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Opinión

Lluvia de pedidos

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En el salón de la Sociedad de Fomento “12 de Octubre”, sobre la Calle 13 casi Hipólito Yrigoyen, a partir de las 19:13 horas de este viernes 14, una cantidad importante de vecinos, cercana a los 80, se dio cita para escuchar y hablar. Conjunción que se logró, pese a la efusividad de varios y a la implicancia de los reclamos expuestos en el lugar. Alto cariz, con autenticidad de almas hartas de esperar lo que no llega, y también con un poquito de carga política partidaria, de parte de algunos, no de todos por cierto. Por Mario Delgado.

Con la presencia de la doctora Consuelo Muratore, representando al Palacio San Martín, el señor Juan Carlos Castelli, Presidente de la Federación de Sociedades de Fomento y Juntas Vecinales, y miembros de la Comisión Directiva de la entidad dueña de casa, encabezada por la señora “Petty” Mapis, el encuentro inició su periplo de voces encendidas y oídos atentos.

Consuelo ofició de moderadora de la Asamblea barrial. Dos temas compondrían el orden del día, el eje central de la convocatoria. Por un lado, queridos amigos lectores, la petición formal de que se arreglen las arterias de la zona, con entoscado y granseado y que se incluya la posibilidad de asfaltar las calles en el Presupuesto 2015, a tratarse en diciembre en Extraordinaria en el HCD. Y como segunda cuestión lo inherente a la institución fomentista propiamente dicha, con sospechas de ciertas irregularidades o errores conceptuales en los últimos pasos dados.

Tal cual era de suponer, la tónica de los planteos iba subiendo la marca del termómetro. Lo primero que saltó a la palestra fue una moción de un asistente al coloquio para que, inmediatamente, se comenzara una “campaña compulsiva de socios” allí mismo y todo el mundo, empezara así a formar parte de la Sociedad de Fomento. El propósito tenía que ver fundamentalmente, recalcamos, con la intención de que todos participasen de las decisiones, de ahora en adelante.

Alguien, desde otra silla, propone que se muestre la lista actual de socios. Sin embargo, la dinámica, la impronta de la reunión vira rápidamente a la explicación de la doctora Muratore con respecto al cronograma de la Comuna en cuanto a obras. Avisa que las máquinas vendrán muy pronto al barrio, y que harán un trabajo que bien podrá ser visado por los vecinos.

Preguntas que bullen de distintos ángulos del recinto y una respuesta que no deja dudas: “entoscado tendrán; asfalto por ahora no”. Los rumores se hacen gritos y una persona alza la voz para decir muy convencido: “nunca pasan por aquí las máquinas, ni siquiera el camión regador”. Aplausos y otro presente que relaciona ciertos laburos hechos con anterioridad, con “un maquillaje”. Y entonces sugiere: “queremos algo bien compactado, no un simple maquillaje”. Otra ronda de aplausos.

Van tomando la palabra quienes quieren expresarse, aunque en la mayoría de las veces, las figuras se repiten. Se danza en equilibrio entre la calma y la intensidad. Entre el raciocinio y el vedado impulso de algunos que, como al pasar, mencionan la idea de “acciones más fuertes si no somos atendidos”.

Agradecen la predisposición de Consuelo, que campea el temporal con habilidad supina. Pero reclaman la pronta visita del doctor Julio Frías, Secretario de Planificación de Rivadavia 2801. Se ponen de acuerdo, mientras tanto, mis amigos, en que vigilarán de cerca a los operarios de las máquinas que arreglarán las calles en breve, según Muratore.

Murmullos y charlas entre sillas. Un lapso de tiempo prudencial de análisis y a la segunda consigna, tal vez la más comprometida: la realidad fomentista y las vicisitudes de una oposición que, al parecer, no alcanzó el objetivo: ser incluida en las recientes votaciones.

Y se polemiza sobre el Estatuto institucional. Y sobre la forma de conseguir asociados. Y no faltó en la revuelta de opiniones, quien acusa a los dirigentes de “no dar recibos por alquiler del salón”. Y cosas por el estilo. Gargantas que se esfuerzan y manos que apuntan. Y la noche se viste de fragor y contiendas.

Y la puja particular por los socios continúa. La experiencia choca contra la juventud y las ansias de cambio intempestivo. El Vicepresidente Nazareno Rey queda en evidencia, queda en medio de la tormenta, también con el asunto de la elección y cómo se trabajó. Hay solamente 40 socios y eso genera discusiones en torno a por qué no se ha anotado una cantidad mayor.

Se para una señora con 44 años en el barrio y cuenta su versión. Y alguien la felicita. Cruce de ideas y de respaldo a Petty y a Eugenio Fernández, Tesorero y ex Jefe de la entidad. Castelli, a su turno, reconoce que pudo haberse incursionado en fallas administrativas.

Surge la posibilidad de asociarse y dentro de seis meses, ir a una Asamblea que regularice la Sociedad de Fomento. Y otra propuesta es volver a reunirse el viernes 21 a las 19 horas en idéntico lugar. Aunque en la semana es seguro que habrá visitas a los funcionarios municipales, pidiendo audiencias.

Justos los reclamos de mejoras en las calles. Eso no se discute. Lo reconoció el Municipio a través de Consuelo. Perdonables los ánimos caldeados y la gritería. Interesante la cercanía de los dilemas con quienes deben escuchar y dar respuestas tangibles.

Sirven este tipo de intercambios. Castelli lo resumió así: “lo importante es que los vecinos participen y se expresen con libertad en su ámbito”. El futuro de la Comisión fomentista deberá incidir en: “reunirse y evaluar los puntos expresados por la vecindad y observar lo que sea más conveniente para la entidad que tiene ya 30 años de vida”.

Ante la consulta de si se cometieron errores, Juan Carlos enunció: “Creo que hubo desinteligencias en el tema de lo previo a la renovación de autoridades, cosa que a veces sucede. Por ahí se desconocen desde la óptica de un vecino, los términos legales en que una institución de este tipo, está basada y eso acarrea problemas”.

César, vecino y voz cantante en la noche, afirmó: “Queremos renovación, gente nueva. Además no nos queda en limpio que todo está claro. Tienen que escucharnos y responder los reclamos. Pero todavía no confiamos, hasta que no veamos a las máquinas laburando. Pero sí no actúan, estamos dispuestos a tomar medidas”.

Una semana de impase. Para la reflexión madura. Y el viernes a juntarse de nuevo. La evolución del conflicto ¿será favorable?

Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho