Opinión
Nueva reunión mensual de Federación
Una veintena de puntuales fomentistas se dieron cita en la sede de “Dámaso Arce”, 25 de Mayo 1.129, en la noche del miércoles 9, para charlar diversos aspectos de la realidad barrial.
Se contó con la presencia, entre otras entidades, de la novel Comisión del “Lourdes”, encabezada por Fabio Pais y también estuvo el tradicional dirigente César Saavedra de “Villa Magdalena”.
Antes de las deliberaciones, Eugenio Fernández del “12 de Octubre”, atento a la caballerosidad que lo caracteriza, pidió un gran aplauso para las damas presentes, habida cuenta del “Día Internacional de la Mujer”, conmemorado el
martes.
El temario desarrollado entre las 20 y las 21:23 horas, fue didáctico. Abrió el juego Sandro Salías, del “Trabajadores”, con una cuestión de mal olor: los pozos sépticos y el trastorno que representa tener que llamar al atmosférico dos o tres veces al mes. Con la consabida carga económica que ello infiere, además.
Sugirió que hasta ahora, no hay un relevamiento casa por casa, prometido desde Rivadavia y San Martín. Se acopló a su pedido de mediar en este tópico, el referente de la “Escuela 6” y quedó claro que el Municipio, abona (en algunos casos) solamente la mitad de un vaciado, es decir 250 pesos por mes.
Una solución requieren los vecinos ya que las napas están demasiado altas y no existe absorción. Una segunda inquietud fue la carencia o ausencia de alumbrado público en determinados sectores, con la peligrosidad que tal obscuridad implica. Se pedirá una reunión próxima con autoridades “coopeléctricas” y se planteará allí entonces este ítem.
Inmediatamente después, queridos lectores, hizo uso de la alocución José Veyrand de “Mariano Moreno” que sintetizó en cuatro temas su discurso: primero arrojó una piedra con fuerza desde su catapulta aceitada: “Los barrios estamos bastante desmadrados”, sentenció, proyectando en el ambiente una reflexión, para agregar sin dar tiempo al respiro, la necesidad de “unirnos y luchar en grupo”.
Advirtió sobre la peligrosa tentación de “cortarse solo” de ciertos referentes, actitud tomada en varias oportunidades en la historia épica del fomentismo, y terminar luego sin pena ni gloria absorbidos por el poder central de turno.
La segunda cosa mencionada fue el aviso perentorio de que había llegado a su institución, y en forma anónima, el Libro de Actas de la Federación, del 2004 en adelante que se hallaba “perdido”.
El tercer elemento fue que resaltó el dirigente un caso curioso: la Sociedad de Fomento “Pueblo Nuevo”, pese a haber sido ya notificada, no da acuse de recibo de la presentación ante la entidad madre, del Libro de Socios.
Como se sabe, amigos, hay una denuncia de hace tres años, por la sustracción de ese importante volumen. Esto acarrea un drama anexo: quienes aspiran a convertirse en socios precisamente en Maipú 2848, no pueden cristalizar tal derecho por la no existencia del dichoso registro societario.
El cuarto capítulo “veyranista” también fue de alto impacto. Su Sociedad “fomenteril” se haría cargo, por dos años, de la alicaída “Roca Merlo”, entidad vecina y hermana, que no la pasa bien desde lo financiero y con desajustes edilicios conexos.
Las tratativas marchan sobre rieles con la Comisión del “Roca Merlo” y es muy probable que se cierre en breve, en un encuentro abierto a la comunidad, un acuerdo de cooperar y levantar lo más posible a esa institución, sin que pierda su independencia e identidad.
Ricardo Nasello, dueño de casa, puso el broche al tema con una sentida frase: “El fomentismo nos une” y se aplaudió el gesto de Veyrand y su comitiva.
Y se cerró el tratado nocturno federativo con un mazazo en el gong, dispuesto desde “Villa Mailín”, pues Jorgelina Martínez, dibujó un cuadro triste: el salón de su barrio, aún aguarda la mano auxiliadora municipal para reparar la “tirantería” y llevar una solución al dilema ocasionado, como recordarán ustedes, por la voladura de siete chapas hace bastante semanitas atrás.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-