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El “Negro” Ardiles, un atleta de pura cepa

Recién llegado del Mundial de Francia, nos recibió muy amablemente en su casa para contarnos sus vivencias e historia de vida. Ardiles tiene hoy 45 años, es oriundo de General Alvear y radicado hace ya 12 años en nuestra querida Olavarría. Aquí la entrevista completa realizada por Soledad Rinaldi.
Recuerda su infancia difícil en el campo, donde no podía estudiar; sin embargo compensaba tal falencia corriendo “desde los 9 años empecé a competir en carreras”, rememora el “Negro”.
Estuvo becado en Buenos Aires hasta los 25 años. Vivió en el CENAR y, como no estudiaba, trabajaba “cuatro horas en TELEFE y otras cuatro en Radio Continental, como recepcionista”, manifiesta el entrevistado.
Ser bombero en su pueblo natal, lo ayudó a conseguir un buen empleo en la gran urbe. “Me hice amigo de distinto tipo de gente, por ejemplo, del decorador de Susana Giménez. Cada temporada cambian la escenografía del programa, así fue que una ocasión me regaló esta alfombra estilo animal, que vos estás pisando ahora, dice riendo y señalándola, que fue de ella entre los años 1995 – 1996 y la puse aquí en mi lugar preferido, donde tengo mis aparatos de gimnasia, mi camilla donde también hago masajes y mi cinta”, afirma Ardiles.
Pero todo no ha sido color de rosas: “Más tarde, por un problema personal, me fui de Buenos Aires, más precisamente el día de la Primavera, o sea el 21 de septiembre del ’96. Esta fecha me marcó profundamente. Dejé de correr; mi ánimo no me lo permitía, ni siquiera me ponía un pantalón de correr”, sostiene el atleta.
“Yo estaba cultivando inconscientemente un futuro de atleta, revive. De allí me dirigí a un campo de 9 de Julio a trabajar. Debo decir que se me hizo cuesta arriba. Por esa época me casé, tuve dos hermosas hijas: Macarena y Elina. Al tiempo me separé y vine hacia aquí. Casualmente en una carrera, conocí a Cristina y el amor facilitó que formásemos una preciosa familia, en la cual nació Alfredo que hoy ya tiene 9 años. Mi señora fue mi motivadora, por ella retomé las carreras con nuevo entusiasmo”, nos relata emocionado Ardiles.
Su historial es variado: “Participé en diversas carreras y en campeonatos nacionales, como en Salta, Jujuy, San Luis y Catamarca, en carreras de montaña en Bariloche y en competencias famosas como “Adidas”, “Nike”, “Fiestas Mayas” y, por suerte, pude volver a entrenar a otros atletas”.
El hombre se define como “un maratonista, ya que puedo correr 1500 metros, como así también las de 42 kilómetros. Poseo velocidad y resistencia”.
¿Cuál fue tu primera experiencia fuera de la Argentina?
“El Mundial de Brasil en octubre del 2013. Allí salimos segundos en equipo y nos trajimos la medalla de plata en 21 kilómetros. En 1500 metros, pasando a la final, quedé quinto”.
“Después me interesó correr el Mundial de Francia. Me anoté en tres carreras. El cros de 8 kilómetros fue lo más duro que pasé en Europa: hacía más de 40 grados de temperatura y nosotros llegamos dos días antes de la carrera. Fueron dos noches sin dormir; no me adapté. Me dormía a las 5 de la mañana y a las 8 horas, corría. Uno es atleta y le ponés lo mejor de vos. Era un circuito trabado. Quedé en el puesto 25 en la categoría entre 300 corredores y en mi categoría éramos 79”.
La memoria bulle: “A la semana competí en los 1500 metros y estuve en una de las series más rápidas, en la cual se elegía mejor puesto y mejor tiempo. Culminé octavo; quedé conforme”.
Pero hubo peripecias: “A la de los 42K no la terminé. Fui con una lesión y a los 25 kilómetros me caí, me lesioné. El veedor y la asistencia médica me atendieron pero se terminó ahí el sueño, porque no te permiten seguir corriendo. Corrí 19 segundos más lento que mi marca. Era el único olavarriense en el Mundial”.
A propósito, ¿Cuál es tu marca?
“Mi marca es 4 minutos 23 segundos establecidos”, responde Ardiles.
¿Qué es correr para vos?
“Es mi pasión. Entreno personas, mis hijos corren. Me siento orgulloso porque mi familia me acompaña y son corredores”.
¿Qué sensación te produce?
“Me noto fuerte, todo se basa en preparar la mente, en pensar que uno siempre puede”.
¿Alguien te enseñó a correr?
“No, yo aprendí solo. Mis raíces de campo me hacían tímido, me costaba integrarme. Me hice solo, me hice fuerte. Mi referente es Manolo Rivera, mi entrenador del CENAR, patrocinador de Adidas, el entrenador de Antonio Silio”.
¿A quién admirás?
“Como atleta al Colorado Mastro Marino, el mejor argentino”.
¿Cómo se forma el semillero y cómo lo ves hoy?
“Para el nivel mundial está caído. La formación se hace desde una pista; acá no la tenemos. De hecho, yo corro en el parque y en otros lugares. Vas al Mundial y pisás una pista, no hay comparación. Sería lo ideal, necesitamos tenerla ya que dicho déficit se refleja en las carreras. Yo particularmente porque tengo experiencia, corrí sin pista en la competencia ecuménica. Hoy un veterano si no está mentalizado se frustra. Las emociones juegan en contra, son muchas vivencias”.
La camiseta, ¿cómo se siente?
“¡Como no sentirla! Si entrás a la pista y sos considerado, te respetan, te valoran, es tu nombre representando a tu país. Verse en la pantalla, tu apellido está ahí, eso mete presión y experimentás una satisfacción única. Es a partir de los 35 años, cuando se está en condiciones de ver a colegas de 65 o 70 años corriendo con tiempo récord, cuando te motivás aún más”, remarca el atleta y anexa: “Europa tiene mucho nivel. Nos desfavorece el clima, la montaña, el calor, la altura, es todo diferente y todo afecta”.
¿Estás más motivado luego del referido Mundial?
“¡Sí! Te hacés más fuerte, tomás mayor confianza. Ya tengo la visión del de Málaga, España en 2018”.
¿Qué aconsejas para ser un buen deportista?
“Dos conductas fundamentales: 1. En lo personal, nada de vicios, ni alcohol, ni cigarrillos y demás… y 2. Entrenamiento. Si uno se lo propone, se puede llegar”.
¿Cuál es el momento más sentido en la historia de tu vida como corredor?
“Cada día al levantarse y notarse bien para correr. El año pasado, el 7 de agosto, San Cayetano, tuve un accidente: choqué frontalmente contra un camión, llegando a Tapalqué. Mi camioneta volcó. Volvíamos con mi hija de correr. Coincidió justo con el Día del Maratonista. La gente se acercaba y no podían creer que me había salvado. La camioneta no sirvió más. Eso me provocó a querer correr con más ganas este Mundial. Estoy con vida, lo puedo hacer”.
“Hoy en día tengo amplia ilusión entrenando aquí, hay buen nivel, van a llegar lejos. Se están formando y cuentan con condiciones: Leonardo y Joaquín Landaburu, Valeria Grisolía, Carlitos Sandoval, Dani López y, al mismo tiempo, entreno a una chica alemana llamada Bárbara Schul. Y por cierto, otros maratonistas de varios destinos”.
Ardiles muestra algo para revisar: “Acá no existen atletas de élite. No hay apoyo, no dan becas. A nivel mundial son contados: Gabriela Cotugno es una de ellas, es la excepción ya que es de élite”.
“Quiero contarles esto: en Olavarría funciona el CAVO. Yo presenté mi renuncia como atleta representante de tal entidad. Mi motivo fue el mal desempeño como asociación que debe velar por el corredor veterano precisamente. La inscripción no me la abonaron ellos; la misma me la pagaron la Municipalidad y Nativa, a quienes les agradezco de corazón. No cuidan al asociado, que representa a la ciudad en el exterior, en un Mundial nada menos”.
“El deportista no tendría que dar él la cara en la dirección de Deportes. Debiera ir un delegado del CAVO, mas no se procede así. Yo estoy tratando de organizar una nueva Asociación de Atletas para mayores de 35 años, donde tengamos la oportunidad de proteger al hombre o mujer que corre. Y hacer respectivas reuniones y asambleas en las fechas que correspondiere”.
¿Qué mensaje nos podés dejar?
“Por ahora lo prioritario sería elevar un escalón más el nivel, exigir de ser factible, la construcción de una pista, si no es muy complicado. Eso ayudaría a aumentar la calidad del atletismo local. Insto a continuar luchando y, a la vez, soy muy agradecido, a la Municipalidad por la inscripción y a este medio por la dedicación para transmitir la vida de un humilde y aguerrido atleta. Y recuerden: ¡SE PUEDE!
Entrevista: Soledad Rinaldi.

