Opinión
Federación fomentista: cuando la taba se da vuelta…
En un clave instante se llenó uno de los salones del primer piso de la Sociedad de Fomento Mariano Moreno.
Anoche la reunión concitó a treinta dirigentes de distintas entidades barriales que se terminaron poniendo de acuerdo, por decisión mayoritaria, en la necesidad de barajar las cartas y dar de nuevo. O sea, recomenzar después de todas las disidencias habidas y por haber que fueron surgiendo en este período de veinticuatro meses.
Acallar las voces que se elevan es difícil. Por eso el planteo presumiblemente leguleyo de Renzo Toranza, quedó anulado entre la postura firme de Mariano Moreno y de otras entidades. Incluso Mariano Ciancio fue claro y directo: “Pensemos en que voten todos”, graficó.
La discusión no pudo prosperar, si esa era la intención del secretario Toranza. Porque además Jorge Salías, presidente federativo actual, expuso desde el vamos su deseo de cerrar el ciclo y no candidatearse a un novel proceso. Y dijo convencido: “Quiero que participen todos”. Fin de la contienda. Más clarito, inviable. Dejó en soledad a Martín Roldán y concluyó en reconocer, tarde pero al fin, que “no se puede tener una mala relación con el Municipio. Se requiere tener buena comunicación con la Comuna local”.
Mientras tanto, salieron a relucir cuitas antiguas y otras no tan añejas. Entrecruces apenas soslayados por la intervención de José Veyrand y la apuesta generalizada de concluir pronto con dudas y contiendas y explicar cómo hacer para ir a elecciones lo antes posible.
No le queda margen al oficialismo federado presente. Algún soldado puede llegar a verse en el horizonte, mas sin respaldo de sus colegas en importancia numérica.
Por el otro lado, se divisó, a ojos de buen cubero, un movimiento explícito de Rivadavia y San Martín, fortalecido por cierto, con motivo de un triunfo electoral abrumador el 27 del mes pasado.
En tales circunstancias, las piezas de a poquito encajaron. El engranaje dejó de chirrear. Y uno a uno los argumentos de querer demorar la cosa en sí, o de ir hacia otro ángulo, se diluyeron entre las amplias instalaciones de Mariano Moreno.
Ana Cortés, Walter Vega, Rubén Calderón, Leal, Javier Frías y otros más, recalcaron entonces la sugerencia de preparar todo lo legal y solicitar la anuencia de la oficina de Relaciones con la Comunidad para sufragar antes de finalizar este 2019, las autoridades venideras de la entidad madre.
La metodología sería sencilla: aunar criterios, que todos tengan los papeles al día, con los delegados y con la cuota paga y a votar se dirá en breve.
Quizá se logre pues una nómina de unidad. O no, concurriendo dos listas al acto comicial. No daría la impresión que haya espacio para tres listas, pero nunca se sabe…
Una página triste empieza a darse vuelta. Era sabido. Salías con su discurso novedoso y para el análisis de ampliar fronteras, derribó las barreras de los poquitos belicosos y obstinados. No dejó con el pie propicio a sus propios compañeros de Comisión para que lograsen rechazar opciones de los demás. Quedaron en minoría sin atenuantes y la reunión se cerró con la esperanza de un próximo encuentro, ya de cara a definir la fecha electiva.
Se avecina un camino distinto al recorrido en estos dos últimos años. Con mayor cercanía a la Municipalidad. Veremos quién en definitiva, se postula. O quienes.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-