Las tres
Reconociendo una realidad dura
Hace días nomás de la visita a Olavarría, en el marco de una presentación programada, de representantes de la “Comisión Provincial por la Memoria”.
Hace días nomás de la visita a Olavarría, en el marco de una presentación programada, de representantes de la “Comisión Provincial por la Memoria”.
Entre múltiples tareas asignadas, dicho organismo, reviste una función que bien podríamos cifrar basada en dos pilares: un costado humanista y otro técnico y estadístico. Coordinan ambas vertientes en un informe de carácter anual que fue, precisamente, expuesto en la “Facultad de Ciencias Sociales” local.
El material es lapidario. Da cuenta con precisión de detalles escabrosos que ocurren en cárceles y Comisarías del territorio bonaerense y ponen énfasis en la escalada de personas que son privadas de su libertad a la sazón de distintos tipos de delitos.
La verdad es irreductible y dolorosa: 41.729 detenidos, de julio de 2.016 al mismo período de este año, hacen temblar cualquier cifra anterior e incluso, exterior. Se ha alcanzado por lo tanto, un triste récord.
En la República Argentina tenemos 169 presos por cada 100 mil habitantes. En los límites bonaerenses el cúmulo trepa a 245 encarcelados por cada 100 mil personas. Como contraste, se proyecta que en el resto del mundo, se contabilizan 144 detenidos por cada 100 mil habitantes.
Las penurias carcelarias se siguen acumulando del derecho y del revés: hoy se inscribe una superpoblación del 73,5 % en las penitenciarías. Y se nota también otro aspecto tétrico: lo que sucede a menudo en las Comisarías. Por ejemplo, de 3.010 alojados en ellas, solamente 1.039 poseen una comodidad mínima, léase un camastro.
Para la Comisión citada anteriormente, el Estado no da las expresas garantías que se supone debiera en diversos aspectos. De allí se desprende entonces que 385 personas habrían fallecido estando bajo estricta custodia estatal.
De ese monto, 156 han muerto en cárceles. 12 han resultado muertos en Comisarías, 107 en neuropsiquiátricos, 1 menor en un Instituto Reformatorio, y 109 individuos fueron al parecer asesinados por las fuerzas de Seguridad.
Un capítulo potente lo plasma la cuestión de las torturas a detenidos. 16.403 es el número de ellas, sobre 3.054 víctimas.
Todos estos espejos observados nos transfieren imágenes patéticas y hostiles. Y subrayan un inconveniente jamás subsanado: el pretendido oficio de reinsertar socialmente al sujeto que cae en desgracia, es tan solo un anhelo cuasi romántico que en la praxis cotidiana, dista kilómetros de su faz exclusivamente teórica.
Encerrar a un pendenciero petulante, no acarrea la solución del problema social. Aunque el cuello de botella fue advertido y aceptado por los propios componentes del órgano elaborador del texto.
La consulta del millón es sencilla pero, hasta ahora, irresoluta, pues. Nadie le ha colocado sapiencialmente el cascabel al minino. ¿Qué hacemos con la tempestuosa circunstancia del sujeto adherido cual rémora al delito?
¿Acaso no lo castigamos? ¿U optamos por otra vía de “castigo”, ya que fundirlo tras las rejas, no conlleva mejoría al estado de salud del pueblo en general, y menos del preso en sí?
El cañonazo se oye nítido. El impulso inercial es levantarnos de la silla y ponernos a elucubrar o a construir fórmulas efectivas. ¿Pero cómo? Es lógico coincidir en la faceta preliminar. El señor Estado ha fracasado en sus laboriosos ejercicios para mantener la paz y el orden. La enormidad destructiva de la corrupción copa cualquier ámbito, descomponiendo tejidos y seres humanos sin pruritos ni objeciones morales que se antepongan a su despótico andar.
Si los presos conviven con roedores y chinches, si les dan colchones de estopa, caldo de cultivo de esas chinches, si los hunden en los “pozos” por negligentes conductas, si les “amarretean” los alimentos, si los coimean por visitas íntimas, y una catarata de postergaciones más, saltará a ojos vista de que no habrá jamás un canto proverbial de victoria de la recuperación de un preso, salvo excepciones muy puntuales que, de seguro, las hay.
Y, por último, señalemos que estos conocimientos se entregan justo en un contexto intempestivo, con robos y hurtos que se vienen sufriendo en equidistantes lugares olavarrienses.
La marea ha desbordado y por ende, vecinos autoconvocados en algún caso y fomentistas preocupados en otros, han abierto un canal intenso de diálogo con los efectores del orden, con la concepción de que así, no se puede continuar viviendo.
Barrios y localidades asediadas por los impíos. Y en el medio, un volumen de la “Comisión por la Memoria”, que nos contrasta una vez más, un período más.
Por Mario Delgado.-
Las tres
Paradigma de desprolijidad
Las puertas de la Sociedad de Fomento “12 de Octubre” permanecieron abiertas durante toda la reunión la noche de este miércoles 8. Todo un símbolo, si se quiere buscar ejemplificar, porque también se abrieron las alas de las discusiones, de los contrapuntos y de las genuinas desprolijidades a la hora de definir con precisión, cómo encarar el acto comicial para reemplazar a la actual conducción federativa.
Se dio pie, resultó evidente, al más auténtico espíritu de libertad de expresión, aunque ningún referente abrió la boca para señalarse a sí mismo, cual sugerente candidato a suceder a la señora Élida Saizar, que dijo llevarse “lindos recuerdos” de su paso por la Presidencia de Federación, aunque tiempo más tarde, se permitió no obstante acusar a ciertos colegas, a los que no citó textualmente, de “no haberle permitido trabajar con comodidad”, para entre otras cosas, “cambiar el Estatuto”.
La líder se irá sin lograr algo que anheló con ahínco: la unidad del universo fomentista. Utopía si las hay, mis amigos del alma, ya que al menos, se rumorea que serían tres o cuatro inclusive, los postulantes al cetro de la entidad cumbre del fomentismo local.
Las voces se iban incorporando al debate sin pausa, agitando la nocturnidad. Ante una proposición, se dictaminaba un sí discutido o un rotundo marco de oposición. Con pases de factura incorporados.
Como las entidades de bien público reconocidas son limitadas, se bifurcaron los senderos de acceso al voto. Y como otros vericuetos reglamentarios, opacaban a algunas instituciones socias, sobre todo nóveles, se fue corriendo el velo para facilitarles la visión más promisoria.
Se habló con furia de los “que no vienen nunca pero sin embargo, pagan las cuotas y votan como si tal cosa”. Entonces otra vez la zaranda, separando opiniones y los minutos que demarcaban un espacio de chicanas y búsquedas infructuosas por momentos, de consensos que se yuxtaponían casi a pleno y al unísono.
Hasta se dibujó la parábola sentida de la diferencia existente “entre la letra y el espíritu del Estatuto de la Federación”. Se mencionó en otro tramo a las “concesiones que siempre hemos hecho en esta gestión” para alcanzar medianos objetivos.
Algunos dirigentes sorbían su recelo. Otros no disimulaban su encono. Los más mesurados, iban por el carril de resolver la cuestión antes de que avanzase aún más la noche.
El 15 vencerá el plazo para regularizar instituciones. Cada Junta Vecinal o Sociedad de Fomento, pondrá dos Delegados; uno de los cuales sufragará, el segundo, no. El 27 será el día para presentar listas con once miembros cada una. Cuarenta y ocho horas después, se aprobarán o impugnarán las nóminas. Y el 30 a las 20 horas, habrá una reunión de carácter informativa, dónde se espera, los oferentes cuenten sus planes. El 4 de diciembre, se votará en Yrigoyen y Calle 13 desde las 20:30 horas.
La reunión picante terminó abruptamente luego de que el representante de “Mariano Moreno”, pusiese ante sus pares su filosofía más frontal: “Todo esto tiene su razón de ser porque no han podido distinguir un candidato único. Por eso es este lío. No hay puntos claros, no se dice que carajo quieren hacer con Federación”. José Veyrand sin anestesia, arrojó otra dosis de vacuna contundente: “Juegan a ver quien la tiene más larga”. Acto seguido, se levantó todo el mundo y en la praxis, culminó la formal reunión.
Para Walter “Pano” Vega, que posteriormente habló con este cronista, la disyuntiva no es materia nueva: “Hace tres años que yo vengo proponiendo el cambio de Estatuto y no lo hacen”. Y remachó el clavo sin piedad: “Hacen los encuentros mensuales los días en que yo no puedo ir porque cuido a mi hija”.
Otros dirigentes se han mostrado atónitos y desean que “ojalá no haya una nulidad total o parcial de lo que se actúe, porque la desprolijidad es inmensa”. Temerosos se encuentran de que la “Municipalidad puede quebrantar lo aprobado y el modus operandi elegido porque no se basó el método seleccionado en lo que expresa la letra estatutaria”.
Los cortinados apenas bailan a sazón del viento. Recién se anotó el prólogo. El libro todavía está en pañales.
Por Mario Delgado.-
Las tres
¿El condimento justo?
Se disponen movimientos intensos y replicados en distintos barrios del partido de Olavarría. Se trata particularmente de una sincronización de solicitudes al Estado: que resuelva cuanto antes, la malsana problemática de la inseguridad.
Se disponen movimientos intensos y replicados en distintos barrios del partido de Olavarría. Se trata particularmente de una sincronización de solicitudes al Estado: que resuelva cuanto antes, la malsana problemática de la inseguridad.
Es curioso, no obstante, pero al mismo tiempo alentador, el conglomerado vecinal levantado en torno al asunto, sin importar distancias.
Venciendo temores lógicos, por lo tenebroso del tópico, sobreponiéndose a perplejidades, haciendo espacio para establecer reuniones y pensando en una agenda que sobresale también del punto especial que los convoca.
Da la impresión, mis amigos, que la delincuencia ha tensado en demasía la cuerda y la gente ya no quiere vivir penando por cuenta y orden de unas pocas almas descarriadas.
Los robos y hurtos se han multiplicado por estos días primaverales en varios sitios lugareños. De modo tal que la impaciencia cundió y devino en la inmediata salida del closet de pacíficos hombres y mujeres que se aúnan con un criterio común: peticionar mayor presencia policial en sus zonas.
El barrio “CECO”, el “Bancario” y el tradicional “San Vicente”, son apenitas algunas expresiones de esta visibilización de todo el pueblo oprimido por las cuitas que les imponen los fuera de la ley. O parte de él… Porque, convengamos, que todavía falta más por ver.
Ante el avance despectivo y despiadado de personas dedicadas a sustraer lo que es de otros (En la mayoría de los casos, hay menores involucrados en los sucesos tétricos), y frente a una carencia real de respuestas rápidas y efectivas, los vecinos se han colocado el overol, impulsados por la necesidad de ser oídos y atendidos con prontitud sus anhelos.
En algunos casos, la inactividad de las entidades barriales existentes, ha prácticamente obligado a los habitantes a salir presurosos a la calle.
Si el supuesto referente institucional no actúa, o directamente brilla por su ausencia, no quedarán opciones diversas; al contrario, las manifestaciones “autoconvocadas”, tomarán la posta convenientemente y atraerán hacia sí a la Policía y a la Municipalidad, para en principio conozcan de primera mano la temática y luego, demandar de ellos un auténtico compromiso.
Los diagnósticos ya huelgan. Es tan común elaborarlos. Es instante de dar soluciones sin titubeos. La basura no puede ponerse sobre la mesa. Si esta ecuación muta, las consecuencias son denigrantes.
Es verdad que la ciudad que habitamos ha crecido. En tal sentido, es comprensible intuir que cada vez aumenta más, el trabajo de los uniformados. Y, en ciertos aspectos, tienen razón aquellos que sostienen que “los servidores del orden se ven desbordados dos por tres”.
No obstante, y con tal marco de fondo, es interesante subrayar que los Jefes policiales y los encargados comunales de la seguridad pública, no esquivan la responsabilidad y se mantienen acordes con las circunstancias tan cruciales.
Más policías patrullando por las cuadras, mayor transitar de los móviles y el anexo de las motos, son medidas tomadas en concreto y con la velocidad solicitada.
El cambio de guardia de la Policía Local, trajo dramas en un barrio. Corregir ese intérvalo de soledad, ha sido otra acción dispuesta. Lo que habrá que acotar en este contexto, es sencillo: la vecindad quiere que todo este andamiaje colocado en aras de atacar a los impíos, permanezca en vigencia, que no sea una excelsa medida… pero esporádica.
Los métodos de los “cacos” se van modernizando, utilizando toda una batería de estrategias para lograr operar sin incomodidades imprevistas, haciendo laburos previos de inteligencia, con señales, pintadas y todo tipo de recursos.
Será menester confrontarlos con el definitivo destierro del concepto neurálgico tan usual en épocas obscuras del país. Habrá que prescindir del cruento “No te metás” y ser guardianes de la cuadra, avisando enseguida ante el mínimo desplazamiento extraño. Que nadie se sienta excluido de esta cruzada pro vida. Y que tampoco nadie salte a la yugular con ínfulas estridentes de garantismos estériles que nos han llevado a la cima del dolor.
Por Mario Delgado.-