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Opinión

Coopelectric: ¿Socio no, usuario sí?

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Se ha generado un revuelo de aristas inusitadas y muy considerables, luego de conocerse en la red social Facebook, un pedido de los componentes del partido vecinal “Por Olavarría Todos” (POT), que participó recordemos en las PASO de 2017, y que ha continuado desarrollando distintas iniciativas desde allí hasta el presente.
El trabajo actual está pensado con un objetivo directo y sin dobleces: que la Cooperativa de luz local, desprenda a quienes así lo notifiquen, de su categoría de “SOCIOS” y los coloquen solamente como “USUARIOS”, manteniendo por supuesto, el servicio acorde para esa persona, comercio o familia en cuestión.
El rasgo a considerar, está a su vez avalado, de acuerdo a lo averiguado en forma exclusiva por este medio, por más de 5.000 firmas de olavarrienses de diversos puntos cardinales de nuestro distrito y, obviamente, propietarios de medidores de luz o agua.
“No queremos bajo ningún concepto que se vaya “Coopelectric”. Lo que solicitamos es que se nos permita elegir. Hoy no tenemos opción; por ende somos todos “SOCIOS COMPULSIVOS”, alejados de cualquier derecho a reclamar por tal o cual cosa”, se apresura a aclarar un alto dirigente del POT.
Los comentarios llueven a montones en el perfil partidario. Desde los apoyos más acérrimos, hasta las dudas más nimias. Todo es analizable, puesto que el arraigo de la cooperativa eléctrica es de considerar, luego de 90 años de existencia.
“Pero ha llegado el momento de decir en voz alta: ¡Basta!, y ponernos firmes”, sostiene otra voz partidaria. En breves días, el señor Delegado de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, observará con detenimiento los renglones, cada frase del escrito y se expedirá con una visión evidentemente autorizada al respecto.
Pero, seguro que ustedes, mis lectores del alma, quieren saber detalles propios de la misiva que se utilizaría como modelo para enviar a la sede cooperativa pidiendo el cambio de rótulo.
La carta está dirigida al señor Presidente de Coopelectric, doctor Ignacio Aramburu y reza, entre otros párrafos: “De mi mayor consideración: tengo el agrado de dirigirle a usted la presente a los efectos de comunicarle la decisión expresa e irrevocable de renunciar a mi condición de socio de esa Cooperativa, asimismo exijo se respete mi calidad de usuario, ya que “la energía es un derecho humano” y esta posición surge de pactos y definiciones internacionales”.
Y se despacha a posteriori con quejas precisas: “Desde hace años los vecinos del partido de Olavarría, venimos soportando la inclusión de varios ítems en la facturación tanto de la luz como del agua, por ende somos una de las ciudades que abonamos la facturación más alta de la Provincia de Buenos Aires y no es precisamente por los costos de la energía, es por los anexos que esta cooperativa agrega a las facturas de una manera arbitraria”.
Tal actitud, a criterio del POT, perjudica más a “la población de menores recursos” y, a continuación se detiene el texto a mirar hacia atrás: “Por nuestras facturas han pasado ítems como: Fondo de Pavimento, cordón cuneta, desagues pluviales, Fondo de Ayuda para la Energía Eléctrica del Sur, alumbrado público, cuotas por acciones obras eléctricas, sumado a las Ordenanzas Municipales y las nuevas cargas impuestas por la Provincia de Buenos Aires. Esto casi representa un 66 % sobre el final de la factura de luz o agua, que han sido cobradas de una manera compulsiva y arbitraria durante estos años”.
La investigación de los referentes políticos del partido autor de este pedido, los han llevado a otras localidades: “Podemos citar por ejemplo, la ciudad cercana de Pehuajó, donde se otorgó la denominación que nosotros señalamos”, subraya en este caso el apoderado del POT.
Por otra parte, el escrito pretende demostrar fehacientemente que habría un aval jurídico para lo que se requiere, y toma nota entonces de la “Ley de Cooperativas número 20.337, Leyes de Defensa del Consumidor y sus modificatorias: números 24.240, 26.361 11.769 y su marco regulatorio”.
El remache puntual lo indica el hecho de explicitar que: “Una vez aceptada dicha decisión, pido que la Cooperativa Eléctrica de Olavarría me liquide por escrito y en forma discriminada el capital social accionario integrado hasta la fecha. Solicito que ustedes me liquiden los rubros reclamados con los mismos intereses que ustedes les cobran a los usuarios”.
Hasta aquí el escrito redactado cual modelo, insisto, y que servirá de marco de referencia. “Nos hemos encontrado con personas que nos plantean situaciones bárbaras, difíciles de digerir, esbozan, como el testimonio del nieto de una señora que nos narró como su abuela, que abonó treinta años las boletas de energía eléctrica con el servicio de inhumación, y por deber dos meses de luz, no le cubrieron el servicio de sepelio. Una locura total”.
“¿Cuáles son nuestros beneficios como socios?”, se preguntó otro militante del POT. “Nunca nadie da explicaciones ni recibimos alguna noticia del tema”, concluyó.
Son variopintas las puntas de lanza que se clavarían en las costillas de los actuales socios, a entender de los precursores de este planteo. Veremos cuál es la evolución que se registra con este tangencial asunto.
Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho