Opinión
Opinión: Primer mes consumido
Con un montón de elementos para el análisis, se fue yendo el mes primero del año, el cual, como ha ocurrido ya otras temporadas, dejará secuelas interesantes, pese a ser tradicionalmente, una etapa, un período considerado vacacional por la mayoría de los ciudadanos.
A nuestro criterio, ciertos aspectos a debatir, arrojados al aire por enero, son estos:
1°.- INSEGURIDAD.- La marcha multitudinaria del 10 en la Plaza Central de Sierras Bayas, convocada primigeniamente por dos casos de homicidios registrados allí, descorrió a su vez el velo de distintos episodios de asaltos y robos que se venían dando en la localidad con inusitada asiduidad.
Y abrió el grifo de la temática más sensible que envuelve a la población toda, de localidades y zona urbana: la maldición delincuencial se halla ubicada entre nosotros.
Es más, continúa siendo el máximo reclamo de los argentinos ante el Estado. Los diagnósticos son conocidos por estas horas; se aguarda entonces, las esferas de respuestas concretas.
Localidades tranquilas, hete aquí ahora quedaron expuestas al movimiento insano de los maleantes. Y hemos de ser directos y tajantes: se difunden muchos menos casos puntuales de inseguridad, que los que realmente existen, de modo tal que la situación amerita ser tomada en cuenta por los planos estatales correspondientes.
2°.- BARRIOS.- Pese al reinante calor, hubo acciones de vecinos y dirigentes barriales que han iniciado tareas específicas para reactivar Juntas Vecinales que se hallaban caídas, acéfalas o creando inclusive, donde no había entidad disponible.
En distintos puntos cardinales de la ciudad del cemento, los proyectos y anhelos de sus habitantes, han servido de base para que se activase la máquina y, sin más preámbulos, se tomase al toro por las astas.
3°.- DESENCUENTROS.- No son escasos los murmullos de personas que solicitan mayor claridad municipal en determinadas áreas.
Desprolijidades o “destratos”, se producen en la gestión de algunos allegados al poder nativo. Desencuentros con la propuesta original del Ejecutivo de prestar el oído a la gente. Resortes sensibles que debieran tratarse a la brevedad, para no ejercer presión sobre la ejecutividad y la imagen del Intendente.
Ha ocurrido con anterioridad, o sea en otra Administración, y puede reiterarse, por qué no, en caso de no reencausar la tropa a tiempo, que tales “desmanejos” o desprolijidades erosionen la pirámide. Los funcionarios cercanos y más distantes del Jefe Comunal, han de caminar coordinados y sin contradicciones. Y con certeza de programas y objetivos. Sin idas y vueltas de consecuencias desagradables, al final del recorrido.
4°.- ECONOMÍA.- La visión sobre el status de la cuestión económica, varía de acuerdo al humor que tengan los vecinos. Sin perjuicio de ello, coincidamos pues, en que la órbita de los aumentos de servicios, impuestos y tasas, se miró con un ápice de recelo en estos iniciáticos treinta y un días del año.
Los bolsillos del pueblo tiemblan. Para comer diariamente, hace falta cada vez más dinero. Y sólo para alimentarnos.
La rigidez del carácter, la irritabilidad y el estado alterado del hombre y la mujer de hoy, incide en gran parte, por los traspiés del tesoro personal o familiar.
Y la economía rondará las escaleras del podio, en un ciclo electoral como el que viviremos. Si la complejidad no mejora, con despidos laborales a la orden, la cosa se pondrá aún más tensa. La maldita inflación todavía ríe, ostentosa. Veremos que inyección favorable puede arribar desde los ámbitos nacionales y provinciales, tendientes al menos, a hacer reaccionar la obra pública.
Y 5°.- DIVISIÓN.- Olavarría, para culminar este breviario de opinión, mis amigos, se ubica en un contexto de división de aguas. Si bien es veraz la idea de que no nos situamos frente a un tapiz tan drástico como se pintó en momentos de otrora, mas es menester visualizar, a nuestro pesar quizá, la línea separatista: de un lado de la arena política, los oficialistas, que, lógico es reconocer, valoran y se apasionan por el Gobierno Comunal presente, y en la otra orilla, los acérrimos opositores, englobados en varios colectivos. Uno de ellos precisamente, comúnmente llamado eseverrismo, no es alocado intuir que buscará arrimar para su dominio, toda actitud que sirva a su propósito de retomar el control de Rivadavia y San Martín.
Los puntos de distanciamiento entre ambas márgenes, se irán notando, se ensancharán con énfasis, a medida que vayamos cruzando los umbrales de las semanas. Y habrá que agregarle a este rol opositor, a este caldero hirviendo, los demás partidos y frentes políticos, que también aceitan ya sus catapultas para lanzar piedras sobre Rivadavia 2.801.
El Ejecutivo tendrá, entre otras tareas claro, que cumplir dos premisas casi axiomáticas: construir poder con el pueblo debajo del brazo y equivocarse lo menos posible.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-