Opinión
El 13 no fue mala suerte
Esta vez la presunción del número 13 como sinónimo de suerte adversa, no tuvo injerencia alguna, debido a que la Sesión Ordinaria Decimotercera del HCD precisamente, llevada a cabo en el “Club Social y Deportivo Loma Negra”, rompió con tal prejuicio, dando lugar a una noche de aprobaciones por unanimidad completa. Por Mario Delgado.
Con la presencia de la señora Delegada Municipal Patricia Cap, la Presidente del Concejo Deliberante Estudiantil Luciana Pedernera, y una barra nutrida de vecinos lomanegrenses, se realizó la reunión legislativa en la que, entre otros asuntos considerados, se declaró Patrimonio Cultural al mural que engalana el mencionado club, pintado en 1960 por el genial Pascual Di Bianco.
Ese cuadro, emblema de fábricas y obreros, representa un auténtico orgullo para aquellas almas que han nacido y crecido en la Villa Alfredo Fortabat. Fue el Presidente del Cuerpo, Eduardo Rodríguez, el encargado de fundamentar por el Frente Renovador, el proyecto de Ordenanza.
“A instancias de un grupo de gente, con Marcela Milía a la cabeza, se pone en valor esta maravillosa obra”, afirmó el ex Secretario de Desarrollo Social, quien además enunció datos de la vida y obra del autor del excelso mural.
Ernesto Cladera del FAUNEN y Mariano Ferro, Integración Peronista – FpV, continuaron en la alocución, con el hilo conductor de subrayar aspectos inherentes al sentimiento que provocaba la pintura en ellos cuando niños y adolescentes, adosándole un ingrediente profundamente humano al tema en cuestión.
El cuadro pasará en breve por un proceso de plena restauración y limpieza, para quitarle las manchas y deterioro sufridos por el transcurso del tiempo, y por un incendio que afectó en su día las instalaciones de la entidad que lo cobija.
El unánime “sí” de los ediles fue amplificado por el sonoro aplauso de los asistentes. También se aceptó en la cálida nocturnidad del jueves, la especial donación de la señora Inés De La Fuente de una bella escultura de un artista francés, denominada “El Sueño”, y que formará debida parte del inventario del Museo de la localidad fabril.
La concejal oficialista Liliana Rizonelli alzó la voz para apuntalar esta propuesta donativa. Los rasgos del tallado, que inmortalizan a una joven, son una pieza testimonial de la cultura inserta en la sociedad de Loma Negra, ya que cuenta a su vez, con años de trayectoria dentro del pueblo. La edil se permitió citar una anécdota de la muestra de afecto de los habitantes hacia la figura: “no eran pocos los que le acariciaban la nariz”, recordó la docente.
Obviamente, las palmas de los pobladores concurrentes a la Sesión, volvieron a tronar, emocionadas luego de la aprobación de los concejales. Para la Delegada Patricia Cap,por ejemplo, la jornada era de trascendencia: “Es muy importante que el Concejo salga a las localidades, porque así la gente conoce como es la labor de los representantes del pueblo”.
Este tipo de encuentros “facilita la relación de la vecindad con los ediles de los distintos bloques”, apuntó la funcionaria, que agregó: “Ahora y aquí mismo, cuentan con la oportunidad de hablar cara a cara y pedir cosas que a veces, vienen a la Delegación a solicitar, o directamente no se animan a ir a Olavarría”.
Ante la consulta pertinente ¿cómo está Loma Negra hoy?, la referente del Palacio San Martín en el lugar, explicó: “Se está culminando la obra de asfalto de la Villa Vieja, quedan nada más que dos cuadras, y nos encontrará el cumpleaños 111, el 9 de noviembre, con la primer Villa totalmente asfaltada”.
No puede nadie permanecer indiferente a la Ruta Provincial 51 y a las tareas que se concentran allí: “Es importantísimo para nosotros, para el pueblo en su extensión, porque no se podía andar; el riesgo era latente. Ahora nos hemos de abocar al control de la velocidad, ya que en los ingresos a las dos villas, se torna peligroso”, reseña Cap.
Mientras tanto, Mario Paniagua, vecino preocupado por las actividades de su espacio de pertenencia, coincide en suscribir la valoración del Concejo desembarcando “en las respectivas localidades. Hay personas aquí que no tenían ni idea de cómo los concejales presentan proyectos, y de cómo fundamentan sus proposiciones. Por eso sirve y mucho movilizarse”.
La ausencia de polémicas y debates encendidos en esta ocasión es comprensible, a criterio de Paniagua: “Lo picante es lindo en una Sesión. Pero también es lindo que sean respetuosos, que se pueda escuchar y nosotros mañana, debatir con los vecinos sobre lo expuesto acá. De modo tal que estoy conforme”.
El espaldarazo de los ediles a los trabajos de la Ruta 51: “Lo recibimos con entusiasmo. Nosotros bregamos por tal cuestión desde el año 2005, porque necesitamos realmente seguridad. Y comparto la visión del arquitecto Cladera de que llegue la Autovía hasta Azul, por la densidad del tránsito, por la velocidad con que se circula. Y yo pediría a las autoridades provinciales, concluyó nuestro entrevistado, que esa repavimentación, se acompañe con una señalización de primer nivel”.
Apenas por unos breves instantes, algún concejal creyó menester elevar su tono de voz. Primó la conciliación y el mensaje cordial, por sobre posibles chicanas y críticas centralmente políticas. A las 21: 22 horas, todo terminó. O no, porque luego de los discursos, sobrevino una camaradería digna de una democracia tan querible.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-