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Opinión

Opinión: Por el pasillo de la izquierda

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Los trapos rojos han de ondear fuerte en esta ocasión, mis lectores amigos, puesto que en el distrito Olavarría, se presentan dos opciones netas de la “zurda” vernácula. Con un espíritu renovado y con muchas ganas de crecer, aparece el Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Y, en otro ángulo del ring, la muchachada del Nuevo Movimiento al Socialismo.

1.- En el caso del novel MAS, deciden ingresar al ruedo luego de que militantes foráneos y nativos, hiciesen una veloz apuesta céntrica para conseguir los avales necesarios. La cúpula nacional la componen Manuela Castañeira, como precandidata presidencial y Jorge Ayala, va por la vicepresidencia. En la Provincia de Buenos Aires, lanzan a la Vicegobernación a Héctor Heberling.

En el mapa olavarriense, es una dama, Sofía Dueñas Díaz, hija del ya fallecido don Alcides Díaz, un “pope” del comunismo, la pre postulante a ocupar el sillón de don Amparo Castro. En cuanto al pre candidato a primer edil, se trata de Horacio Agosta, experimentado dirigente que proviene de viejas contingencias obreras. Este espacio refiere hoy a una auténtica conjunción de diversos condimentos sociales, ya que se ubican luchadores del campo obrero, mujeres dedicadas a fortalecer la concientización contra la violencia de género, y, por supuesto, ex partícipes de la Agrupación “La Chispa”, una herramienta surgida en la sureña Bahía Blanca que supo tener adeptos por estos pagos.

Al parecer los sueños de convertir a dicho grupo en un partido político, no cuajaron. Por ende, toman la posta en esta puerta que se les abre. En un remodelado MAS, lejano por cierto de aquél de Luis Zamora en la década de los ochenta.

Mirando sin embargo hacia atrás, amigos, nos encontramos con que en las elecciones del 2.011, los izquierdistas del FIT y el MAS, eran “amigos”, ya que fueron aliados a las urnas. En el 2.013, los “capos” de “La Chispa” proclamaron la idea de votar a Zamora, en desmedro del Frente de don Altamira.

Y ahora se verán nuevamente las caras en opuestas veredas. El esfuerzo de los dirigentes ha de ser arduo, por cierto, porque todos sabemos que no es fácil desmalezar el terreno e instalar en un tiempo corto, una figura o una estrategia convincente.

El primordial objetivo de la tropa del Nuevo MAS, radica en sobrepasar las restrictivas PASO y lograr arribar a las generales del décimo mes. A tal efecto tendrán entonces que “patear” los barrios, introducirse en las fábricas y en los centros estudiantiles. Habrá que visualizar cómo salen a la palestra y motivan al electorado. Entusiasmo, no les falta.

2.- La perspectiva del FIT, en cambio, suena, al menos en la teoría, con otros acordes: ellos van por mantener su caudal de votantes de las legislativas de hace dos años (superaron los 3.500 votos), o, si es posible, redoblar la posición y “picotear” algunos votitos más.

A nivel país habrá dos listas: Jorge Altamira (PO) y Nicolás del Caño (PTS), pre oferentes a Presidentes. En territorio bonaerense, Néstor Pitrola (PO)  y Christian Castillo (PTS), son los nombres a votar en la compulsa intestina. Recordemos que el FIT está signado por el Partido Obrero, el Partido de los Trabajadores Socialistas e Izquierda Socialista.

Aquí el histórico Carlos Gil, símbolo aguerrido del discurso troskista, aspira a tomar las riendas del Municipio. Antí Cortés, hija del hombre que catapultó en épocas idas al PO en nuestra ciudad, Julio Cortés, va por la concejalía. No habría internas con ninguna otra línea, ya que el PTS e IS, no poseen baluartes locales.

Este cúmulo político ha transitado un largo periplo, desde sus orígenes casi solitarios y desapacibles. El continuado machacar, el ir cada momento con un mensaje coherente e inquebrantable, más allá claro de si estamos de acuerdo o no con sus axiomas, el acompañar las luchas de los trabajadores y sus vicisitudes, va cobrando frutos.

Da la impresión que sufragar al FIT en estas instancias, no es dar un cheque en blanco. Por esa trayectoria, por ese “currículum” que exhibe con suspicacia y sabiduría el militante obrero convencido.

La arena se recalentará. Y será interesante colocarse en la platea y observar. Mientras se muestran los afiches plagados de color rojo.

Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho