La sexualidad est\u00e1 tan influida por una serie de mitos, modelos culturales y errores o falta de informaci\u00f3n que, muchas veces, perturban el placer sexual de varones y mujeres. De hecho, muchos problemas sexuales simplemente se resuelven proporcionando informaci\u00f3n b\u00e1sica, actualizada y correcta sobre el funcionamiento sexual, sobre el ciclo de respuesta sexual, sobre las creencias y actitudes hacia la sexualidad y sobre c\u00f3mo nuestra sexualidad cambia a trav\u00e9s de las diferentes etapas vitales. Algunos de estos mitos son:<\/p>\n
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\u00a0<\/strong>Suponer que s\u00f3lo el var\u00f3n debe tocar el instrumento y simult\u00e1neamente dirigir la orquesta, es decir, llevar y conducir, tiene sus ra\u00edces en la cultura y su presunto asiento en la biolog\u00eda (en la que los machos, activos, conquistan y \u201chacen\u201d mientras que las hembras, pasivas, se dejan seducir y \u201creciben\u201d).<\/p>\n En realidad, los encuentros sexuales dependen de todas las partes involucradas, y su mayor o menor predisposici\u00f3n depende de factores tales como el estado de \u00e1nimo, o el grado de estimulaci\u00f3n. Los roles son perfectamente intercambiables. Y es muy placentero a veces llevar y otras dejarse llevar y algunas veces tomar la iniciativa y otras aceptar las propuestas de la pareja. La capacidad multiorg\u00e1smica es una posibilidad de algunas mujeres, no una obligaci\u00f3n, y depende de la sensibilidad de cada mujer, del autoconocimiento de su cuerpo, de la capacidad de fantasear y de concentrarse en el est\u00edmulo sexual, y de la habilidad de la pareja. El sexo es para disfrutar, no una competencia, por lo tanto si una mujer est\u00e1 satisfecha con un orgasmo, \u00bfpara qu\u00e9 m\u00e1s?<\/p>\n \u00a0<\/strong><\/p>\n \u00a0<\/strong>Esta creencia proviene de la asociaci\u00f3n que culturalmente se hace acerca de que el var\u00f3n debe ser y estar siempre sexualmente activo. En realidad, tanto hombres como mujeres, a veces tenemos ganas y otras veces no, de tener sexo. Y tanto los unos como las otras tenemos el derecho de decir que no si no queremos. No siempre a todo hombre tiene que gustarle la persona que tiene enfrente. Y la sexualidad es un \u00e1rea importante de la vida como para poder decidir cu\u00e1ndo y con qui\u00e9n desarrollarla. El hecho de que un hombre en alg\u00fan momento decida que no quiere tener sexo forma parte de su derecho a decidir.<\/p>\n <\/p>\n Suponer que los orgasmos simult\u00e1neos son necesarios para tener una vida sexual plena, no s\u00f3lo constituye un mito sino que muchas veces, crean una presi\u00f3n innecesaria lo cual contribuye a que la pareja no disfrute del encuentro sexual, gener\u00e1ndose roces y malos entendidos. En realidad son muy pocas las parejas que lo pueden lograr pues requiere toda una coordinaci\u00f3n, un autoconocimiento y conocimiento del otro. Lo interesante en todo caso es plantearlo como un juego y no como una nueva exigencia.<\/p>\n \u00a0<\/strong><\/p>\n Rotundamente es un mito que responde a una gran preocupaci\u00f3n de los varones por el tama\u00f1o de su pene. Muchos creen que su pene es m\u00e1s peque\u00f1o que el promedio, y esta angustia irracional les crea un complejo de inferioridad sexual tan intenso que\u00a0los hace sentir, ineptos sexualmente y los lleva incluso a privarse de todo placer f\u00edsico. En realidad, las mujeres no quedan m\u00e1s o menos satisfechas sexualmente seg\u00fan sea el pene largo o corto, pues la vagina s\u00f3lo tiene sensibilidad importante en los primeros cinco cent\u00edmetros (donde se localizan muchas terminales nerviosas). Adem\u00e1s, las principales fuentes de estimulaci\u00f3n y placer de una mujer se concentran en el cl\u00edtoris y en los labios en torno a la vagina, que se hallan en la parte externa. Durante la relaci\u00f3n sexual lo que importa no es el tama\u00f1o del pene, sino la forma de utilizarlo, durante cu\u00e1nto tiempo, la calidad del erotismo que se ponga en juego durante la relaci\u00f3n amorosa de la pareja y, por supuesto, la sensibilidad y habilidad de la pareja que mantiene un encuentro sexual.