Hablamos de sexo
Consultas sexuales más frecuentes
La mayor información, la pérdida del pudor y los nuevos medicamentos han disparado las consultas sobre sexo. Y ya no son solo los hombres los que acuden al consultorio, sino que cada vez hay más mujeres y parejas que buscan su plenitud sexual y no acallan sus dudas. De hecho en los últimos dos años ha habido un incremento del 30%. Por suerte la mayoría de los tratamientos son efectivos
¿cuáles son las consultas sexuales más frecuentes?
1- Desinformación sexual
Muchos varones y mujeres son analfabetos sexuales, ya que, desinformados, por sucumbir a muchos mitos (Ver mis artículos anteriores sobre mitos) desconocen lo que necesitan para excitarse. Muchos y muchas no saben que la respuesta sexual cambia con el tiempo y que se necesitan más estímulos, mas caricias y más prolongadas.
2- Disfunción eréctil
Popularmente llamada “impotencia”, es la incapacidad para lograr o mantener la erección. Puede que nunca hayan conseguido una erección o que la pierdan, tanto antes como durante la penetración. Afecta al 52% de los varones de 40 a 70 años y aumenta con la edad. Las causas son complejas y pueden ser predominantemente psicológicas, predominantemente orgánicas o mixtas. La solución no es mágica pero contamos con herramientas terapéuticas eficaces: medicaciones orales, terapia sexual breve o psicoterapia en diversas modalidades. Cada paciente puede verse beneficiado, según las causas y las características de él y su pareja, por uno o más de estos recursos.
3- Eyaculación precoz
Es la imposibilidad voluntaria para decidir el momento de la eyaculación. La edad de consulta oscila entre los 18 y los 40 años. En la mayoría de los casos se debe a una mezcla de ansiedad mal canalizada, deficiente aprendizaje o situaciones de conflicto con su pareja.
Por supuesto que dependerá de cada caso pero, en general, se resuelve con 10 a 12 sesiones terapéuticas. Las terapias sexuales, que basan su eficacia en combinar técnicas psicoterapéuticas breves, centradas en la resolución del síntoma, con sugerencias específicas (tareas o ejercicios) a realizar fuera de las sesiones, a veces con el uso de medicación, son altamente eficaces para encontrarle solución a algo que se vive y sufre tan dramáticamente.
4- Disfunción del deseo
Las evasivas a la hora del sexo, antes atribuidas sólo a las mujeres, también se ven en los varones. La pérdida del interés por el sexo, el “no tengo ganas, me duele la cabeza, etc”, responde a diversas causas, que pueden ir desde un estrés laboral hasta un conflicto de pareja. No siempre la persona disfuncional es consciente del origen de su problema. Un duelo no elaborado, el resabio de una educación represora, la crisis de la mediana edad de la vida, fracasos económicos o amorosos, pueden inhibir el deseo.
El tratamiento de la inhibición del deseo dependerá de la causa: no merecerá el mismo abordaje la inhibición sexual por un problema hormonal o aquella producida por el mal uso de psicofármacos, que la presente en los cuadros fóbicos, obsesivos o psicóticos donde, por lo contrario, el psicofármaco racionalmente indicado será necesario. Cuando las causas radican en problemas situacionales o vinculares el tratamiento más utilizado y efectivo, a veces combinado con ayuda medicamentosa, consiste en una terapia sexual corta -entre 10 y 15 sesiones-. En algunos casos, bastará con que asista sólo el varón o la mujer disfuncional pero resulta bastante habitual, así como provechoso, que se convoque a ambos integrantes de la pareja.
5- Anorgasmia
Es una consulta bastante frecuente por parte de mujeres que por lo general se presentan en la consulta con un sentimiento de mucha frustración por no lograr el orgasmo. Dentro de las mujeres anorgásmicas se diferencian aquellas que sienten deseos de hacer el amor pero que no logran excitarse ni lubricar bien de otras mujeres (los casos más comunes que veo en la consulta) que lubrican bien, y logran altos picos de excitación pero no alcanzan su orgasmo.
