Opinión
Entre acuerdos subterráneos y búsquedas de consenso
Decir con tono de ubicuidad que en política, en Olavarría al menos, nada es lo que parece, puede resultar displicente, pero si analizamos un poquito debajo de la superficie, no tan sólo lo visible, nos iremos topando con matices interesantes y altamente aparejados con la intriga novelesca.
La Sesión Extraordinaria del 20, brindó sin ir más lejos, mis amigos, una señal en este sentido, dando material para diversos artículos periodísticos. La gracia, la habilidad consiste en interpretar los gestos, los sí y los no de los ediles y componentes de la casta política vernácula.
Volviendo al ruedo con lo del jueves próximo pasado, la votación dividida en dos temas salientes por parte del “Frente Renovador” (preparatoria de la modificación impositiva en la Tasa de Servicios Rurales y Presupuesto), infiere que las sospechas son verídicas: el profesor Marcelo Latorre y don Emilio Vitale, han de tomar sendas divergentes en cualquier momento.
No son diferencias menores; por el contario, se vienen poniendo de relieve desde el vamos, aunque al principio trataron de comulgar. Los días fueron transcurriendo y ambos legisladores locales, tropezaron sin querer quizá, con las diferencias ideológicas y por qué no, filosóficas que los bifurca.
Vitale parece tener un lugarcito (¿cedido o pedido?) en el redil oficialista. Las presunciones avanzan por ese carril. En tanto don Latorre ¿irá para el campamento eseverrista o podría incluso estacionarse dentro de “Unidad Ciudadana”? Los coqueteos perviven en un instante de proximidad con certeras decisiones.
La cuestión es muy sentida porque los dos terminan su período como concejales el año entrante. Y este sí que es un dato lapidario. Latorre ve con simpatía el posicionamiento de Facundo Moyano. Pero el interrogante es: ¿Acaso Liliana Schwindt le daría otra vez cabida a Marcelo en un puesto “entrable” en 2019? Las dudas crecen preocupantes, sobre todo si se observa con detenimiento la “chorrera” de nombres que ya se alistan para largar la carrera.
En este contexto, el espacio massista asiste hoy a una fuerte presión, que se advierte por cierto, colocándose entre dos focos: por un lado la evolución o no del tándem liderado por Sergio Massa, quien intenta terciar en una puja polarizada, y a su turno, lo que ocurra a nivel nativo con la tropa.
Porque aquí se barajan apellidos pero en un tapiz de incertidumbre. Se tiró al aire días atrás que José María Eseverri y Liliana cenarían juntos para hablar y tal vez, destrabar los ejes aún chirriantes.
Sin embargo tal versión fue un fiasco monumental. Claro que nadie niega que pueda darse tal cena en breve. El dilema a rescatar del oscurantismo es que corno terminará haciendo el abogado ex Intendente: ¿Se quedará con Massa? ¿O buscará meterse en la vida del “PJ” o de “Unidad Ciudadana”?
Los pejotistas la notan más viable a esta intentona. Recalar José en una interna del peronismo, le otorgaría un condimento medular a la cosa. Un peronismo abarcador que también cuenta en sus filas de anhelantes pre candidatos a José Stuppia, Germán Aramburu y Federico Aguilera, ¿entre otros?
Pero hay un eslabón que no se detecta fácilmente, aún así debe ser contabilizado, mis amigos: el acuerdo subterráneo existente entre el “josesismo” y don Ezequiel Galli y su equipo de mando.
No todos entienden los pormenores del “tratado de paz” firmado por ambos dirigentes. Un primer tramo se puntualizó luego del desastre del 11 de marzo de 2017. Cuando se hizo la gran parodia de la interpelación “multimediática”, con periodistas capitalinos que arribaron bien direccionados hacia dónde disparar los flashes y las preguntas, ya estaba presente el tiempo de “tranquilidad”. Un segundo capítulo lo escribió el dúo a fines del citado año. El ingreso del Doctor Lanceta hijo como Secretario del HCD, la vuelta al pago del ex edil Gerardo Ripoll y la idea flotando de ser una oposición firme con los argumentos vívidos de Einar Iguerategui, quien obviamente, es una figura “adalídica” del eseverrismo, junto con Margarita Arregui y el mencionado Ripoll. Y a no olvidarse de las denuncias cruzadas estancadas tampoco…
¿Entonces? Nada es lo que uno cree ver, pues, da la impresión. La consulta a formular es: ¿Tal alianza oculta para el gran público, concluye antes de las elecciones o se mantendrá vigente?
El otro gran caso a desgranar lo protagoniza el experimentado Eduardo Rodríguez que se fue del campo “eseverriano” disgustado y sin obtener el reconocimiento de sus hoy ex compañeros de escuadra.
Rodríguez abrió el juego con una vital apuesta a lo ambiental, a lo cultural y a lo social. Puesto que son ítems con los cuales se nota familiarizado. Desde su unipersonal bloque, enfoca su visión global hacia dentro del campo nacional “massista”. Muy amigo del recientemente fallecido “Chino” Correa, habían creado juntos una plataforma de lanzamiento productiva. Con injerencia en distintos ámbitos y barrios.
Eduardo es a su vez, un referente cercano a Liliana. La conformación del tablero futuro habría de sustentar la teoría de un Rodríguez potable, trabajando para Sergio y colocándose en un sitio propicio.
Pero, ¿y si Eseverri se alía finalmente a Sergio?
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-