Opinión
De cuando Nick Rácano fue Sandro
Calidez y simpatía. Devociòn y autèntico respeto por la figura de Roberto Sànchez, Sandro, fue desplegada con gran cantidad de aplausos entre canción y canción, en la espectacular noche de este jueves 19, en “Amsterdam”, Rivadavia 2611, por el artista local Nick Ràcano.
En un nuevo aniversario de su cumpleaños, el inmortal “hombre de la Rosa”, se hizo presente en un confortable ambiente y ante un público preferentemente femenino que acompañò la propuesta con verdadera pasión, durante las casi dos horas del show.
Desde las 22, Nick, dejó fluir en el lugar un aroma especial a nostalgia y romanticismo. Y las palabras y los gestos, iban recreando la enorme admiración por un cantautor inigualable. Asistentes de todas las edades, incluso una “fans” pequeñita, de siete años, se deleitaron con los ritmos musicales y se emocionaron junto a Ràcano.
“Dame el fuego”, “Amor en Buenos Aires”, “Dos extraños son”, “Trigal”, “Rosa Rosa”, “Asì”, y otro gran puñado de éxitos fueron expuestos frente al oído atento de la concurrencia sensible que cada momento participò.
La profesora Silvia Del Mar, “el gran amor de mi vida”, “mi pentagrama”, según los dichos del propio Nick, aportò su sapiencia vocal en varias ocasiones para hacer vibrar un tanto màs a la platea preferencial del resto bar céntrico.
“Tengo un gran apoyo del guitarrista de Sandro y de su hija”, contò el cantante. “Por tal motivo, este tributo lo hago con sus avales y con todo respeto por lo que representa Sandro en toda Amèrica”, sostuvo Ràcano.
La armonía del encuentro permitió un hermoso momento, muy especial por cierto, cuando el artista cantò un tema para una señora concurrente al tributo en medio de las demostraciones de afecto y entusiasmo.
Claro que no faltaron tampoco a ña cita las memorables melodías de “Como lo hice yo”, “La vida sigue igual”, “Gusto a mujer en la boca”, “Paris ante tì”, “Mi amigo el Puma”, “Penumbras” y “Arràncame la vida”, tributada a dùo con Silvia del Mar.
No podía estar ausenta la famosa bata. Ni la mención personal de Nick sobre què refiere Sandro para èl: “Escuchar sus temas es una gran terapia, es un manual de psicología”, sintetizò, a la vez que, junto a su compañera de ruta y vocación, agradecieron la ocasión y el grato espacio que los recibió: “Luego de este terrible tiempo de ausencia de los escenarios, que se abran sitios como este, con tanta alegría y buena onda, es para nosotros un motivo de gran entusiasmo y, lógicamente, una invitación a continuar proponiendo recitales de esta naturaleza, con distintos tipos de ritmos musicales. Y vamos a su vez, por una muestra de alumnos de nuestra escuela de canto en breve”.
Los minutos devoraron la velada, pero nadie se movìa de sus asientos. Cena compartida, amistades que festejan verse de nuevo y el pedido constante de “otra, otra”, una vez anunciado el cierre del concierto ìntimo.
Y el artífice de la noche mágica, no se hizo rogar. La promesa surgió espontànea, pues, de modo tal que no transcurrirà mucho tiempo para el reencuentro feliz.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-