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Opinión

Golpazo al bolsillo

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No habrá que desvirtuar la atención, ni descentrar la mira. La vigilancia policial desplegada en las adyacencias y en el mismo pórtico de la Sociedad Española, la solicitud de nombre y número de Documento para ingresar a la sala principal o incluso la negativa ofrecida a ciertas personas del Sindicato de Trabajadores Municipales que querían asistir, por ejemplo, no debe ser administrada como la principal ponencia de la maratónica Sesión Extraordinaria de ayer. Lo primordial fue el paquete de medidas tendientes sin atenuantes a pertinentes aumentos de Tasas, Estacionamiento Medido y Transporte Público de Pasajeros.

En concordancia con tales consideraciones de subas siderales en algunos casos, no podemos dejar pasar por alto la actitud adoptada por los bloques correspondientes para votar.

El motor propulsor lo accionó el oficialismo desde luego, con la flamante Concejal Celeste Arouxet al comando de la nave, prorrumpiendo a menudo para retocar valores en diversos artículos. Y la nave tuvo como copiloto especial y necesario al eseverrismo que apoyó la implementación impregnada por el Departamento Ejecutivo. Radicales Convergentes, con Gabriela D’elía, brindó el broche perfecto para la obtención de la requerida mayoría a la hora de levantar o no la mano.

Se entrega ante el pueblo entonces, un acuerdo ¿tácito o implícito? entre las dos bancadas más populosas en cantidad de ediles. Quedando a la retaguardia 1 País que había dicho “Sí” en la Preparatoria, mas ahora prefirió irse por la tangente al exclamar “No”, aduciendo la movida de Cambiemos de mutar los números hacia arriba.

No son especulaciones del instante innovador: son verdades palpables en el calor histriónico de la jornada de la víspera. Por eso hemos de ponernos “en autos”, cual señalan los abogados, y no perdernos lúgubres en el laberinto tentador de los servidores del orden esgrimiendo poder en el centro cívico por excelencia de la comunidad.

O sea, más allá de lo nocivo de esa instancia incómoda al menos para el normal desempeño de la democracia nativa, lo preocupante no estuvo afuera; se palpitó dentro con Mayores Contribuyentes y Legisladores que, hablando o no en el recinto, pusieron su rúbrica emblemática a los aumentos de todo tipo y pelaje.

El rol de paladines, como semanas atrás, lo tuvo la bancada de Unidad Ciudadana, con Aguilera y Aramburu como héroes de la defensa de intereses poblacionales. Abriendo la puerta de la dimensión de favorecer a los que menos poseen, en detrimento de las gigantescas empresas.

La rueda gira incesante. Y lo que ayer era retorcido, hoy se vende como benéfico. Pero si hace tan sólo cuatro años que otro Alcalde, don José Eseverri, tuvo también en su diestra a la Olavarría que nos cobija. Se le dio el aval para transformar las cifras de las Tasas a voluntad, por decreto sin rendirle cuentas a los señores representantes de la comarca en cuestión.

Los que antes criticaron, ahorita se sumergen en idénticas aguas y así por el estilo. Nada es nuevo bajo el intenso sol del verano. Todo se replica, se revive, dándole curso a la excelsa teoría de don Federico Nietzsche del “Eterno Retorno”, en este caso de las subas de las Tasas y el súper masticado tema del boleto urbano e interurbano que a su vez ascendió.

Un capítulo aparte reviste el asunto del transporte. Da para otra columna en solitario, en exclusiva. Porque es tan alto el desmadre que existe que merece una observación letra por letra.

Simplemente anticipemos que, pese a reconocer lo mal que operan las dos compañías concesionarias, el voto afirmativo triunfó, salió airoso el pedido empresarial. Otra ocasión más ganó el dislate por sobre la cantidad de usuarios de las unidades.

La ropa azul afuera, blandiendo armas y órdenes. Pero adentro, la fusta golpeó muy duro contra cada contribuyente y usuario. Y eso es lo que realmente importa e impacta. El resto es una perspectiva colateral.

Por Mario Delgado.-



Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho