Achille Damiano Ambrogio Ratti naci\u00f3 el 31 de mayo de 1857 y falleci\u00f3 el 10 de febrero de 1939, poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Fue ungido Papa en 1922, asumiendo su Pontificado como P\u00edo XI. El 11 de diciembre de 1925, a trav\u00e9s de una enc\u00edclica, instituy\u00f3 la \u201cFiesta de Cristo Rey\u201d, la que com\u00fanmente se celebra entre el 20 y 26 de noviembre de cada a\u00f1o (quinto domingo antes de Navidad). Por Mario Delgado.<\/p><\/blockquote>\n

Tal decisi\u00f3n papal estuvo signada en aqu\u00e9l momento, por la imperiosa necesidad de renovar el esp\u00edritu de los cristianos, ya sea practicantes firmes, laicos e incluso, con la perspectiva de hacer ingresar al redil de la cruz, a quienes se paseaban por las orillas de la fe, sin animarse a abrevar en las aguas doctrinales de la Biblia.<\/p>\n

Al Jefe Cat\u00f3lico en cuesti\u00f3n, mis amigos, le toc\u00f3 timonear la Iglesia de Pedro en un per\u00edodo de interguerras, en el cual se hablaba y especulaba mucho con relaci\u00f3n a la paz. La armon\u00eda como t\u00e9rmino, como concepto abstracto pero tambi\u00e9n como una veta aplicable en la praxis de los humanos.<\/p>\n

La t\u00f3nica pas\u00f3 por un detalle advertido por el sucesor de los ap\u00f3stoles: se mencionaba la idea de la concordia, inclusive se hab\u00eda firmado un Tratado luego del final de la Gran Guerra, en 1918, mas no hab\u00eda en los corazones, en las almas, un aut\u00e9ntico deseo completo y cristiano de tranquilidad. As\u00ed al menos lo interpret\u00f3 P\u00edo XI, al no encontrar en los documentos respectivos y alusivos al cierre del conflicto b\u00e9lico tan imponente, ninguna alusi\u00f3n al Creador, a Dios.<\/p>\n

Se supone que Dios es claridad y calma. Y por deducci\u00f3n simple, vivir lejos de la protecci\u00f3n del Padre, es un s\u00edntoma de carencia de alegr\u00eda, de transparencia, de serenidad en definitiva. Tal vez por aquello de: \u201cMi paz os dedo, mi paz os doy. Y yo no la doy como el mundo la da\u201d.<\/p>\n

La reflexi\u00f3n nos obliga casi inconsciente, a preguntarnos con una mano en el pecho: \u00bfsomos creyentes reales o s\u00f3lo proclamadores de una religi\u00f3n que luego no respetamos, transitando por fuera de los l\u00edmites del reba\u00f1o?<\/p>\n

El sayo no cae sobre quienes no comulgan con la Palabra de Dios. Se acerca incisivo, cual bistur\u00ed de experimentado cirujano, a las entra\u00f1as mismas de nuestro ser espiritual. Definiciones claras quiere el Hacedor y nos lo hace saber. O sea, consulta a viva voz: \u201cEntre todos ustedes autoproclamados \u00e9mulos de Jes\u00fas, \u00bfqui\u00e9n es qui\u00e9n?<\/p>\n

Una gu\u00eda terrestre congregacional, nos muestra que a menudo no hallamos la blanca paloma de la paz a nuestro lado por un motivo central: no la buscamos en el sitio y con los mecanismos propicios.<\/p>\n

Los bocinazos de la alarma resuenan desde tiempos idos. La p\u00e9rdida de las m\u00ednimas condiciones de benepl\u00e1cito en la cotidianeidad, se viene observando desde el llano, desde lejos. Estamos ante una efectiva degradaci\u00f3n de conductas y acciones humanas, ante una involuci\u00f3n de los primigenios valores, ante un rotundo fracaso de posiciones relativas.<\/p>\n

El mal ocupa un pelda\u00f1o de fuste. Y ocurre tal cosa desagradable por omisi\u00f3n, por no protestar, por un permisivismo demencial, por un dejar hacer constante, en aras de una evangelizaci\u00f3n que ha de construirse con otras herramientas.<\/p>\n

L\u00edderes religiosos, pretendidos santos y sabios de la Doctrina, partieron de una base que, resulta ahora evidente, amigos, era err\u00f3nea: imaginaron un abrazo fraterno y redentor con los malos, los desahuciados, los delincuentes, los traficantes, la resaca de la sociedad, y se autoconvencieron que con solamente ampararlos y dotarlos de cierta inclusi\u00f3n, tales individuos se convertir\u00edan a la placidez de la luz y ya no saltar\u00edan el charco en contradicci\u00f3n con los principios b\u00e1sicos.<\/p>\n

A la madera hay que tallarla, las cosas no son tan r\u00e1pidas y f\u00e1ciles. Cristo recib\u00eda a los desvalidos morales y excluidos. Pero les pon\u00eda una condici\u00f3n irrevocable: \u201cNo peques m\u00e1s\u201d. Ah\u00ed est\u00e1 el eje del carro, ese es el motor impulsor de la pacificaci\u00f3n y de la concerniente entronizaci\u00f3n del Hijo del Hombre en la vida personal.<\/p>\n

Ese desfasaje not\u00f3 P\u00edo XI. Y le sali\u00f3 al cruce con la Fiesta de reivindicaci\u00f3n de quien sufri\u00f3 en el G\u00f3lgota. De modo tal que un clavo no quite otro anterior. La palpable situaci\u00f3n es que gran porci\u00f3n de la comunidad est\u00e1 enferma. Muy enferma. M\u00e1s de lo imaginable por nosotros mismos, deducimos por los \u00faltimos aconteceres de dominio p\u00fablico.<\/p>\n

Los bacilos de la incredulidad, de la apostas\u00eda, o sea el abandono voluntario de la fe, se constatan a la orden del d\u00eda. Sumergidos nos sentimos en un universo de la adversidad, de la negligencia, de la podredumbre. Se conjuga una desaz\u00f3n de \u00edndole \u00a0material y espiritual, concordando entonces en un r\u00edo de desgracias, una peor que la otra, y sin soluci\u00f3n aparente.<\/p>\n

No se compone a una lacra palme\u00e1ndole la espalda y dici\u00e9ndole: \u201cBienvenido, hermano\u201d. Requiere su rehabilitaci\u00f3n de un proceso serio y paciente. No expulsarlo a las patadas o torturarlo. No escupir para arriba tampoco, porque uno jam\u00e1s sabe qu\u00e9 puede depararle el porvenir. Lavar los pies de los imp\u00edos, por un lado, es loable, pero en paralelo, ense\u00f1ar las consignas l\u00f3gicas de una modernidad que brega por la victoria de los actos normales de un individuo.<\/p>\n

Sin dividir, sin divorciar los pre\u00e1mbulos. La luminosidad brilla, la opacan algunos sujetos desmadrados, pero permanece fiel y no se inmuta. El mensaje es \u00fanico y atraviesa \u201ccual espada de dos filos\u201d. Si alguien no se conmueve, por algo ser\u00e1. Ciertos cables no deben estar enchufados adecuadamente.<\/p>\n

La caracter\u00edstica de base para convertir lo rancio es el ejemplo. Pr\u00e9dica y existencia del predicador deben fusionarse, pegarse, unirse con marca de agua. O a fuego si prefieren. No sirve para nada querer atraer al redil a ovejas descarriadas, si se dice una cosa y se act\u00faa contrariando los dichos.<\/p>\n

El lobo feroz ha sufrido cascotazos. Sabe del desamor y de la hipocres\u00eda. Muchas ocasiones la grey cat\u00f3lica (y por qu\u00e9 no otras creencias) ha errado el vizcachazo por tal raz\u00f3n: no cumplir exactamente con lo que proclaman e inculcan.<\/p>\n

El balance \u201ccient\u00edfico\u201d nos desayuna con una noci\u00f3n nueva, o tan antigua como el mundo: no todos los gusanos se convierten en mariposas. Algunos vencen la potestad del diablo y salen a flote. Una segunda camada, opta por el salvajismo y la profanaci\u00f3n.<\/p>\n

Por Mario Delgado.-<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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