La Región
EL MOVIMIENTO MERCANTIL DEL INTERIOR BONAERENSE SE REUNIÓ EN AZUL
La actividad se desarrolló en la Casa Cultural de la Asociación Empleados de Comercio del Azul, entidad anfitriona del encuentro en el que se analizó con los directivos nacionales la situación y el futuro de la obra social mercantil.
Se realizó una reunión del Movimiento Mercantil del Interior de la Provincia de Buenos Aires y autoridades de OSECAC y de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS).
La actividad se desarrolló en la Casa Cultural de la Asociación Empleados de Comercio del Azul, entidad anfitriona del encuentro en el que se analizó con los directivos nacionales la situación y el futuro de la obra social mercantil.
En la ocasión, estuvieron presentes el presidente de OSECAC Carlos Pérez, el secretario de Organización de la FAECyS Mario Migliore –junto a otras autoridades de la Federación- y delegados, representantes y miembros de comisiones directivas de sindicatos de empleados de comercio de distintas localidades que conforman el Movimiento Mercantil del Interior bonaerense.
La obra social: En principio, Pérez expresó el saludo fraterno del secretario general de la FAECyS Armando Cavalieri para todos los gremialistas participantes de la reunión y su apoyo para las autoridades que renuevan la conducción de la AECA, encabezadas por Jorge Ferrarello.
“Estamos recorriendo las filiales del interior del país, tratando de acercarnos a los compañeros secretarios generales y delegados de la obra social para estar en el día a día y en las necesidades de los afiliados después de un año muy duro que no ha dejado de afectar a la salud”-enfatizó.
A continuación, planteó la situación actual de la obra social que está a su cargo y las diferentes acciones y negociaciones que se están llevando adelante en beneficio de los empleados de comercio: “Osecac hoy no está en una realidad diferente a la que le tocó a la salud pública argentina, porque los salarios y los aportes son en pesos y en la Argentina los insumos de la salud son en dólares. Nosotros cobramos en pesos y pagamos en dólares; eso nos hace hacer una ingeniería distinta cada vez que tenemos que resolver problemas que son muy sensibles porque los temas de salud de los compañeros no los podemos dilatar”-manifestó.
Asimismo, relató que en el último año y medio se verificó la caída de 75000 empleos mercantiles registrados, “es un número muy grande que implica el ingreso de menos aportes a la obra social lo que se suma al trabajo no registrado o en negro”-indicó Pérez.
Más adelante, informó acerca de la relación con prestadores y proveedores; la toma de créditos para la cobertura del déficit; las gestiones ante la Superintendencia de Servicios de Salud y la deuda del Estado Nacional con la obra social. En tanto, planteó sus expectativas frente al cambio de autoridades a partir del 10 de diciembre.
Posteriormente, los dirigentes sindicales presentes plantearon las necesidades y reclamos vinculados con OSECAC en cada una de las localidades bonaerenses representadas, en la búsqueda de encontrar soluciones a los problemas de los afiliados.
Azul como sede: La visita a Azul del presidente de OSECAC y de las autoridades de la Federación nacional fue considerada por el secretario Jorge Ferraello “como un orgullo y un privilegio; que nuestra sede –entre tantas otras localidades- haya sido seleccionada como punto de encuentro para este reunión nos llena de satisfacción”-recalcó.
“Se trata de una mirada positiva y de respaldo hacia el trabajo que venimos realizando desde la AECA hace ya tiempo, en pos de solucionar problemas de los afiliados, darles mejores servicios y beneficios y aportar a su calidad de vida, como así también al rol que dentro de la comunidad ejercemos”-subrayó el dirigente sindical.
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Abandonaron una camioneta con cuatro cadáveres electrocutados en el hospital de Bahía Blanca
Según las primeras investigaciones, se trata de los cuerpos de cuatro personas que intentaron robar cables de una línea de media tensión en cercanías de la ciudad, y recibieron una descarga de 33.000 voltios. Además de los muertos, había un herido, que sobrevivió.
A última hora de anoche, una camioneta sorprendió al personal del Hospital Municipal de Bahía Blanca. Porque en su interior había cuatro cadáveres y un herido, y el conductor trató de huir luego de dejar el vehículo estacionado, aunque fue detenido. Los fallecidos y el herido habían sufrido una descarga eléctrica mientras intentaban robar cables.
Las primeras informaciones, según La Nueva Provincia, aseguran que todos se hallaban robando cables en un campo del kilómetro 57 de la ruta nacional 33 -pasando el paraje García del Río- y sufrieron una descarga eléctrica de 33 mil voltios. El incidente ocurrió después de las 23 del lunes.
En esas circunstancias, las víctimas fueron trasladadas por un sexto hombre a bordo de una camioneta Volkswagen Amarok, patente NUD 310, que quedó estacionada en la puerta del centro asistencial.
“Una descarga descomunal”
Si bien el conductor se dio a la fuga, horas después fue capturado tras un allanamiento en una vivienda de La Pinta 377. El detenido fue identificado como Ángel Daniel Gallardo, de 66 años.
Los fallecidos, según la Policía, eran Facundo Uribe (32), Joaquín Acosta (18), Fernando Gallardo (25) y Federico Strick (28). También ingresó con quemaduras por descarga Emanuel Chamorro Sepúlveda (20), pero se encuentra consciente.
Los ladrones recibieron una “descarga eléctrica descomunal”, señalaron desde la empresa distribuidora EDES a La Brújula 24, en referencia a los cables de medita tensión que estaban manipulando.
En el vehículo ocupado por los cuatro fallecidos, a su vez, se secuestró un handy con la frecuencia policial, elemento que ahora está siendo sometido a una investigación.
Perseguida
Al filo de la medianoche, la llegada de la camioneta provocó un revuelo en el Hospital, donde arribaron de inmediato el superintendente de la ciudad, Gonzalo Bezos, el secretario de Seguridad de la Municipalidad, Federico Montero, y el jefe policial Gonzalo Sandoval.
Se supo que la Amarok venía siendo perseguida por un móvil policial de la Patrulla Rural, que había advertido su presencia sospechosa en un campo de aquel distrito, que ya había sido blanco de delitos similares.
Los policías, al parecer, habrían perdido el rastro de la Amarok al ingresar a Bahía, pero con la ayuda del Centro Único de Monitoreo (CEUM), se pudieron determinar su llegada a la guardia del Municipal.
Para este martes se harán peritajes con el personal de EDES en la zona, ubicada a unos 30 kilómetros de Bahía Blanca. (DIB) MM
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Un poco más solos
Y entonces sabíamos que iba a pasar, que algún día esa suerte de ausencia larga a la que lo había llevado la vejez y el extravío de la enfermedad se iba a convertir en un hueco definitivo. Eso al fin hace la muerte: reduce el último vestigio de lo cognoscible. Pero -y aquí el adversativo funciona a favor- queda el resto, la intensa y perenne memoria de lo que hizo, de lo que dijo (hizo mucho más de lo que dijo), de lo que fue, desde que silenciosamente llegó a la ciudad que lo abrigó.
Ha devuelto largamente esa manta que lo contuvo cuando llegó a Tandil, allá por 1988, cuando empezó a cifrar su sello en la Parroquia de Begoña y el definitivo, en la Parroquia del Santísimo Sacramento, allí donde siempre -rompiendo una tradición católica de más de un siglo- había imperado una visión católica integrista, muy lejos -o en antítesis- al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, del que él participó, surgido en la década del 60.
Secuestrado por la Triple A en plena dictadura militar -estuvo detenido de 1976 a 1981 en La Plata, bajo la órbita del torturador Etchecolaz- un obispo literalmente lo rescató y le salvó la vida. Fue Emilio Bianchi di Cárcano, que le dio cobijo en Azul. Su próximo paso fue Tandil y de aquí no se fue más. Si hay algo tan inobjetable como su labor pastoral fue la intuición que tuvo Raúl Troncoso para entender la matriz idiosincrática de la sociedad lugareña, y vale aquí incorporar el oxímoron ideológico del conservadorismo que hace.
El sacerdote detectó enseguida cómo funcionaba nuestra comunidad y, sobre todo, el círculo de poder. Y actuó en consecuencia: fue el hombre que durante más de treinta años supo hilar con tacto e inteligencia una malla de contención entre los más pobres y los más ricos. Ese puente sólo pudo tenderlo Raúl y está hecho de gestos mínimos, de política, de guiños y sobreentendidos.
El estallido social de 2001 encontró en su figura una suerte de liderazgo ecuménico, silencioso y eficiente para evitar males mayores a la hora de aquellos saqueos que aquí no se produjeron.
Fue el cura que menos habló políticamente en sus sermones pero que más hizo por los que peor estaban. Esta opción -que seguramente le valió algunos reproches de quienes esperaban algo más desde el púlpito- fue el acto más pragmático de su vida: en el púlpito que había sido de Actis y de Mosse, el primero un cura popular visceralmente anticomunista y el segundo un sacerdote abiertamente cerrado y aristocrático- tomó por el atajo del bajo perfil, la apertura de la Iglesia y las obras como prioridad; también de la real politik (el teléfono de Troncoso fue un ícono del poder en los más altos niveles y sus charlas a solas eran memorables) para la construcción de su gran misión a través de la Iglesia, como la labor de Cáritas, las Casas de la Esperanza, y su compromiso con el patrimonio serrano y los derechos humanos.
Por eso mismo nunca dejó de estar donde debía y si hay una imagen que revela este compromiso, fue cuando a principios de los 90 lideró la desoladora marcha de un puñado de personas que pedía justicia por el asesinato de Gilda Mansilla, una doméstica cuyo crimen aún hoy permanece impune. O en lo que tal vez sea la marcha de silencio más dolorosa y terrible que recuerde la historia de Tandil, que sucedió tras la explosión de un horno en Metalúrgica Tandil y la muerte de tres jóvenes trabajadores.
La muerte de Raúl Troncoso, justamente en estos días tan difíciles, no sólo duele por el vacío que abruma, por su pérdida irremediable, y por el largo adiós que acaba de comenzar. Nos duele también, a muchos, porque sin duda hoy estamos un poco más solos que ayer.