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Opinión

Novela fomentista nueva

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Capìtulo 1.- Un comunicado de la entidad madre del ámbito fomenteril, despertó suspicacias y encendió otra vez, la mecha reseca y  predispuesta de la polémica. El tema de referencia, mis amigos, tuvo que ver con la “Caravana de la Concientizaciòn” de la víspera y organizada primordialmente por Walter “Pano” Vega y colaboradores, tradicional referente barrial del “AOMA”.

El texto reza asì: “La Federaciòn de Sociedades de Fomento y Juntas Vecinales de Olavarrìa se suma a la Convocatoria de la Caravana en Apoyo al Personal Esencial, la cual se desarrollarà el jueves 03/09 a las 18 en San Martìn y Rivadavia. Queremos agradecer por el esfuerzo, compromiso y solidaridad durante estos tiempos tan duros. Es fundamental que tomemos conciencia como ciudadanía y nos cuidemos para evitar pasar a Fase 3 nuevamente, donde la salud y el trabajo de tanta gente se verìa tristemente afectado”.

Tal aval a la concentración no ha tenido todo el acompañamiento supuesto de los miembros de la nòmina conductiva federada, encabezada como ya se sabe por el señor Jorge Videla.

Hete aquí que luego de aparecer este anuncio, varias personas que pertenecen a la Directiva de la Federaciòn, principalmente mujeres, salieron en las redes a despegarse con suma rapidez de tan inminente recorrido céntrico planeado para la tarde de ayer.

Traemos a colaciòn dos posteos de dos damas fomentistas que no dudaron en sintetizar su descontento. En uno se lee: “Repudio totalmente la decisión individualista tomada por el señor presidente de apoyar la marcha sin consultar”. El segundo recopilado para ustedes señala: “Como parte de la Comisiòn YO NO MARCHO (asì con mayúsculas, textual).

Capìtulo 2.- Hace apenas horas que se reunieron en privado don Jorge Videla y Josè Calderòn, dirigente del Facundo Quiroga II. El encuentro por lo que pudimos conocer en exclusiva, fue muy ameno, con un bosquejo amplio de temáticas charladas sin tapujos por ambos fomentistas.

Se mencionaron diversos aspectos de la actividad y de las reacciones ante la crisis actual, provocada por la pandemia. Pero también asuntos urticantes como el despliegue social del fomentismo y la creciente inseguridad local.

Claro que no fue minimizado tampoco el ítem particular de un fomentismo dividido. Una Federaciòn que aùn no ha recibido el respaldo de la Municipalidad y las posibilidades de concretar un consenso entre las partes dispersas, con el fin de unir, de curar heridas viejas y nuevas y recomenzar con ímpetu, pero unidos.

Se requeriría para tal propósito el visto bueno comunal y la aprobación de una agenda básica de reestructuración fomenteril. En tal sentido, hablaron los dos hombres de formar una novel Comisiòn de unidad, en caso de ser menester para sellar el pacto, con algún elemento conflictivo ya fuera del universo fomentista.

Habrà que aguardar por estas horas, las distintas opiniones y si en verdad, tal aspiración fácil en la teoría se logra canalizar en la no tan sencilla praxis.

Capìtulo 3.- Asì como el Arroyo Tapalquè divorcia a la ciudad, separándola en dos pueblos, idéntico ejemplo ha conseguido la Casa de Uma y todos los derivados de lo acaecido el fin de semana próximo pasado por el lado de Calle 102 Nùmero 686, en el barrio Trabajadores.

El enojo y las puteadas anexas de don Oscar Lòpez, revolvieron el avispero, trayendo con prontitud toma de posiciones y alejamientos quizá impensados momentos previos de algunos fomentistas del tándem de oposición a Videla. La crispación se desatò sin buscar orígenes de la tragedia. Lo visible, lo desprolijo de la obra en cuestión, tapò sin vueltas cualquier especulación.

No obstante, todo un arsenal de misiles se irían disparando después. Un grupo de WhatsApp que se mutilò en breve, con acusaciones cruzadas y hasta hipótesis de internas en Desarrollo Social. Un caudal inusitado e imparable aùn de conjeturas y preguntas, con un frontón infranqueable de fondo: el estado desastroso en que Lòpez hallò la propiedad. Ya hemos descripto en una nota anterior todos los detalles (ver en esta misma sección “La casa de Uma”).

¿Falta de tacto o pase de factura librado justo en un minuto de descuido? ¿Insensibilidad social versus aprovechamiento político? En el exacto medio, la salud de un àngel.

Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho