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Inseguridad en Olavarría: Días obscuros
Una variedad muy triste de comercios y viviendas, han sido soporte indeseado de las impúdicas acciones de los malhechores que se regodean a diestra y siniestra. Por Mario Delgado.
En muy escasos días, mientras sufrimos el Mundial de Rusia, han proliferado ostensibles, implacables, los hechos delictivos en nuestra ciudad, sin distingos de lugares u horarios.
Tal realidad nos permite sugerir que estamos ante auténticas “zonas calientes”, donde los fuera de la ley, confluyen sin mayores dificultades en hacer de las suyas, generando pues un estado de zozobra e inquietud muy angustiante entre las víctimas y también entre los vecinos en general, puesto que existe la sensación en ciernes de que cualquiera puede ser el próximo. Psicosis tremenda y comprensible de indefensión.
Una variedad muy triste de comercios y viviendas, han sido soporte indeseado de las impúdicas acciones de los malhechores que se regodean a diestra y siniestra. Sin perjuicio de ello, los uniformados lograron capturar a un número bastante llamativo de personas, acusadas de una gama variopinta de delitos. Un contrapeso a la cotidianeidad tan ajetreada.
La portación de armas es un acto recurrente, como así que un mismo individuo, sea aprehendido en continuado. Y en el medio de tanta tragedia, el infaltable drama de la droga como un sustento cierto del panorama turbio que nos abofetea en el rostro.
Quizá el detonante mediático reciente haya sido el caso medular de una familia asaltada y violentada en su propia casa, en barrio “Matadero”. Pero a la sazón, mis amigos, se podrían contabilizar por decenas los sucesos nefastos. Y el sector del barrio “CECO”, sigue en el relieve pendular de los casos sin solución a la vista, pese al módulo de Avellaneda y La Rioja, pese a las motos o móviles policiales y aún a contramano de la Policía Local que patrulla las arterias caminando.
A una señora, cerca del Terraplén, le intentaron abrir la persiana de su vivienda, habida cuenta que no posee rejas. Mas se toparon con la ventana atornillada, de modo tal que no lograron su cometido malsano.
A un profesor de Educación Física también le cayó encima el impulso diabólico. Y no cesan los testimonios vecinales en tal sentido. La gente vive en ascuas, con miedo a salir o pendiente del llamado de un familiar o amigo que le comunique algo extraño.
El ingenio popular hace que se intercomuniquen los vecinos por redes sociales o que planeen juntar firmas para peticionar ante las autoridades que conciernen.
Y está, en este contexto complicado y demencial, el significativo episodio de un vigilador privado que halló dentro de una propiedad a un ladrón. Lo puso en vereda, aunque el sujeto descarriado ni se enteró, al parecer por la “falopa” que “cargaba” encima.
Sospechas y sospechosos, sobran. Como así también, los idiotas útiles que compran elementos robados. Visceral cadena que no se corta nunca. Producto de la insensatez humana, desde luego.
“Hay pibes que te venden cualquier cosa por menos que nada”, le confesó un señor a quien esto escribe. “Después adquieren droga con ese monto”, subrayó. Hay familias enteras dedicadas a este malicioso círculo. Incluso entre parientes se da ese contacto de compra y venta. La droga se pasea oronda entre proveedores medianos. ¿De dónde la obtienen? Ah, esa es otra historia…
Es tan grande el ruido que hasta los estamentos municipales se ubican muy taciturnos. Se han concretado reuniones con dirigentes sociales y barriales y con líderes de la policía, pero sin la obtención de un trabajo que satisfaga al encargado de Seguridad de la Comuna. Hasta pareciera que los servidores del orden, se contraponen a lo esperado por Rivadavia y San Martín. En el mientras tanto, nada se avizora de los ya famosos seis vehículos entregados por el señor Ministro Ritondo para ser empleados por la policía en nuestro medio.
La crispación va en aumento. La prevención brilla por su ausencia. Los sugerentes análisis de posibles internas policiales y de búsqueda de desestabilizar a tal o cual referente, saltan por doquier. No obstante, lo tangible no es menos comprometedor y se necesita, una vez más, el auxilio de un Estado que vele por sus protegidos.
La violencia que denotan algunos hampones locales, da para pensar que en cualquier momento puede ocurrir un hecho que nos conmocione, con muerte incluida.
Como ha acaecido en tantas oportunidades, algunos políticos, dirigentes y periodistas, prefieren mirar hacia otro costado y se quedan en la gatera. Pero no es este presente para tibios o vende humo. Es el día de decir la verdad.
