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Opinión

La máquina rumbo a boxes

Cristina Fernández de Kirchner pasó la Nochebuena y Navidad junto a su familia en Santa Cruz. Su primogénito Máximo, su hija Florencia, su nuera Rocío y su nieto Néstor Iván la acompañaban en la sureña provincia. Por Mario Delgado.

Luego el esguince y la vuelta en avión a Buenos Aires. Las tradicionales fiestas fueron sin lugar a dudas, un momento íntimo, de reflexión, de recordar aquellos buenos tiempos, tanto en la Gobernación patagónica o en Casa Rosada.
Han sido las finales celebraciones en el poder central. La maquinaria kirchnerista o puramente cristinista, ya se dirige paulatinamente y contra la voluntad de la piloto, rumbo a boxes. La búsqueda desesperada de re reelección, instrumentada por adulones como la señora diputada Diana Conti, colisionó frontal contra el surgimiento de Sergio Massa como figura presidenciable y le puso coto a esos anhelos desmedidos de continuar en el habitáculo la Primera Dama, hasta la eternidad.
Los procesos reeleccionistas jamás dieron resultados beneficiosos para la sociedad en su conjunto. Sólo trajeron prebendas para un sector específico ligado a Balcarce 50, y el resto de la población la siguió luchando, sin que tal actitud redundara, insistimos, en un productivo favor hacia la gente.
Hoy la ex senadora sabe que su “auto” no puede correr otra carrera más. Al menos por unos años, claro, si tenemos en cuenta y tomamos con cierta seriedad esos rumores que dictan que ella quisiera volver a candidatearse en algunos lustros.
Seguramente al elevar la copa en el brindis navideño o de inicio de éste 2015, la Presidente intuyó, mirando fijo a su descendiente Máximo, que el tal no mide ni para intendente de Río Gallegos, pero que si va a ser postulante a algo, no le quedarán muchas opciones. Por ende, deberá someterse a los designios de los sureños, antes que nada, antes que aspirar a un puesto mayor, allende Olivos.
El fracaso la envuelve con su manto despiadado. Ni ella misma ni su prole, podrán calzarse la banda de mando próximamente. Su percepción es categórica. Y se avecina un recorrido sinuoso, después de entregar el cetro allá por diciembre, si los plazos no se acortan.
El vehículo en el que viaja la Jefa de Estado, empieza a insinuar inconvenientes que ya no se disimulan con aplaudidores en la Casa de Gobierno. La Justicia mueve hilos que ayer no tocaba siquiera. Y políticamente, no resulta cómodo pensar en el porvenir.

Cristina tiene pesadillas con la traición a Eduardo Duhalde. Porque, inteligente ella, conoce el refrán “todo vuelve”. Y la factura está, lista para ser cobrada. Por otro personaje, sí; mas los condimentos del festín son casi idénticos, en varios ítems.

Con su fallecido marido construyeron una pirámide que idearon inquebrantable. Proyectaron una cadena de continuidad indefinida, siempre en torno a apellidos con la letra “K”. No advirtieron en su insensatez tozuda y soberbia, que nada es para toda la vida y que la teoría, suele diferir de la praxis.
Y entonces oscila el péndulo entre lo que es y lo que podría ser. O sea, amigos, no quiere por nada del universo delegar su bastón en alguien más, aunque es consciente por supuesto de que ya no hay otra alternativa de acción.
Lo que ellos le hicieron a quien les otorgó en bandeja el trono, alguien puede hacérselo a ella. Por tal motivo, trata de estirar la cuerda lo más posible y no bendice a ningún sucesor: ni a Scioli, a quien ha bastardeado como tantos, ni a Randazzo que se sonríe junto a los modernos trenes, ni al resto de los supuestos soldados cristinistas acérrimos.
Sin embargo, la mano deberá posarse sobre la frente de uno y de ahí en más se ha de transitar un camino acorde a las circunstancias. Garantías no le da ninguno. Una vez arriba, será un peligro latente. Las previsiones o predicciones astrológicas mutan cuando se prueban las mieles tentadoras y tentaculares del dominio público.
Para colmo de males, las causas judiciales se amontonan en los juzgados y le pisan los talones a la mismísima líder de una década presuntamente ganada. Los perros ladran y aúllan ensordecedoramente.
Cada vez quedan menos leales y luego de nominado el reemplazo, irán a “borrarse” otros nombres célebres más, pasándose subrepticios al nuevo colectivo. Hecho que no asombrará porque ha sido igual otrora. El triunfador, o en este caso, el elegido del Frente para la Victoria, irá aglutinando alcahuetes y servidores que exclamarán batiendo palmas absortos, que aman al novel “prócer” oficialista.
Como contrapartida, surge voraz lo del Parlasur, un invento imitador de los parlamentarios europeos. Todo el continente visualiza la caída progresiva del afamado Mercosur. Inclusive la propia sede está descuidada al sumo, tan solo con personal de limpieza activo. En ese contexto, Argentina impulsa este organismo multinacional.
Obvio que el activar de golpe el Parlasur es un manotazo de ahogado de alguien que se ve en dilemas de alto porte. La inmunidad de arresto a los legisladores de dicha estructura es un acto de valoración, concebido como una vía de escape por la ocupante actual del sillón de Rivadavia.
Talada por la realidad, sin salida de emergencia, recurrió a una propuesta extrema. El kirchnerismo se hunde en su vertiente más profunda. El futuro es de otros. Veremos de qué otros.
Por Mario Delgado.-

 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho