Opinión
Apuntecillos
1.- La postura ambivalente del Gobierno Central y provincial con relación al delito de usurpación de lo privado, es un boomerang. Un arma de doble filo, cayendo en manos equivocadas. Y en el peor momento, quizá.
Esto viene a crédito porque el señor Ministro Berni, expuso con toda contundencia que la toma de Guernica no era tan grave, puesto que “el 30 % del territorio de la Provincia de Buenos Aires, es el resultado de usurpaciones”. Una temeridad de total incongruencia y desprecio por la verdad. Una canción errónea de seductora melodía, en aras de su propia candidatura, de cara a las elecciones del 2021.
Pero una inexacta frase que no conlleva tranquilidad al pueblo contribuyente. En primera instancia, tenemos el Registro de Propiedad del Estado que muestra la ubicación de cada terreno o vivienda y permite de tal modo, el correcto cobro por parte del Estado, por cada terreno o casa. Y que también ejerce la capacidad de tasar la propiedad, es decir, evaluar lo que vale fiscalmente.
Y los procedimientos efectuados por quienes pretenden apoderarse de lo ajeno, nunca fueron tan viles como los que se observan en este triste presente. Yèndonos bien atrás en la historia, nos encontramos con el detalle por el cual se otorgò durante la denominada “Conquista del Desierto”, el “pago en especies” de lotes; se realizaron màs acà en el tiempo, procesos de ventas de tierras y se llegó a su vez a la enfiteusis, o entrega precaria de la posesión del inmueble, hasta completar un papeleo burocrático exigido.
Lo de ahora es distinto. Es un respaldo del poder, o de algún àngulo del mismo, a la ocupación en sì misma. Incluso con una aceitada maquinaria de complicidades y punteros políticos. Un autèntico negocio espurio, disfrazado de solidaridad con el pobre sin techo.
Cuidado entonces, con los términos que se usan y con los procederes, porque aquí en esta comarca se están produciendo tomas de lotes. Muy tìmidamente, pero ya hay familias que se instalan en terrenos fiscales (por ahora) y construyen de a poquito y se enganchan luego en todos los servicios posibles. Al sur del distrito cunden los ejemplos de este tenor.
No habrá que olvidar tampoco el espíritu de recaudación que garantiza la posesión privada. De enero a fines del noveno mes de este año, se contabilizò la cifra oficial de $ 32.314.000 juntados por el Gobierno Provincial.
2.- La luz de alarma encendida el martes 20 en pleno centro olavarriense, no debiese ser ocultada o tergiversada. Pero, vean ustedes como son las cosas, que aùn hoy se discute sobre ciertas pautas polémicas en estrecha relación al origen del mal. Al estadio de violencia suscitado.
No se exhibe en la pizarra una versión única y concisa por los intereses creados al respecto. Por un siniestro motivo, sì graficado desde aquí con total contundencia en una nota previa: nada se dio allì, en las escalinatas del Palacio San Martìn, por mera casualidad, ni hemos de presumir de la llegada inoportuna de un escandaloso fruto de un lascivo brote psicótico de un par de mujeres, por ende, muy exaltadas.
Hubo un manejo milimétrico del caos y un aporte silencioso de quienes orquestaron el lìo y nada objetaron ni objetan, en cuanto al desmadre contra periodistas.
Fue un hecho propuesto por pseudo dirigentes que se amparan en la supuesta lucha contra el hambre y la desprotección del que menos posee.
Quien paga los bidones de agua, que cuestan cada uno $ 160; quien abonò el asado del Dìa de la Madre, bien pudo también haber solventado el maple de huevos, cuyo alcance económico ronda los $ 200.
Y a las damas alteradas, se las fue a buscar a la Comisarìa Primera. Y la pretendida inocencia de un referente social, da escalofríos. Como la frialdad de la población al irse anoticiando. TREMENDA INDIFERENCIA. Estàn probando los impíos su arsenal. Quieren ver còmo les va ante determinados sucesos. Y la gelidez de los rechazos de algunas zonas de la política, y la actitud timorata del combo social local, les da perfecto pie para seguir en pos de objetivos aùn màs cruciales.
3.- El caso portentoso por el cual, no menos de cuarenta enfurecidos fueron a gritar y destruir un domicilio en calle Moya al 4500, en busca de un presunto abusador de una menor de 12 años, revela otra mecha encendida en la otrora pacìfica Olavarrìa.
Creyeron que en tal lugar podría refugiarse el maléfico personaje señalado por la presunción como autor de un delito por demás execrable. Este sujeto habrìa sido años atrás cuñado de la mujer que habita el inmueble. Pero, todo indicó que se hallaba ausente y que no portaba en ese sitio.
La señora que vive en esa casa tiene Covid y està con sus hijas, todas aisladas. Y soportaron aterradas el bullicio y los desmanes de los iracundos destrozadores de puerta y ventanas. La policía evitò un daño mayor, pero la demencia ya se había apoderado del ambiente. Exigìan la entrega inmediata del hombre al que ven como responsable. Su nombre era maldecido y coreado, con sed de venganza extrema y veloz.
En el 2018 un episodio similar, culminò con la casa vacìa, el ardor popular allà por Calle 15 al 3600, y luego de unos días, la asolada vivienda fue usurpada. Luego incluso de oyò de la inocencia del tipo buscado para linchar.
Gotas de violencia apenas. Empero, ya se nota su trágica injerencia en las vidas de quienes se enredan en lo inadecuado.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-