenido en jefe comunal. No pueden entender su caradurez e insensibilidad.
Ni qué hablar de pacientes que José tenía, previo a la gestión al frente del Ejecutivo, y que hoy le perdieron confianza y respeto.
A falta de valentía política para ponerse al frente de las crisis, Inza tuvo en el último tiempo a un gran “colaborador” para terminar de echarse a muchos colegas y pacientes del Pintos en contra: Federico Saldaño, actual secretario de Gobierno y de Salud.
Saldaño –profesor de Educación Física- hizo leña del árbol caído mediante un discurso enfrentativo, no dialoguista y de permanente negación de la realidad.
En la primera y única reunión de la semana pasada con profesionales del Hospital, el funcionario ofreció “el pase a un costado” de la actual directora médica, María del Carmen Ruiz, como si con ello la falta de insumos básicos y en las distintas áreas del nosocomio ayudara a descomprimir la situación. La respuesta fue una sola y espontánea: un “no” rotundo.
Querer “tapar el sol con las manos” y amenazar cobardemente a profesionales y no profesionales, tanto hombres como mujeres. Eso es, en síntesis, lo que hizo Saldaño desde que estalló la crisis sanitaria en Azul. Como si quitando los carteles que para advertir a la ciudadanía por la falta de insumos hiciera que, mágicamente, esos elementos faltantes aparecieran y volviera a reinar la paz…cuántos salarios “altos” pagados a la inoperancia.
Desde jeringas a reactivos esenciales para el laboratorio de bioquímica, y desde placas de rayo a suero. El hospital central de Azul, así como los de Cacharí y Chillar, están “parados”.
De hecho, no se realizan otras intervenciones quirúrgicas que no sean de emergencia, por la medida de fuerza que vienen llevando adelante los anestesistas por falta de pago de sus haberes. Muchos proveedores han resuelto “cortarle el chorro” a la gestión Inza. A la falta de placas, los médicos no tienen otro “remedio” que tomar fotografías con sus celulares para mostrarle al paciente cuál es el problema que lo aqueja. De no creer.
El martes próximo, el grueso del Concejo Deliberante tratará un proyecto destinado a declarar la Emergencia Sanitaria y Ambiental del Partido de Azul ya que, al caótico presente de los tres hospitales públicos del distrito se suma el paupérrimo estado del relleno sanitario, que no es más que un basural a cielo abierto.
Y el próximo sábado 5, a las 17 horas, se convocó a una marcha que irá desde el Hospital Pintos hasta la Plaza San Martín, frente al mismísimo municipio, sin ningún tipo de bandería política, a fin de hacer un desesperado llamado a la recuperación de la salud pública en todo el distrito de Azul.
El no pago a proveedores de diferentes áreas que van más allá de las de salud permite inferir que lo que salió a la luz es “la punta de iceberg” y que recién después del cambio de mando, en diciembre, y luego de una exhaustiva auditoría interna, se sabrá cuál es el grado de descalabro financiero en que se encuentran las cuentas de la Municipalidad de Azul.
Augusto Meyer / Especial para InfoOlavarría
Foto: Archivo diario El Tiempo de Azul

