Opinión
¿Se UNEN o desUNEN?
Las visitas de Hermes Binner y Margarita Stolbizer a nuestra ciudad, trajeron aparejadas, sin lugar a dudas, una pregunta: ¿Cuál es el futuro de este conglomerado político multi color, denominado UNEN? Por Mario Delgado.
Y tal inquietud surge, espontánea, por una cuestión proverbial, señalada por los mismos exponentes del Frente, en estrecha relación con la carpeta, la agenda de alianzas a seguir en el marco de la campaña electoral, con vistas a las PASO de agosto de 2015.
Porque sabido es por todos que, cuando menos, en las entrañas del progresismo encarnado en esa unión, se distinguen al día presente dos posiciones mayoritarias. La primera es de confluir con el PRO del ingeniero Mauricio Macri y por qué no el Frente Renovador del tigrense Sergio Massa. Y una segunda mirada que es completamente adversa con la citada óptica de coyunturas.
El encuentro radical sostenido justamente este lunes 17, fue categórico: lanzó cual certero misil un rotundo ¡No! Ante la más mínima posibilidad de recurrir a Macri o a Massa. Aunque no cerró del todo las puertas, puesto que dejó las manos libres a las provincias y distritos municipales.
El tema es recurrente y complejo, al mismo tiempo. Para el senador Ernesto Sanz las cosas “son o no serán”. O sea, queridos amigos, él entiende que una “amistad” electoral con el PRO, por ejemplo, catapultaría a UNEN a las estrellas, pudiendo inclusive triunfar por sobre las opciones peronistas más visibles y contundentes, léase Daniel Scioli y Massa.
Porque la construcción de semejante “frentazo”, llevaría la situación a otro plano de discusiones. Y abriría, insistimos según lo comprende don Sanz, otro escenario, si se mide la probabilidad de una segunda vuelta electiva, dado que no se alcanzaría la mayoría absoluta del 41 % en la “primera tanda” de octubre.
Obviamente el doctor Sanz tiene en sus espaldas a Lilita Carrió, insinuando idéntica tesitura. Y hemos de reconocer que es un argumento contundente y hasta convincente, desde el sitio de la estadística pura, desde el casillero de las especulaciones matemáticas.
Es un tablero de ajedrez que se completaría con piezas alborozadas y vencedoras, en la teoría claro. Y muy bien, al parecer. Pero el quid de la problemática tan acuciante, sin embargo radica en la mentada “ideología”. ¿Cómo? Y sí, lectores míos. Es que los partidos y referentes de centro izquierda de UNEN, no ven con ojos cariñosos a los centro derechistas del hombre de Boca Juniors.
La pata de la unidad renguea entonces. Y es imposible, desde ese ángulo, anudar las puntas del ovillo. No les interesaría tanto ganar en el venidero “combate” a estos muchachos, sino elaborar algo más cimentado, más compactado, más hacia las generaciones venideras. Es decir, una fuerza con contenido eminentemente filosófico, sin apuros ni contaminaciones con otras fuentes, con otras vertientes que dispongan aguas que ellos no desean beber.
Entra en vigencia el “romanticismo político”, libre por supuesto de críticas a su esencia. Y los ilustres visitantes de ayer, llevan impresas en sus venas, esta idea: no ceder por nada del universo a las tentaciones de la inmediatez, no pegarnos, no caernos en un pozo adrede, del que después, a lo mejor, no sabremos cómo diablos salir indemnes.
La experiencia tomada de los pelos, pero real al fin de Ricardo Alfonsín y Fernando De Narváez en 2011, es una mancha en la blanca camisa que sirve e ilumina el sendero, muy a su pesar. Errores que no convendría repetir con ingenuidad de púberes.
La balanza en el interín, se bambolea nerviosa y expectante. No es graciosa la hora que les toca en suerte a los chicos y chicas de UNEN. La piedrita en el calzado es ya un pesado e incómodo adoquín. No quieren ni que les consulten los socialistas o el GEN, de tales peliagudos dilemas existenciales.
Podrán disimularlo con cintura política, mas entre nosotros y por lo bajo, han de reconocer que les disgusta cargar esa mochila, esa cruz tosca. Claro que el motivo central de tal diatriba lo percibimos y lo padecen los militantes y dirigentes por algo que no muchos admiten en sociedad: la ausencia de un líder aglutinador y carismático que encolumne a la tropa detrás de sí.
De modo tal que la calesita gira por no encontrar un nombre que tire de las riendas del carromato con justeza, pero con autoridad que no se contravenga con los intereses de los espacios que arman el acuerdo que se originó en la Capital Federal del país y que se multiplicó luego, hacia las fronteras internas.
Ni el doctor santafesino, ni Margarita, ni el cineasta “Pino”, ni Libres del Sur, ni un sector de la UCR, quieren tomar “la sopa” de unirse a Macri como si tal cosa. Defienden a ultranza una metodología que colisiona frontalmente contra el pragmatismo de sus compañeros que sí están dispuestos a sentarse a la mesa y firmar la hipoteca.
E incluso tenemos en danza un tercer eje motorizador: don Sergio Massa y una latente y palpable apertura de algunos distritos donde opera UNEN, con los candidatos renovadores. Circunstancias locales que sólo visualizan con supina entereza quienes forman esos lazos con la vista puesta en los cuartos obscuros de 2015.
Los pensadores se desequilibran ideando y elucubrando qué corno sucederá en definitiva. Hasta aquí es evidente el contraluz. El bolígrafo no pasa de mano en mano para rubricar nada en concreto. Los “dimes y diretes” comulgan en la plaza y en las conferencias con los medios. No obstante, el ex Vicepresidente Julio Cobos, marca la cancha con un plazo: antes de cerrar el 2014, debe decidirse el más allá de UNEN. No se está en condiciones de arrancar el primero de enero, dando vueltas sin rumbo y con contraindicaciones perjudiciales para la salud física y mental de quienes creyeron y lo hacen aún en UNEN, como una posición anti corrupción y en favor del crecimiento nacional.
Por estas calurosas horitas pre veraniegas, las trabas se notan y las impurezas afean aquello que se teorizó superador. Veremos si los arquitectos de la alianza logran con altura y sin herir susceptibilidades, apuntalar el edificio y lijar las asperezas, antes que tarde sea.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-