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Opinión

De las alas del fomentismo

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De las alas de las vertientes fomenteriles, salió un interesante apéndice, mis amigos: la política partidaria y la inclusión directa de dirigentes en diversos espacios, por ahora confirmados tres de carácter vecinal.
Claro que semejante noticia es sumamente importante puesto que no habrìa un precedente nativo de tales lineamientos, màs allà por supuesto de ciertas expresiones ofrecidas en su momento como partidos vecinales.
Es un hecho inèdito e histórico para la ciudad. Y, como tal, alberga conciliaciones y detractores. Gente a favor y otra que prefiere mantener la imagen de un estatus fomenteril ausente de inclinaciones netas partidistas.
En un contexto difícil, donde cada entidad barrial ha sabido mantenerse en pie, pese a las restricciones impuestas por el virus chino, donde en variados casos, los referentes han debido ponerse el overol y asistir a familias en crisis, donde la institución madre de la actividad, viene siendo cuestionada o ninguneada, se abren estas puertas a la militancia partidaria en sì y a la polémica.
No es, repito mis pacientes lectores, un dato menor que tres ramas DISTINTAS del área fomentista, se coloquen en tres ofertas diferentes, de cara en principio a las aguardadas PASO del domingo 12 del mes de la primavera.
El Partido “Por Olavarrìa Todos”, el POT, es el màs “viejito” de todos con dos antecedentes electorales, las Primarias de 2017 y 2019. Ahora esa opción trepò en las últimas horas a una alianza estratégica con el señor Florencio Randazzo en el Frente “Vamos con Vos”.
La formalizada el sábado 17, ver nota aparte, “Uniòn Vecinal de Olavarrìa”, la UVO, se concentra aquí y ahora en procesar un candidato de esa fuerza, eminentemente fomenteril, con ciertas posibilidades de ser incluido en la boleta del oficialismo vernáculo. Asì se sellò una santa promesa del líder político de la comarca cementera por excelencia de la Provincia.
Tal sugerencia – promesa tampoco es un libro para no leer. Porque tal actitud, es decir “meter” un dirigente barrial en alguna lista, en un lugar “entrable” convengamos, es una veterana aspiración de varios fomentistas que siempre han enarbolado la idea de que “tiene que haber uno de los nuestros en el Concejo Deliberante”.
El pasado nos muestra que el señor Ricardo Nasello, fue, hasta hoy, el último referente fomentista tomado por el eseverrismo en su momento y llevado a una banca de edil.
Luego ha habido nombres dispersos en varias nòminas, pero nunca en posiciones decorosas o, reincido “entrables”.
Se podrá quizá a su vez cuestionar, desde algún sector disidente o no, la mano tendida de esta agrupación hacia el Palacio San Martìn. Veremos las reacciones.
Y para cerrar esta nota, signemos que la otra pata de este armado, la conforma “Somos Olavarrìa” (SO), cuyos orígenes tendrían un propósito de aunar criterios desde el fomentismo, mas tal decisión se estaría ampliando a otras personas de otras franjas laborales y sociales.
Algunos apellidos se han citado como precursores de esta propuesta, pero lo tangible es que ya a esta altura, se contabiliza esta dicotomía interna. No obstante, la corriente tuvo el lunes próximo pasado su Asamblea Extraordinaria vìa Zoom para poner de manifiesto su perspectiva en el distrito y fijar pautas y autoridades partidarias.
Tal asì las situaciones dentro de una gran faz del universo fomentista. Señalemos que este despliegue es incesante y ha despertado la modorra de muchos, sin dudas.
Ah, ¿y Federaciòn..?
Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho