Es una historia repetida y mon\u00f3tona, que puede tener eso s\u00ed, el ingrediente sagaz de una lluvia torrencial, o de un fr\u00edo bestial, o de un sol calcinante, mientras hace, como otros tantos, la fila para ingresar dentro de los centenarios muros.\u00a0<\/span><\/p>\n

El bolso con algunas cosas, generalmente comestibles, art\u00edculos de higiene personal y cigarrillos que bien pueden ser canjeados adentro por cualquier otro elemento.\u00a0<\/span><\/p>\n

La cola habitual es una mezcla de idiomas: entre locales y visitantes que anhelan imponer su propio estilo de hablar. An\u00e9cdotas por supuesto habr\u00e1 por miles. S\u00f3lo hay que darse el tiempo para o\u00edr. Claro que escuchar tambi\u00e9n supone una m\u00ednima cuota de credibilidad en lo que se oye.\u00a0<\/span><\/p>\n

Los informes del afuera, mientras tanto, son lapidarios y g\u00e9lidos, como las paredes de la prisi\u00f3n picapedrera. Extraen n\u00fameros y estad\u00edsticas prolijas que se vuelcan en papeles o videos, pero que, es evidente, hasta ahora nada han logrado resolver en la compleja vida intra muros.\u00a0<\/span><\/p>\n

Pero es interesante, al menos, conocer un poco de qu\u00e9 se trata todo este entramado tan ca\u00f3tico y siniestro del universo carcelario.\u00a0<\/span><\/p>\n

El primer flagelo que barniza a las c\u00e1rceles argentinas y a las de ac\u00e1, es el dedo complaciente y mal\u00e9volo de la corrupci\u00f3n. Si no hubiese tal injerencia, las realidades de los detenidos pudiesen ser otras.\u00a0<\/span><\/p>\n

\u201cQue me vas a decir a m\u00ed, nos narra Miguel enojado, si yo vi a un integrante del Servicio Penitenciario, que presta servicios donde est\u00e1 alojado mi hijo, vendiendo carne barata en Sierra Chica. \u00bfDe d\u00f3nde la sac\u00f3..?<\/p>\n

El hambre y el fr\u00edo suelen colarse por las rejas. Y la grosera humedad, brotando insaciable. Y m\u00e1s de una vez, alguna sustancia prohibida cae en las manos de los presos, desde afuera o, por qu\u00e9 no, con cierta displicencia de quienes deben controlar. Moment\u00e1neo alivio de un sufrir constante e ininterrumpido. El delito paga de tal forma.<\/p>\n

Las peleas entre internos son moneda corriente. Es que excusas sobran: por mantener una cuota de poder en el pabell\u00f3n, o por otros motivos ver\u00eddicos o inventados para la ocasi\u00f3n, como celos o presuntas faltas de respeto ante la hermana o mujer de alg\u00fan preso, los d\u00edas de visitas. El \u00e1mbito propicia los nervios y el car\u00e1cter hosco.\u00a0<\/span><\/p>\n

\u201cTampoco escasean las chinches por los colchones de estopa ni las ratas, nos sigue contando nuestro personaje. Las enfermedades pulmonares son inevitables y las contagiosas, una plaga\u201d.\u00a0<\/span><\/p>\n

Si comen bien o no, depender\u00e1 de la buena voluntad del \u201ccapo m\u00e1ximo\u201d del Penal y del encargado del \u00e1rea, quienes ahondar\u00e1n en las \u00f3rdenes pertinentes para que se les d\u00e9 a los detenidos la dieta que corresponde, sin pijotearles nada. S\u00ed esto no se advierte, la panza puede chillar, salvo que canjeen comida o les traigan las familias. Aquellos denominados \u201cparias\u201d, que no reciben visitas nunca, s\u00f3lo contar\u00e1n con la posibilidad de rebusc\u00e1rselas para no quedar excluidos de toda prebenda.\u00a0<\/span><\/p>\n

Por ah\u00ed suele darse una rueda de mates, cerca de un calentador. Las penas se consuelan de diversas maneras. A veces prima el silencio. Otras ocasiones, la charla locuaz. El alma est\u00e1 comprimida y vale poco la vida. Un par de zapatillas, por citar un ejemplo al boleo, cuesta oro. Y as\u00ed sucesivamente. Cada pertenencia es propia \u201cpero a su vez, negociable\u201d, nos afirma Miguel. Y, en oportunidades, motivo de confrontaciones.\u00a0<\/span><\/p>\n

Las facas fabricadas sin registro de marca, son un arma letal muy utilizada.\u00a0<\/span><\/p>\n

\u201cNo es tan como antes hoy. Antes a un violador lo coc\u00edan a golpes, luego del bautismo de fuego. Ahora lo ves con alguna novia, bes\u00e1ndose como si tal cosa\u201d, resume Miguel.\u00a0<\/span><\/p>\n

\u201cS\u00e9 de un violador que lo viene a ver su pareja, la hermana y una cu\u00f1ada que es agente en la c\u00e1rcel de Azul. Un caso incre\u00edble\u201d.\u00a0<\/span><\/p>\n

La cantidad de presos se multiplica cada temporada. En diez a\u00f1os contamos con un 41 % m\u00e1s, a un promedio de 175 detenidos por cada 100.000 habitantes. En numeritos redondos, podr\u00edamos expresar que se hallan unos 80.000 alojados en nuestro territorio, repartidos en 290 presidios, 33 del Servicio Penitenciario Federal; 54 del Bonaerense y 203 en las dem\u00e1s provincias argentinas.\u00a0<\/span><\/p>\n

Muchos pibes j\u00f3venes hay adentro: el 61 % no supera los 35 a\u00f1os. El 96 % de los presos son varones y un 69 % termin\u00f3 la Escuela Primaria como \u00fanico estamento de estudio. El resto ni siquiera lleg\u00f3 a finalizar el tiempo b\u00e1sico escolar. Por tal motivo, es sumamente importante la concreci\u00f3n de clases en los presidios.\u00a0<\/span><\/p>\n

Otra de las particularidades que se perciben pasa por la enorme presencia de personas sin condena firme, es decir procesados. El 47,7 % de los internos no ha sido condenado a\u00fan. S\u00f3lo el 51,6 % dispone de su condena.\u00a0<\/span><\/p>\n

El motivo m\u00e1s recurrente de ingreso a un Penal, es el intento de robo o robo efectivo. La reincidencia es otro drama a rebatir.\u00a0<\/span><\/p>\n

Miguel saluda a su descendiente en la amplia sala. Una manta cubre muy cerca a una pareja en sus arrumacos. Desgasta cada visita. Endurece las facciones la c\u00e1rcel. Sume al coraz\u00f3n en una nueva angustia cada encuentro. Es que tras las rejas, se evidencia otro mundo que pocos sienten en sus pieles.<\/p>\n

Por Mario Delgado.-\u00a0<\/span><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Cada fin de semana, Miguel se prepara para visitar a su hijo preso en la emblem\u00e1tica Unidad 2 de Sierra Chica.\u00a0<\/p>\n","protected":false},"author":12,"featured_media":37348,"comment_status":"closed","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":"","_jetpack_dont_email_post_to_subs":false,"_jetpack_newsletter_tier_id":0,"_jetpack_memberships_contains_paywalled_content":false,"_jetpack_memberships_contains_paid_content":false,"footnotes":"","jetpack_publicize_message":"","jetpack_publicize_feature_enabled":true,"jetpack_social_post_already_shared":false,"jetpack_social_options":{"image_generator_settings":{"template":"highway","enabled":false}}},"categories":[102],"tags":[],"jetpack_publicize_connections":[],"jetpack_featured_media_url":"https:\/\/i0.wp.com\/infoolavarria.com\/wp-content\/uploads\/2017\/11\/mario-delgado.gif?fit=800%2C400&ssl=1","jetpack_sharing_enabled":true,"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/45566"}],"collection":[{"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/12"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=45566"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/45566\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/37348"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=45566"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=45566"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/infoolavarria.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=45566"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}