Opinión
Las reuniones de Roberto Lavagna
Amparadas en las esferas de ser, por ahora, charlas de índole privadas, el ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, don Roberto Lavagna, se va reuniendo con referentes políticos de diversos espacios.
Los allegados a su círculo especulan con su postulación, que se vería confirmada luego de las elecciones cordobesas, o sea después del domingo 12 de mayo próximo.
El avezado economista cuenta con buen predicamento entre sectores peronistas y progresistas en general, que sustentan la idea fuerza de una “tercera opción”, frente a la presumible polarización entre Mauricio Macri y Cristina Fernández, en caso de que todo salga como se palpita, con la senadora ex presidente como postulante, finalmente.
Pero, sea cual fuese el escenario, los partidarios lavagnistas, y se cree que él mismo, apuntalan la probabilidad de abrir una puerta a otra vertiente, dando así por tierra con la excluyente bilateralidad que ofrecen Mauricio y Cristina.
Las presencias de terceras opciones no son nuevas en nuestro país, desde el retorno de la vida institucional, en 1983. Las nóminas han sido variopintas, incluyendo al Partido Intransigente, de don Oscar Alende, como al MODÍN de Aldo Rico, o al propio massismo, no hace tanto, pasando también por De Narváez, sin excluir al FREPASO tampoco.
El punto de análisis es interesante. Porque hoy se ofrecería, a través de Lavagna, una conjunción anti grieta. Una alianza de nombres y partidos que van desde el amplio paraguas del peronismo no cristinista, hasta creaciones provinciales, incursionando a su vez dentro del radicalismo rebelde, y con gente del GEN y del socialismo.
Lo que anhela Roberto es algo que falta en la Argentina moderna: un atisbo de unidad de criterios para enfrentar la realidad. Habrá que seguir los progresos de este tándem para visualizar si, sinceramente, se logra conquistar la tierra prometida.
Los intentos previos han quedado en eso: bonitos deseos que no fecundaron en el tiempo, diluyéndose por distintos motivos, luego de una o dos elecciones. ¿Qué tiene este armado, pues, mis amigos, de diferente a los de otrora, como para seducir sin dramas?
Quizá la experiencia y el reconocimiento de Lavagna y sus armadores, sus constructores más leales. Pero, al mismo momento, se advierte un sesgo de temor: el grado de desconocimiento que de la persona de Lavagna, se percibe en las generaciones jóvenes. Por tal motivo, sus publicistas tendrán la sacro santa misión de revertir tal panorama en un plazo acorde a las circunstancias, léase lo antes posible.
Lo concreto es, entonces, que el hombre se mueve y perfila su nominación a la Casa Rosada, con el diputado bolivarense Eduardo “Bali” Bucca, vecino nuestro, como un artífice de su equipo. Escuadra en la que se estima, juega a su turno, otro coterráneo del ex Intendente citado: Marcelo Tinelli.
Los amigos de Lavagna aseveran que el diálogo entre el conductor televisivo y éste, es fluido y que la intención del economista es llegar a convencer a Tinelli de ser oferente en la Provincia. Justo en un año súper clave, ya que Marcelo arriba en este 2019 a sus treinta temporadas en la pantalla chica.
Movimientos continuos se captan. Roberto Lavagna pone el pie en la provincia más importante del país. ¿Atraerá la atención de los desencantados, dolidos y de los ciudadanos independientes, y fundamentalmente, de los votantes jóvenes, o su brillo será fugaz?
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-