<\/p>\n <\/p>\n La pasi\u00f3n (palabra que significa sufrimiento<\/em>) loca y desbordada, no puede ser eterna. No vivir\u00edamos para otra cosa. Y nuestro organismo -como el coraz\u00f3n- tiene sus ritmos de expansi\u00f3n y contracci\u00f3n y es importante conocerlos y acostumbrarnos a ellos. Algo similar pasa con nuestro deseo sexual, que puede subir, bajar o mantenerse m\u00e1s o menos estable durante cierto tiempo.<\/p>\n Es cierto que en los primeros tiempos de una relaci\u00f3n, los est\u00edmulos que se viven por primera vez, suelen tener mucha fuerza; los primeros besos, las primeras caricias, provocan una respuesta fuerte; cuando ese mismo estimulo se repite, el nivel de activaci\u00f3n necesario para provocar la respuesta tiene que ser m\u00e1s intenso. En la relaci\u00f3n siempre con la misma pareja, se pierde el factor sorpresa y la intensidad de la respuesta disminuye.<\/p>\n Pero no hay que olvidar que una pareja no se mantiene \u201cper se\u201d sino que es necesario, crearla y re-crearla permanentemente: tiene m\u00e1s que ver con nuestra actitud ante la vida y con saber lo que realmente queremos y c\u00f3mo conseguirlo y conservarlo.<\/p>\n Justamente como el deseo sexual no siempre permanece igual, una \u201creceta\u201d que no suele fallar es organizar un buen fin de semana, con tiempo libre para compartir, sea con un paseo, una visita a un museo, un concierto, una cena rom\u00e1ntica, ..<\/p>\n <\/p>\n Sexo con amor o sexo sin amor. Cualquiera de estas posiciones es v\u00e1lida, y no est\u00e1n enfrentadas de ninguna manera. Son dos actitudes compatibles en diferentes etapas y momentos de la vida de una mujer.<\/p>\n Disfrutar de la sexualidad sin que haya un compromiso de por medio le permite a algunas mujeres desinhibirse m\u00e1s e, incluso pensar menos en su compa\u00f1ero y m\u00e1s en ella misma en la cama. Puede ser muy divertido, muy placentero y no parece que sea obligatorio el estar enamorado para mantener un encuentro sexual. Incluso en las relaciones sexuales en las que no hay ning\u00fan v\u00ednculo afectivo, hay entre los dos miembros de la pareja algo que les hace estar juntos: una chispa, una atracci\u00f3n. Es que el sexo est\u00e1 intr\u00ednsecamente ligado a la afectividad, pero no tiene por qu\u00e9 estarlo al amor. El ser humano posee un gran abanico de sensaciones, como la atracci\u00f3n, el deseo, el cari\u00f1o, y de ah\u00ed surgen las relaciones. Aunque es dif\u00edcil que dos personas que comparten libremente el sexo no sientan algo la una por la otra, ese sentimiento no debe ser necesariamente amor, pero s\u00ed sensaciones placenteras.<\/p>\n <\/p>\n Es posible que esto suceda en la realidad, pero aun cuando sea as\u00ed pienso que el cuidado de uno mismo, el quererse es fundamental para querer al otro. Y, este cuidado, es sumamente necesario si queremos gozar de una sexualidad, llena de erotismo y sensualidad.<\/p>\n <\/p>\n
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\nMuchos mensajes publicitarios, revistas y pel\u00edculas – particularmente las pornogr\u00e1ficas- nos venden un modelo de pene de gran tama\u00f1o, superior al promedio. Indudablemente vivimos en una sociedad falocr\u00e1tica, en donde el falo (pene) es considerado un \u00f3rgano noble, m\u00e1gico, poderoso y de capital importancia.<\/p>\n\n
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