Opinión
Realidad social: Cuestión de ver y hacer algo

1.- El cliente solicita presupuesto por teléfono, desde la ciudad de Tres Arroyos. El tono de voz del microempresario tiende a cortarse. Es que no hay una certeza de los valores a corto o mediano plazo. Resulta pues, muy difícil elaborar un precio que sea satisfactorio y no redunde en pérdidas luego para la PyME en cuestión.
Entonces se arroja al aire un número, que en la praxis, calificará como tentativo, y habrá que rogar que el dichoso dólar se estabilice. “No entiendo las cosas, me comenta el dueño de la compañía de aberturas de aluminio, los insumos que yo necesito y utilizo a diario, son de producción nacional. No obstante, el proveedor que es de Capital, tiene todo dolarizado y me lo incrementa al pedido sin inmutarse, pese a que soy su cliente desde hace por lo menos veinte años”.
“¿Cómo hacés para no espantar a la gente y no caer en pérdida permanente?”, se consulta el hombre del aluminio. “Está raro el ambiente, nadie quiere ceder y vos ponés la cara a diario. Algunos clientes comprenden y no se enojan; otros en cambio te culpan despectivamente a vos de lo que pasa y se van sin encargarte ningún pedido. Es un equilibrio constante el que hemos de hacer”.
Se trabaja en un estado de tensión. Sin esa alegría o buena predisposición que requiere el oficio.
2.- Volvió una tarde fría de pre invierno el señor Trueque a los barrios. Como una clara señal de retroceso emitida por estos tiempos de inflación y ausencia de consumo interno.
Una vuelta de tuerca a aquellos momentos de finales de la década del noventa y principios tumultuosos de los dos mil.
En varios puntos cardinales de la ciudad ex del Trabajo, se reúnen vecinos que llevan y traen productos para sobrellevar la carga diaria en sus familias.
Con el reglamento en la mano y con la idea de ampliar el radio de acción, la cosa empezó a funcionar. “Petty” Mapis, Presidente de la Sociedad de Fomento “12 de Octubre”, sostiene que: “Nos atenemos al régimen del trueque que ya conocíamos. Lo queremos hacer institucional, con seriedad”.
Hoy, en vez de “créditos”, se denominan “puntos” a los cartoncitos que circulan dentro del ámbito elegido para las operatorias de intercambio.
Los días y sitios del trueque son éstos: Lunes: en Calle 13 e Hipólito Yrigoyen, Sociedad de Fomento “12 de Octubre”; Martes: Sociedad de Fomento “Dorrego”, Necochea y Calle 15; Miércoles: Sociedad de Fomento “Sarmiento”, Avenida Sarmiento al 1.400; Jueves: en Barrio Trabajadores, Calle 98 Bis Número 950 y Viernes: en la “Casa de Miriam”, Grimaldi Bis Número 782. En todos los casos el horario propuesto es de 15 a 17 horas aproximadamente.
3.- La precarización laboral avanza descarada y no parece molestarse por las consecuencias de su proceder artero y despiadado.
“A mi sobrino lo ocuparon en la mega tienda con perspectivas de efectivizarlo. A los seis meses de trabajar sin ninguna mancha en su foja de servicios, le mandaron el telegrama de despido sin una causa justificada. La encargada del comercio internacional, le expuso que es una decisión de la empresa y que no tendrán reparos en dar las mejores referencias de él para otro empleo. Pero ellos ya no lo precisan más”, adujo la señora compungida, añadiendo que: “El muchacho, confiado en la palabra de dejarlo trabajando por siempre, se compró un auto a plazo”. El trabajo ya no está y al vehículo hay que seguir abonándolo, mes a mes.
4.- En el mientras tanto de las situaciones complejas, se citan sendos casos de gente que podría ir perdiendo su fuente laboral por la implementación de novel tecnología. El sector minero local es, quizá el más proclive a este recambio de maquinarias extractoras de piedra que, sin lugar a dudas, operarán con mayor capacidad de acción en menos tiempo y con la necesidad de atención por parte del hombre, mucho menor también.
De modo tal que se advierte un tono muy ubicuo de estremecimiento por parte del Sindicato AOMA por estas incursiones que “dejarían un tendal de obreros sin su sustento”, expresa un líder sindical, y a la par recalca que: “Donde hoy trabajan cincuenta personas, podrían quedar sólo cinco”. Categórico y sin eufemismos.
Por Mario Delgado.-

