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La Región

Anuncian más obras para que la 51 sea una ruta realmente segura para transitar

El trayecto recientemente inaugurado entre Coronel Pringles y El Divisorio, cuenta con varios sectores de ruta segura.

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Después de la inauguración del tramo de 32 kilómetros de ruta segura entre Coronel Pringles y El Divisorio, desde el área de Infraestructura de la Provincia se aseguró que están muy avanzadas las gestiones para continuar con las obras en un trayecto adyacente de la ruta provincial 51.

El proyecto, que se encuentra en la etapa de evaluación de los pliegos de licitación, cuenta con un presupuesto de 1.200 millones de pesos que serán aportados por Vialidad Nacional, tiene un plazo de ejecución de dos años y podría comenzar entre marzo y junio del año que entra.

Estos trabajos son considerados fundamentales desde el gobierno de la Provincia, por tratarse de una ruta troncal del territorio bonaerense y por traer también una solución al elevado índice de accidentes que tenían ese trayecto y el recientemente inaugurado.

De acuerdo al proyecto, la nueva obra incluye ensanche de calzada, repavimentación, construcción de terceras trochas y banquinas pavimentadas en un trayecto de 32,5 kilómetros, dentro del distrito de Coronel Pringles.

Entre los trabajos puntuales, se llevará la calzada a un ancho de 7,3 metros, manteniendo pendientes transversales del 2% desde el eje hacia el exterior y sobreanchos existentes en curvas; también se ejecutarán banquinas pavimentadas y dos terceras trochas de circulación destinadas al tránsito lento o pesado.

Además, se demolerán veredas peatonales y se colocarán nuevas barandas en el puente El Divisorio, junto con el ensanche de la alcantarilla. A todo esto se sumará la demarcación horizontal y el señalamiento vertical de todo el trayecto.

El intendente de Coronel Pringles, Lisandro Matzkin, señaló a “La Nueva.” que solo con observar que el presupuesto de obra supera los mil millones de pesos, queda demostrado a las claras de que se trata de un proyecto de gran envergadura.

“Todavía no fue adjudicada, pero sabemos que este hecho es inminente. Si los tiempos son los que se planean, para comienzos del otoño 2021 ya estaremos en obra”, dijo.
Al respecto, destacó que uno de los trabajos que incluye el proyecto es la actualización y mantenimiento del puente sobre el arroyo El Divisorio.
Cada una de estos proyectos supone una obra de ingeniería importante, porque se cruzan ríos y arroyos; no es solamente pavimentar”, dijo el ministro Simone.

   “Seguramente, esto hace que la obra tenga una extensión de tiempo más amplia, aunque se estima que en dos años estaría terminada”, sostuvo.

En cuanto al tramo recientemente inaugurado entre Coronel Pringles y El Divisorio, Matzkin destacó la fuerte caída en la cantidad de accidentes luego de la concreción de tramos de cuatro carriles y ruta segura en sitios clave.

Por su parte, respecto de la concreción de una futura obra vial desde el ingreso del dique hasta Bahía Blanca, el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de Buenos Aires, Agustín Simone, señaló que todavía es muy temprano para hablar de ese proyecto, ya que en estos momentos recién se están confeccionando los pliegos de licitación.

“Cada una de estos proyectos supone una obra de ingeniería importante, porque se cruzan ríos y arroyos; no es solamente pavimentar. Aparte, se está modificando la forma de la ruta, interviniendo algunos puentes, haciéndola más ancha y con banquinas. Lleva un tiempo de trabajo técnico”, dijo.

En ese sentido, aseguró que la idea es trabajar en toda la ruta 51.

“Hay que pensar que tiene más de 700 kilómetros. El tramo que ahora estamos adjudicando, entre El Divisorio y el dique, tiene financiamiento de Vialidad Nacional, con quien realizamos un convenio para continuar con obras que consideramos estructurales”, explicó.

Fuente: La Nueva

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La Región

Abandonaron una camioneta con cuatro cadáveres electrocutados en el hospital de Bahía Blanca

Según las primeras investigaciones, se trata de los cuerpos de cuatro personas que intentaron robar cables de una línea de media tensión en cercanías de la ciudad, y recibieron una descarga de 33.000 voltios. Además de los muertos, había un herido, que sobrevivió.

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A última hora de anoche, una camioneta sorprendió al personal del Hospital Municipal de Bahía Blanca. Porque en su interior había cuatro cadáveres y un herido, y el conductor trató de huir luego de dejar el vehículo estacionado, aunque fue detenido. Los fallecidos y el herido habían sufrido una descarga eléctrica mientras intentaban robar cables.

Las primeras informaciones, según La Nueva Provincia, aseguran que todos se hallaban robando cables en un campo del kilómetro 57 de la ruta nacional 33 -pasando el paraje García del Río- y sufrieron una descarga eléctrica de 33 mil voltios. El incidente ocurrió después de las 23 del lunes.

En esas circunstancias, las víctimas fueron trasladadas por un sexto hombre a bordo de una camioneta Volkswagen Amarok, patente NUD 310, que quedó estacionada en la puerta del centro asistencial.

“Una descarga descomunal”

Si bien el conductor se dio a la fuga, horas después fue capturado tras un allanamiento en una vivienda de La Pinta 377. El detenido fue identificado como Ángel Daniel Gallardo, de 66 años.

Los fallecidos, según la Policía, eran Facundo Uribe (32), Joaquín Acosta (18), Fernando Gallardo (25) y Federico Strick (28). También ingresó con quemaduras por descarga Emanuel Chamorro Sepúlveda (20), pero se encuentra consciente.

Los ladrones recibieron una “descarga eléctrica descomunal”, señalaron desde la empresa distribuidora EDES a La Brújula 24, en referencia a los cables de medita tensión que estaban manipulando.

En el vehículo ocupado por los cuatro fallecidos, a su vez, se secuestró un handy con la frecuencia policial, elemento que ahora está siendo sometido a una investigación.

Perseguida

Al filo de la medianoche, la llegada de la camioneta provocó un revuelo en el Hospital, donde arribaron de inmediato el superintendente de la ciudad, Gonzalo Bezos, el secretario de Seguridad de la Municipalidad, Federico Montero, y el jefe policial Gonzalo Sandoval.

Se supo que la Amarok venía siendo perseguida por un móvil policial de la Patrulla Rural, que había advertido su presencia sospechosa en un campo de aquel distrito, que ya había sido blanco de delitos similares.

Los policías, al parecer, habrían perdido el rastro de la Amarok al ingresar a Bahía, pero con la ayuda del Centro Único de Monitoreo (CEUM), se pudieron determinar su llegada a la guardia del Municipal.

Para este martes se harán peritajes con el personal de EDES en la zona, ubicada a unos 30 kilómetros de Bahía Blanca. (DIB) MM

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La Región

Un poco más solos

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Y entonces sabíamos que iba a pasar, que algún día esa suerte de ausencia larga a la que lo había llevado la vejez y el extravío de la enfermedad se iba a convertir en un hueco definitivo. Eso al fin hace la muerte: reduce el último vestigio de lo cognoscible. Pero -y aquí el adversativo funciona a favor- queda el resto, la intensa y perenne memoria de lo que hizo, de lo que dijo (hizo mucho más de lo que dijo), de lo que fue, desde que silenciosamente llegó a la ciudad que lo abrigó.

Ha devuelto largamente esa manta que lo contuvo cuando llegó a Tandil, allá por 1988, cuando empezó a cifrar su sello en la Parroquia de Begoña y el definitivo, en la Parroquia del Santísimo Sacramento, allí donde siempre -rompiendo una tradición católica de más de un siglo- había imperado una visión católica integrista, muy lejos -o en antítesis- al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, del que él participó, surgido en la década del 60.

Secuestrado por la Triple A en plena dictadura militar -estuvo detenido de 1976 a 1981 en La Plata, bajo la órbita del torturador Etchecolaz- un obispo literalmente lo rescató y le salvó la vida. Fue Emilio Bianchi di Cárcano, que le dio cobijo en Azul. Su próximo paso fue Tandil y de aquí no se fue más. Si hay algo tan inobjetable como su labor pastoral fue la intuición que tuvo Raúl Troncoso para entender la matriz idiosincrática de la sociedad lugareña, y vale aquí incorporar el oxímoron ideológico del conservadorismo que hace.

El sacerdote detectó enseguida cómo funcionaba nuestra comunidad y, sobre todo, el círculo de poder. Y actuó en consecuencia: fue el hombre que durante más de treinta años supo hilar con tacto e inteligencia una malla de contención entre los más pobres y los más ricos. Ese puente sólo pudo tenderlo Raúl y está hecho de gestos mínimos, de política, de guiños y sobreentendidos.

El estallido social de 2001 encontró en su figura una suerte de liderazgo ecuménico, silencioso y eficiente para evitar males mayores a la hora de aquellos saqueos que aquí no se produjeron.

Fue el cura que menos habló políticamente en sus sermones pero que más hizo por los que peor estaban. Esta opción -que seguramente le valió algunos reproches de quienes esperaban algo más desde el púlpito- fue el acto más pragmático de su vida: en el púlpito que había sido de Actis y de Mosse, el primero un cura popular visceralmente anticomunista y el segundo un sacerdote abiertamente cerrado y aristocrático- tomó por el atajo del bajo perfil, la apertura de la Iglesia y las obras como prioridad; también de la real politik (el teléfono de Troncoso fue un ícono del poder en los más altos niveles y sus charlas a solas eran memorables) para la construcción de su gran misión a través de la Iglesia, como la labor de Cáritas, las Casas de la Esperanza, y su compromiso con el patrimonio serrano y los derechos humanos.

Por eso mismo nunca dejó de estar donde debía y si hay una imagen que revela este compromiso, fue cuando a principios de los 90 lideró la desoladora marcha de un puñado de personas que pedía justicia por el asesinato de Gilda Mansilla, una doméstica cuyo crimen aún hoy permanece impune. O en lo que tal vez sea la marcha de silencio más dolorosa y terrible que recuerde la historia de Tandil, que sucedió tras la explosión de un horno en Metalúrgica Tandil y la muerte de tres jóvenes trabajadores.

La muerte de Raúl Troncoso, justamente en estos días tan difíciles, no sólo duele por el vacío que abruma, por su pérdida irremediable, y por el largo adiós que acaba de comenzar. Nos duele también, a muchos, porque sin duda hoy estamos un poco más solos que ayer.

Por Elías El Hage

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho