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Opinión

Hermana Magdala: “Olavarría es un pueblo sediento de Dios”

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En su casa de Pelegrino 4292, las componentes que viven en nuestro medio de las  “Hermanas de la Fraternidad del Camino”, recibieron a InfoOlavarría y FM Libertad para contarnos acerca de su modo de trabajar y cuáles son sus anhelos en ésta comunidad. La vocera de las religiosas fue la Hermana Magdala. 

¿Qué significa esta Fraternidad, este grupo que vos integrás? “La “Fraternidad del Camino” es primeramente, una comunidad religiosa. Nacimos en San Pablo, Brasil. Allá se encuentra nuestra casa madre y nosotras somos hermanas caracterizadas por el servicio a los pobres. El único título que queremos tener acá en la tierra es ese servicio a los pobres. Nuestro carisma expresa una frase muy particular: “Todo de Jesús; de Jesús todo”. Queremos pertenecer totalmente a Jesús y que el Salvador sea totalmente nuestro, principalmente en los que menos tienen”. 

¿Esta labor de ustedes con los pobres, se refleja de qué manera? ¿En qué ámbitos? “Cada país o ciudad en que nos encontramos, cuenta con sus necesidades, por eso nosotras vamos respondiendo a estas inquietudes. Acá en Olavarría trabajamos con chicas en situación de prostitución, que sería la Pastoral Magdalena y con la Pastoral Familiar en los barrios más periféricos. También visitamos la cárcel de mujeres de Azul. No hace mucho que estamos frecuentando esta prisión femenina, pero allí vamos acompañadas por un padre cura desde hace varios meses. Por otra parte, siempre estamos dando víveres a las familias que vienen aquí y que ya nos conocían de la casa anterior”. 

¿Ustedes están en esta ciudad desde cuándo? “Llegamos en febrero del 2017”. 

¿Vienen de dónde? “Venimos de diferentes lugares de la República de Brasil”. 

¿Se han encontrado aquí con una realidad distinta a la de otros destinos? ¿Cómo la calificarían ustedes? “Olavarría nos recibió con mucho cariño, con sumo amor y claro, las necesidades siempre van a estar, porque como decía el papa San Juan Pablo II: “Los pobres sirven para que nos ayuden a hacer caridad”. Nos quejamos de que existen tantos pobres, pero ellos nos incentivan a ser más humildes. No les imponemos nada; sólo vamos llevándoles a Dios que es nuestro único fin. Las cosas materiales las usamos como una excusa para poder acercarnos. No tengo como calificar el trabajo pastoral, si aumenta o no. Pero sí te puedo asegurar que la gente, en un todo, responde muy bien”. 

¿Cómo es el encuentro y qué acompañamiento hacen con las chicas o mujeres que ejercen la prostitución? “En nuestra comunidad trabajamos con personas flageladas en esas áreas. Las “magdalenas” nos representan a ese Cristo que tocamos pobre, abandonado, discriminado, no amado y no buscado. Ellas poseen esa característica particular de Jesús. Acercarnos a ellas fue para nosotras algo un poco nuevo, porque cada ciudad tiene su idiosincrasia. Pero ellas fueron muy calurosas, buenas. Claro que alguna que otra por ahí no quiere que nos acerquemos, pero en verdad, son pocas las que no nos reciben. Las acompañamos con las visitas que hacemos y oramos por cada una”.

Esto que concretan con tanto cariño y pasión, ¿es un trabajo unido a cierta parroquia o es una tarea independiente de ustedes? “Es una obra independiente a nivel carisma. Siempre hay no obstante, un sacerdote que acompaña a la pastoral, en este caso el padre Estanislao”.  

¿Cómo es el funcionamiento de esta Orden en cuánto al tiempo de permanencia en cada lugar? “Nuestra Fraternidad no está a disposición de la Iglesia; somos una iglesia. El Señor preparó este sitio para nosotras y es un gran deseo nuestro estar en la Argentina. No venimos acá con un plazo de tiempo. Las hermanas podemos pasar, pero la comunidad quiere quedarse”. 

¿Cuántas son ustedes? “Somos cinco hermanas”. 

Se las reconoce por su atuendo, diferente al de las tradicionales monjas que vemos aquí. “Sí, sí porque cargamos el hábito franciscano. Cada congregación mantiene su hábito diferencial”. 

¿Cómo encuentran a esta ciudad, desde el aspecto espiritual? “Yo creo que la fe es algo personal, ¿no? Cada uno se decide a abrazar una fe, en su hogar, de una manera oculta o de una forma más expresiva, como en las santas misas, en las devociones o en las peregrinaciones y así sucesivamente. Pero yo creo que Olavarría se caracteriza por ser ese pueblo sediento de Dios. En diversas maneras: a través de una iglesia evangélica, donde también está Dios, o puede ser en la iglesia católica. Pero es un pueblo sediento del Creador”. 

Para ir concluyendo, ¿Van a participar del evento multifacético “Olavarría Está de Moda, organizado por el profesor Beto Rojas, los días 18 y 19 de agosto en el Salón Rivadavia? “Estaremos sí, como el año pasado, presentando artículos religiosos, denarios, algunos cuadritos, y artículos rústicos para adornar los hogares. Habrá a su vez laicos con nosotras en nuestro stand”. 

 ¿Tengo entendido que habrá una recepción de alimentos que ustedes administrarán? “Sí, claro, apelamos a través de esta entrevista a que los participantes y público en general por qué no, colaboren con un alimento. Esos alimentos no se quedarán en nuestra casa, sino que los repartiremos entre los más necesitados”. 

Entrevista: Mario Delgado.-  

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho