Habr\u00e1 esperanzas mientras exista un sentimiento de gratitud, de real agradecimiento. Y si tal actitud proviene de ni\u00f1os, tanto mejor. De eso versa esta nota y seguro nos invitar\u00e1 a la m\u00e1s profunda y sincera reflexi\u00f3n.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

En un barrio determinado de nuestra ciudad, en una humilde vivienda, habita una familia. El se\u00f1or est\u00e1 purgando un delito en una Unidad Carcelaria y la se\u00f1ora trabaja incansable en distintas casas, haciendo tareas dom\u00e9sticas. Tienen tres purretes chicuelos a los que hay que alimentar y educar. <\/p>\n\n\n\n

Al lado de la propiedad de esta familia, vive una se\u00f1ora con hondo coraz\u00f3n bondadoso. Y hace de comer casi diariamente para asistir a vecinos que, por equis circunstancia, la est\u00e1n pasando mal. Por all\u00ed un par de jubilados con la m\u00ednima, por aqu\u00ed un hogar cuyo jefe se qued\u00f3 sin su trabajo estable y tambi\u00e9n colabora con aquella primera familia citada. <\/p>\n\n\n\n

No hay comentarios negativos, ni preguntas de los por qu\u00e9, s\u00f3lo un esp\u00edritu abierto al pr\u00f3jimo, sin dilaciones, sin juzgar. <\/p>\n\n\n\n

Los chicos golpean la puerta y nombran a la due\u00f1a de casa. Vienen con su ollita o su tupper en busca del tesoro: el rico alimento elaborado a conciencia, con aut\u00e9ntico amor. Los ni\u00f1os se quedan un rato haciendo o\u00edr sus vocecitas, narrando de sus cosas. <\/p>\n\n\n\n

Nos contar\u00e1 la mujer que cuando no tienen apetito, los hermanitos no golpean de balde la puerta ni llaman. Mantienen su lugar y son respetuosos y educados. Nada tocan cuando van a casa de su vecina tan amiga. Se comportan como se\u00f1oritos. Y lucen limpios. <\/p>\n\n\n\n

La benefactora tiene su marido y sus propios hijos que la ven correr por la cocina, cada d\u00eda, con una sonrisa, entonando alguna canci\u00f3n. Se sienten orgullosos de ella y la admiran en silencio. A veces, un abrazo demostrar\u00e1 el cari\u00f1o guardado que corre por las venas. Su esposo la observa y se vuelve a enamorar de ella como casi quince a\u00f1os atr\u00e1s. <\/p>\n\n\n\n

Algunas ocasiones la vida le devuelve a esta cocinera solidaria un c\u00e1ntico de \u00e1ngeles. Es que ciertas veces, uno de los hermanitos de la se\u00f1ora vecina, a la que ella tanto auxilia, la llama para ofrecerle un alfajor o un pedazo de alfajor. \u201cTom\u00e1, esto es para vos. Nosotros ya comimos alfajor pero te traigo para vos que nos ayud\u00e1s y sos tan buena y dulce\u201d. <\/p>\n\n\n\n

La mujer tiembla y trata de balbucir alguna frase. El peque\u00f1o insiste en su humilde y genuino ofrecimiento cargado de inocencia y verdadera gratitud. <\/p>\n\n\n\n

Quien no se conmueva con esta historia ver\u00eddica\u2026<\/p>\n\n\n\n

Por Mario Delgado.- <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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