Vivimos en el fragor de la batalla, en pleno coraz\u00f3n del d\u00eda a d\u00eda. Entre la compra en el s\u00faper, la fiesta de cumple del nene y la tarjeta de cr\u00e9dito a punto de explotar. Sorteamos los horarios, la cara de traste del jefe y la falta de ideas de la oposici\u00f3n pol\u00edtica. Somos hijos predilectos de la inmediatez. Por Mario Delgado.<\/p><\/blockquote>\n

Somos comensales sentados sin cubiertos a la mesa de las apariencias: cambiamos por ende el televisor por iniciativa del vecino, que se compr\u00f3 uno de 42 pulgadas. No nos preocupa cu\u00e1nto gana el tipo, sino igualarlo. Nos contamos todo con un amigo confidente que nos desayuna con las \u00faltimas novedades del barrio.<\/p>\n

Emulamos a \u00eddolos de barro, a dioses de fuego fatuo, puesto que tenemos que poseer alguno, para no quedar fuera del sistema. Hablamos s\u00faper mal el castellano, no podemos leer de corrido, pero eso s\u00ed, mechamos palabrejas en ingl\u00e9s atentos a la moda.<\/p>\n

Consumimos determinada marca de ropa, por imposici\u00f3n de la tendencia y nos matamos con una imposible dieta para la temporada estival. Corremos detr\u00e1s de la mediocridad imperante, sin detenernos a cavilar por d\u00f3nde estamos yendo.<\/p>\n

La plaza p\u00fablica se llena hasta el tope entonces, queridos amigos, de mansas ovejas que son llevadas de aqu\u00ed para all\u00e1, sin ejercicio pleno de la voluntad. Damos la \u201cvuelta al perro\u201d porque es ley no escrita, aunque el combustible chille en el tanque semi vac\u00edo.<\/p>\n

Nos hacemos habitu\u00e9 de un boliche y a \u00e9l concurrimos, a sabiendas de lo que ir\u00e1 sucediendo cada noche. Votamos cada dos a\u00f1os generalmente observando las inclinaciones de las encuestas. Nos llenamos la boca de frases c\u00e9lebres para justificar nuestra inacci\u00f3n como pueblo. Y terminamos \u201csobando el lomo\u201d del oficialismo de turno, t\u00edteres genuflexos de aut\u00e9ntica genuflexi\u00f3n.<\/p>\n

El dirigente de la vereda de enfrente se resigna y exclama, contrahecho: \u201cNosotros tenemos un techo\u201d. El que gobierna se r\u00ede a carcajadas y te ofrece obras y fiestas. Los d\u00edas son n\u00fameros y los domingos a misa.<\/p>\n

Y as\u00ed vamos tirando del carret\u00f3n, so\u00f1ando con ser lo que no somos y buscando trascender a\u00fan con defectos que no disimulamos tan bien. Parece que nos conocemos y la vida y obra de cada quien est\u00e1 expuesta bajo la densa lupa.<\/p>\n

Si vas solo, te criticar\u00e1n, si te separaste, igual. Si labur\u00e1s te envidiar\u00e1n y si no dir\u00e1n a voz en cuello \u201ces un vago\u201d. Somos todos amigos pero pocos se remangan en la desgracia. La gente te auspicia amor sin restricciones, mas cae por casualidad en un pozo obscuro y luego contame qui\u00e9n es qui\u00e9n.<\/p>\n

Olavarr\u00eda danza pues en un cable alto, entre el setentismo fabriquero y las manos abiertas del bingo. Entre los cabarets que ya no son y la prostituci\u00f3n por Face. Entre la sentida hipocres\u00eda de la vecina y la represi\u00f3n policial, con una veintena de muertos que aguardan justicia, y una cadena que la Polic\u00eda utiliza para atar aprehendidos.<\/p>\n

Hacemos equilibrio como podemos. Mirando a los militantes y v\u00edctimas de Monte Peloni, desglosando sus cuitas a 37 a\u00f1os del dolor de la tragedia. Pero \u00bfcu\u00e1nto nos cuesta interpretar que por fuera de la FACSO y de los protagonistas de all\u00ed, la realidad continua su ciclo inmemorial sin un \u00e1pice de inter\u00e9s? Yo en lo m\u00edo, vos en lo tuyo y \u00e9l en lo de \u00e9l.<\/p>\n

Ciudad chica o ciudad que crece. Ambivalencias que nos rozan sin producir efectos. Reflejos condicionados que nos ubican en el devenir m\u00e1s repetitivo de la historia. Galanes de telenovelas, incapaces de elegir por fuera de lo ya archi conocido.<\/p>\n

Con parques perfectamente iluminados y con mujeres exigiendo ser auxiliadas. Con violadores an\u00f3nimos y otros que son figuras deplorables y no obstante, gozan de privilegios otorgados por quienes nos debieran amparar. Y la posibilidad latente, amigos del alma, que se destapen ollas a presi\u00f3n y emerjan de la putrefacci\u00f3n m\u00e1s vil, a\u00fan m\u00e1s abusadores.<\/p>\n

Las manchas del temor y la verg\u00fcenza son quitadas de vez en cuando ac\u00e1. De vez en cuando, un centenar de seres empapados en angustia y anhelantes de verdad, ganan las c\u00e9ntricas arterias y exponen sus cuitas ante el resto del pueblo. Las incidencias son diversas: desde el acompa\u00f1amiento hasta el desprecio. Desde la adhesi\u00f3n hasta el hartazgo.<\/p>\n

Derechos vulnerados sec\u00e1ndose al sol del mediod\u00eda. El vaso todav\u00eda no se atiborr\u00f3. Quedan dudas y gesticulaciones en los que se creen superados, en quienes se advierten cubiertos de una excelsa capa de barniz.<\/p>\n

Por suerte en sinton\u00eda con el sabio criterio, hay muchos que no se dejan arriar y que sacan sus propias conclusiones, y que no se amilanan frente al complejo \u201cstatus quo\u201d. Eso nos redime y nos avala para ir por un futuro mejor.<\/p>\n

Por Mario Delgado.-<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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