Por Mario Delgado.-
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Citan a declarar a los amigos de los jóvenes fallecidos en 2018 en Parque Sur
A dos años de la muerte de Alan Falatovich y Katherine Rodríguez, la Fiscal Beytía tomará declaración a los dos amigos por el delito de omisión de auxilio.
El 4 de marzo venidero deberán presentarse ante la Fiscal Doctora Viviana Beytía, Alejo Eseberri y Loana Cabrera para sostener la temática compleja de lo acaecido aquel 2 de enero de 2018 en la intersección de Avenida Avellaneda y el puente, en pleno Parque Sur, donde se ahogaron dentro de un vehículo que cayó al Tapalqué Alan Falatovich y Katherine Rodríguez, ambos de 20 años de edad.
Se percibe una vuelta de tuerca en esta causa, que de acuerdo a lo investigado hasta aquí, le permite conjeturar a la señora Fiscal que entiende en este luctuoso acontecer, que, al menos, hubo “omisión de auxilio”, por parte de los sobrevivientes de este episodio triste y doloroso. Según el artículo 108 del Código Penal, reiteramos, la letrada los ha imputado por considerarlos “coautores penalmente responsables del delito de omisión de auxilio”.
Recordemos brevemente que todo este calvario inició su curso en la tarde noche soleada de aquel segundo día de enero, cuando Alejo en una VW Suran, propiedad de su padre, fue a buscar a Alan a su casa, la 1.006 del barrio CECO y de allí se dirigieron a un pub céntrico.
En ese local se encuentran con dos chicas: Loana Cabrera y Victoria Katherine Rodríguez que se movilizaban en un Ford Fiesta. Luego de un rato, se van hacia Parque Sur y allí se produce un hecho significativo: el auto del papá de Alejo se despeña y cae a las aguas con Victoria Katherine y Alan dentro.
Esto habría ocurrido cerca de las 4:30 de la madrugada de ese dos de enero. Y tal cosa sería producto de una maniobra intempestiva llevada a cabo sin querer por el muchacho, dado que habían ingresado a este auto a tratar de solucionar un problema en el equipo de sonido. Para colmo, Alan no sabía manejar, aunque sí “era un excelente nadador”, asevera Diana, hermana del joven muerto.
“A Alan recién me lo entregaron muy tarde, muchas horas después”, refiere una vez más a este diario, Diana Falatovich. “Tenía golpes y moretones en diversas partes de su anatomía que no condecían con la caída”, sostiene firme como desde aquella primera oportunidad en que Diana habló para este medio.
“La autopsia no reveló cosas que yo ví”, continúa, y añade “nada nos cuadraba en esos instantes tan dramáticos”. En este contexto de incertidumbre, “nos permanece bien adentro la pregunta si en rigor de verdad no hubo alguien más en la escena, en ese sitio sin luz ni seguridad en ese momento”.
El punto más crucial se dio con el correr de las horas, dado que “a nosotros nos avisa la Policía. Ninguno de los dos acompañantes de Katherine o de Alan, dio aviso a nadie. Al contrario, fueron y se acostaron a dormir. Alejo estuvo en el velorio de mi hermano unos minutos y se lo advertía nervioso. Sostuvo que él trató con efusividad de abrir la trabada puerta de la Suran pero sin éxito. Él era penitenciario y sabía bien que hacer y los dejaron solos, librados a su destino a Katherine y a Alan. No hay ningún elemento que grafique con certeza que Alejo quiso auxiliarlos. Por otro lado, ¿no se les ocurrió ni siquiera llamar a Bomberos Voluntarios o la Policía?”, subraya Diana.
Para la familia Eseberri fue un penoso accidente y avalan los dichos de su hijo. Ahora entonces, habrá que aguardar los nuevos pasos que se avecinan.
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Un hombre está grave tras el incendio de su vivienda
El siniestro ocurrió en la madrugada del lunes en Necochea y Mendoza de nuestra ciudad.
Un importante incendio tuvo lugar en una vivienda durante la madrugada del lunes.
Por razones que son materia de investigación, una casa ubicada en Necochea y Mendoza se incendió y provocó heridas de gravedad a su morador, un hombre de 73 años de edad.
La víctima fue trasladada al Hospital Municipal donde se constataron la gravedad de las heridas y donde quedó internado en terapia intensiva con pronóstico reservado.
El parte médico emitido desde el Hospital indica que el paciente tiene el 40% del cuerpo con quemaduras y compromiso de vía aérea.
El incendio se produjo en la madrugada de hoy lunes y requirió el arduo trabajo de Bomberos Voluntarios, Comisaría Segunda y personal del SAME.
FOTO. Infoeme