Opinión
¿Quién saca ventaja?
“La política tiene estas cosas, de acuerdos y traiciones”, me dijo ayer nomás un dirigente comentando el intempestivo adiós a Fernanda Araneo, producto al parecer de romper un pacto el bloque de Gabriela Delía, de acompañar al Ejecutivo.
Tal vez esta significación toque muy de cerca al mundillo, al ambiente que sigue paso a paso los vericuetos de la política vernácula.
Habrá también quienes critiquen lo actuado previamente por el tándem de “Radicales Convergentes”, es decir, ese presumible sello de unidad con el oficialismo que facilitó la continuidad de Araneo en el Palacio Legislativo, luego de concluir su mandato popular de concejal.
Más allá o más acá de las sorpresas, también se supo por estos días que la oficina de Comercio Exterior olavarriense, no posee más a su ocupante estrella, quien es esposa de un ex funcionario de fuste del Intendente Ezequiel Galli.
En el medio de todo este cúmulo de novedades, se advierte un drama aún inconcluso: la vena abierta de los reclamos vecinales, hechos por fuera de cualquier institucionalidad barrial ya existente, es decir por la modalidad de acciones “auto convocadas”, creadas para intentar visibilizar un tema en particular. En el caso central del momento, el asunto se traslada al barrio “AOMA”, puesto que allí se perfila un movimiento pro asfalto.
Piedra en el zapato del Palacio San Martín, que encima dice a boca de jarro, en una auténtica desafortunada declaración periodística de un alto referente municipal, que no hay dinero en caja como para cumplir con lo anticipado.
De modo tal que la noche se cubre de gomas quemadas y desvíos de vehículos, desde la arteria ancha hacia el interior del barrio afectado.
La oposición mira y trata de reaccionar de distintas formas: por un lado, “Unidad Ciudadana” impulsando una venta adecuada de garrafas sociales, a un costo menor que el habitual, debido al frío y al poco ingreso económico de muchos hogares. Magnífico gesto, en un contexto desgraciado de cientos de aumentos, de todo pelaje.
En otro orden, se debate la implementación del “Fondo Lara”, propuesta de “Cuidemos Olavarría”, con Eduardo Rodríguez a la cabeza, el cual permitiría readecuar los millones del mal llamado “Impuesto a la Piedra” y afectar esos fondos a roles específicos de salud y obras públicas imperiosas.
El “PJ” por su lado, se reunió recientemente con su líder provincial Gustavo Menéndez aquí, en Mariano Moreno y se delinearon algunos aspectos intestinos, de cara a la coyuntura y al futuro también, es lógico. Y ahí mismo relucieron ciertos apellidos que podrían encarar la tarea ardua de instalar al partido en el candelero, buscando una representación potable hacia el 2019.
Instancia crucial porque los expertos y memoriosos, saben a la perfección que si el paraguas amplio de los émulos de Evita y Perón, no se dan la mano, y van tras un solo adalid, la ciudad no volverá a teñirse de la marcha peronista. Sin unidad, el peronismo no va a triunfar jamás acá. (Unido lo hizo en 1987).
Y los polos se chocan, entre Federico Aguilera, César Valicenti, Germán Aramburu, Adriana Capuano y otros que, por ahora, juegan desde otro ángulo, pero ni bien puedan, meterán la “cuchara” en la discusión, aportando lo suyo.
Es verdad que algunos no dan el “target” y que otros no poseen esa hermosa llave que se denomina “conocimiento de la gente”. O sea, no son aún lo suficientemente visibles a la sociedad como para destronar a Ezequiel Galli.
Claro que dentro del eseverrismo, yendo a otro equipo, habrá debate y especulaciones. Si don José María no dice enseguida hacia dónde hay que marchar firmes, se irán concretando presunciones y se barajarán distintas cartas. Y la principal sospecha de estudio, devanadora de sesos, la pondrá la inquietud del millón: ¿Dónde se ubicará el ex Alcalde..?
Puede inclusive que estas preguntas, ya nos vayan esbozando cierta incomodidad de algún edil, dentro del propio redil josesista. Y, en el mientras tanto, sobrevuela la paloma mensajera, esperando el instante preciso de anunciar el despegue de ese legislador local del rebaño. ¿Se dará antes de fin de año, tal actitud independentista? ¿O será, acaso, sólo un rumor expresado para cautivar incautos?
Y, yendo ya a las postrimerías de esta nota, mis lectores, no hemos de olvidar el impulso que desde su rincón de sueños, acarrea hoy un probable “Frente Amplio”, el cual debiera contener sin odios ni resentimientos, a todos los hombres de buena voluntad, entre ellos golpeados, olvidados, y traicionados de todas las partes, pero además a sangre joven, dispuesta a entregar sus saberes al calor de un novel proyecto contemporizador.
Olavarría no es reducto fácil para las cosas nuevas. Don Galli llegó en el momento justo y arrasó con un “imperio” de décadas. Mas algo similar, no se vislumbra muy accesible por estos tiempos. Salvo un imponderable, un cisne negro desde lo económico que favoreciese la caída abrupta de “Cambiemos” en los tres niveles.
Nada es imposible, desde luego, sobre todo porque la vida es insufrible ahora sin una abultada suma de pesos en los bolsillos. Y si, para colmo, frenan las obras públicas…
Veremos, pues, como toma el toro por las astas la vereda de enfrente y quién es el más hábil para salir airoso y conquistar la cima. Por ahora, si no existen golpes imprevistos de timón, insistimos, será muy atrapante observar la pelea en la arena política, porque cualquier cosa se convertirá en excusa para avanzar un puesto.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-