Son tiempos dif\u00edciles, por cierto. Con incertidumbre. Con temores varios. Donde se confunden los valores, donde se esconden las pasiones. Y, en tal direcci\u00f3n, suelen darse situaciones de mal trato a personas que no son culpables de querer saber algo o de presentarse ante la ventanilla equivocada. O ante un servidor o servidora con un p\u00e9simo d\u00eca.
\nPero la funci\u00f3n p\u00fablica amerita un don especial: saber hablar y escuchar al otro, al pr\u00f3jimo, al que, en definitiva, abona el salario mensual de tal agente oficial. Aunque ese agente se queje de percibir escaso dinero en sus arcas.
\nLa pr\u00e0ctica cotidiana difiere bastante de lo puramente te\u00f3rico, en cuanto a relaciones humanas se refiere. Y por tal motivo, y por no existir ac\u00e0 en nuestra ciudad, ning\u00fan tipo de sanci\u00f3n, la oficina o atenci\u00f3n al pueblo en general, puede contar con estropicios.
\nHay algunos sectores espec\u00edficos donde es habitual la p\u00e9sima atenci\u00f3n, con burla a ancianos incluida o con acoso a mujeres j\u00f3venes por parte de algunos de los empleados del Estado Municipal.
\nTal cosa no es una novedad de tapa de diarios; m\u00e0s bien es un tema recurrente y de suma perplejidad por su continuismo sin castigo adecuado. Tal ocurre por supuesto, mis amigos, por la vieja sombra viviente pero ausente a la vez: la carencia total o parcial de un aut\u00e8ntico control a los trabajadores de cada \u00e0rea.
\nUna zona caliente ha sido y sigue en tal sentido, el querido y necesitado por todos, nosocomio local, de tanto trabajo arduo y sacrificado por estos meses.
\nEmpero la falta de respeto al otro no se cita en el personal m\u00e8dico ni de enfermer\u00eca, ni camilleros, ni auxiliares; se trata esta ocasi\u00f3n de un episodio ver\u00eddico ocurrido en la Oficina de Informes del Hospital Cura de Olavarr\u00eca, a eso de las 10:30 horas de ayer martes 11 de abril de 2021.
\nUna se\u00f1ora preocupada ingresa a la amplia sala receptora del lugar sanitario emblem\u00e1tico y se aproxima a la ventanilla correspondiente. Y se produce este di\u00e1logo, dificultado por el barbijo y la distancia:
\nSe\u00f1ora: – Buenos d\u00edas. Quisiera saber d\u00f2nde puedo realizar este estudio y cu\u00e0nto saldr\u00eda, por favor.
\nEmpleada de Informes: – Hola. No veo. \u00bfQu\u00e8 estudio es? Muestre bien.
\nLa se\u00f1ora interesada exhibe contra el vidrio la orden del facultativo.
\nDisgustada la oficinista responde: – \u00bfQu\u00e8 carnet tiene?
\nNo poseo ning\u00fan carnet ni tampoco Obra Social.
\n\u00bfPor qu\u00e8 no cuenta con carnet? Debiera tenerlo.
\nMe he atendido otras veces y he pagado lo que me han cobrado sin dramas ni dificultades aqu\u00ec. Quiero averiguar, por favor, si hacen este estudio y cu\u00e0nto sale particular.
\nMuy de mal car\u00e1cter la oficinista p\u00fablica refiere, como una burda sorna: – H\u00e0gaselo particular, entonces.
\nActo impertinente que deja sin argumentos a la se\u00f1ora pero con mucha impotencia.
\nEjemplos de esta naturaleza, se observan a diario. Los todo poderosos empleados cr\u00ecan alas por la incompetencia de sus jefes y por la p\u00e8rdida del sentido estricto del control. Se deben a la gente, no son m\u00e0s que cada uno de los hombres y mujeres que contribuyen con sus tasas a pagarles el sueldo. Hubo otras \u00e9pocas donde si un ave peque\u00f1a e insignificante como estas trataba mal a alguien, un Jefe de Personal o un mism\u00edsimo se\u00f1or Intendente los apercib\u00eca, previo aviso de sanci\u00f3n. Hoy se ca\u2026rgan en la poblaci\u00f3n.
\nPor Mario Delgado.- <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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