Opinión
Meditaciones
Los postulantes electorales ya van desplegando actividades de cara a unas PASO insípidas y que sólo harán las veces de súper cara encuesta (4.000 mil millones de pesos), puesto que, en definitiva, no habrá instancias internas como hubiese alguien deseado. Al menos en algún partido o frente.
De modo tal que se barajan las cartas con una proposición concreta: determinar qué piensa la gente de cada quien. Encarando todo empero, cual si las cosas fuesen de otro modo.
El público no se siente entusiasmado. A lo mejor, tal sensación llegue con el correr de los días. Después de todo, las publicidades, los diálogos cotidianos y los carteles, irán haciendo su obra. Con el plus inestimable de las redes, claro.
Uno a uno los referentes, harán su deber. Es verdad que ya circulan presunciones. Es absolutamente creíble estimar que se podrán dar dos o tres resultados, más o menos. No hay para especular demasiado por fuera de éstos manantiales. Galli, Aguilera, Eseverri. O Aguilera, Galli. O Eseverri sorprendiendo con un batacazo monumental.
Pero nada está sellado. El oficialismo sabe de sobra que un excelente rédito el 11 de agosto, lo bien ubica para ir entonces con más aire hacia octubre. El dólar no trepa por ahora, la inflación se mueve aún, pero con otra perspectiva desde Casa Rosada.
El gran dilema es la situación social, la ausencia de generación de empleos genuinos (desde hace 12 años, no se crea trabajo privado en la Argentina), y la acuciante pobreza que desbordó el cauce esperado. Además, existe otro gran agujero por tapar: los señores Intendentes de varios distritos, (entre ellos, éste) miden con mayor aptitud que don Mauricio Macri.
Así que han ordenado desde las altas esferas, encolumnar a la tropa, aleccionarla para que el voto sea completo y no haya cortes de boletas que perjudiquen al ingeniero en su carrera reeleccionista tan compleja.
Interesante movimiento ya que, a esta altura de la cosa en sí, son plausibles los criterios de los Jefes Comunales que destacan significativamente lo hecho por ellos, en lugar de polemizar y fortalecer al ex “capo” de Boca Juniors.
Y se inclinan empero, para el vértice de la señora Gobernadora Vidal, a quien las encuestas le dan un “OK” grandote en su territorio.
No obstante, el Frente de Todos, ha adoptado idéntica visión. Aunque, en este caso, se entiende también un “olvido” de los provincial. La mayoría evita introducirse en la red de lo engorroso y prefiere teorizar por lo local.
Lo mismo se divisa desde Consenso Federal. De modo que las carpetas de proyectos, han de bailotear en torno a lo que sucede dentro de las “paredes” de la ciudad que habitamos.
O sea, mis amados lectores: nadie garantiza con una visible rúbrica, que no habrá “cortecitos” de listas. Alguno inclusive, medio difícil de digerir. “QUIZÁ TREPEMOS EL 10 % DE CORTES”, le pronosticó a este cronista un avezado militante que agregó: “Habrá que atender muy bien las mesas”. A quien anda en estas lides, le bastan pocas frases…
En este contexto, los vientos de las conjeturas, son diversos. Y, ante un escenario nacional todavía brumoso, los sabios aconsejan a los candidatos no empantanarse en los discursos en favor de tal o cual “por si las moscas”. ¿Quién te asegura con notoriedad que tu rival de hoy, no termine siendo un aliado luego?
Sin una vidriera ostentosa, pues, la cuestión se reduce un tanto. Bolsillo flaco contra bolsillo gordo, o corrupción versus honestidad o “Mirá lo que hicimos con tu dinero”, y una galería de imágenes de obras que se mostrarán cual vedettes.
Algún escándalito. Por qué no. Algún exabrupto por ahí. Y poco más. Promesas grandilocuentes habrá, de seguro. Pero muy contadas. El vidrio no se mastica con docilidad. Anodina. Sin gloria, parece que por ahí viene la procesión. Porque en definitiva, nadie quiere perder y tampoco nadie se va a jugar entero por algo que no lo culmine protegiendo y prolongando en su rictus de poder.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-