La respuesta orgásmica es una sola, aun cuando los estímulos sexuales puedan recibirse a través de distintas zonas del cuerpo, o con la fantasía. Hay mujeres que tienen orgasmo solo por estimulación de la zona del clítoris y de los labios menores ((un 50% aproximadamente), otras por caricias en los pezones, otras, por caricias en el Monte de Venus, o por estimulación en la zona anal. Sólo un 35% llega exclusivamente por penetración, con la salvedad de que siempre la estimulación directa o indirecta del clítoris participa de esta respuesta.
Y es esta información que muchas de mis consultantes ignoran y consideran que por no alcanzar su orgasmo por penetración son anorgásmicas.
La anorgasmia es un problema sexual con solución, a través de las llamadas terapias sexuales, psicoterapias focalizadas, breves y de resolución sintomática, a través de las cuales se trata de lograr que la mujer se entregue a la experiencia sexual sin temores ni culpa, cambiando el sistema sexual con el cual se mueve. La terapia intenta crear un ambiente no exigente, relajado y sensual, que permita el natural transcurrir de su respuesta sexual.
6 – Fobias
El rasgo de una fobia sexual es el temor persistente, asociado al deseo compulsivo de evitar sensaciones o experiencias sexuales, y que el individuo reconoce como irracional. Los fóbicos pueden no soportar los genitales, las secreciones y olores genitales, penetrar o ser penetrados, el orgasmo, ser vistos desnudos, el beso, la masturbación, el embarazo, el sexo oral. Hay quienes lo evitan por completo y son vírgenes toda la vida. El tratamiento puede ser psicoterapéutico, sexológico o con psicofármacos.
Vaginismo
Es importante diferenciar lo que se llama coito doloroso o dispareunia (en el cual la penetración, a pesar de acarrear dolor o molestias, es posible en forma parcial o total) del vaginismo donde la penetración no es posible puesto que, ante la introducción del pene o de un dedo, los músculos de la vagina se contraen de manera no voluntaria. La mujer puede excitarse y lubricar, pero cuando el compañero quiere realizar el coito percibe una resistencia, al punto que si hace demasiada fuerza ella comienza a sentir dolor.
Esta situación se puede mantener a través de los años y, a veces, hace crisis cuando la pareja desea tener hijos y esta dificultad se lo impide.
Se han barajado varias causas para justificar esta disfunción: las orgánicas como las patologías vaginales que causen dolores (vaginitis, endometriosis, bartolinitis, etc.) pueden producir un cierto espasmo que impida la realización del acto. Pero, lo más frecuente, es que esté provocada por causas psicológicas. Desde fobias a la penetración (hay casos donde las mujeres fantasean que sin son penetradas van a sufrir desgarros o lastimaduras), conflictos infantiles y experiencias traumáticas del pasado (abuso sexual infantil), terror al embarazo y a la maternidad, hostilidad hacia el compañero, influencias familiares coercitivas.
Una de las consecuencias del vaginismo, acompañada muchas veces de una disfunción sexual masculina complementaria (impotencia, eyaculación precoz, fobias sexuales), es el llamado matrimonio no consumado.
El tratamiento del vaginismo es de sencilla resolución con terapia sexual, en la cual se combina suministro de información con intervenciones de tipo psicoterapéutico, incluyendo tareas a realizar por la mujer, tanto a solas como con su pareja. En los casos donde la fobia a la penetración es irreductible con técnicas psicoterapéuticas es conveniente usar medicación antifóbica y antipánico.
Lic. Diana M. Resnicoff
Psicóloga clínica. Sexóloga clínica.
Teléfono:+54 9 11 6783 9364
E-mail: dianaresnicoff@e-sexualidad.com
Página Web: www.e-sexualidad.com
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