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Opinión

De las prioridades en el amasijo

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Ahora resulta intrigante todo lo que acaece en torno a los prolegómenos de las próximas PASO. Sobre llovido, mojado. Encima con la puesta en órbita del Frente cristinista, en el que todavía no se asegura de manera tajante, si llevará o no al tope de la boleta a la señora.

De modo tal ha quedado signado el tablero que a más de uno, se le escapa un suspiro. O un lagrimón, bien vale también señalarlo. Porque, en este presente amasijo, no falta aquél visionario que precisamente, con dolor o simpatía, pronostica el epílogo de un tiempo, de una etapa.

“Unidad Ciudadana” se convierte pues en un dilema, desde su génesis. Sin “MILES” de Luis D´elía, y con un séquito de partidos menores en escala, la irrupción frentista, cosecha odios y amores. Aunque, fundamentalmente, otorga un dato concretísimo: el peronismo irá al cuarto oscuro en el octavo mes, bastante dividido y con la defunción a cuestas del Frente para la Victoria.

El arma primordial peronista, el sello del PJ, se lo dan a Florencio Randazzo, ex ministro de Cristina Fernández. La viuda de Néstor Kirchner no quiere internas y no desea tampoco, ningún debate con su ex empleado.

Sin embargo, y a su vez, mis amigos, embarra la cancha con otra instancia: cuando todos calculaban los montos de dinero que otorgará el Estado al PJ, o sea al randazzismo y sus aliados en esta ocasión (7 millones de pesos en numeritos redondos), la pulseada muestra un novel contendiente: Mario Ishi, tradicional subalterno del que ostente el mando.

Y no sería alocado intuir que incluso pueda arribar alguien más, con la idea de compulsar con Florencio. Tal situación ha enfurecido al ex hombre de los trenes y del D.N.I.

El terreno ofrece entonces, varios escenarios posibles. Veamos: 1. Cristina y Florencio juntos. Los más optimistas aguardan con pasión que, antes del 24 de junio, plazo final para plantear nóminas, haya un inusitado abrazo entre ambos y rubriquen la unidad.

  1. Florencio y Cristina por separado. Este, da la impresión, tendría más asidero de convertirse en el cuadro a colgar definitivo.
  2. Sin Cristina. El tercer periscopio nos devuelve la imagen de una Cristina que no jugaría, dejando al pie del cañón a la Intendente de La Matanza, Magario y a Kicilof.

Sin perjuicio de todo lo teórico, la ex Presidente, ya publicita un súper acto para el Día de la Bandera, con un lema bien puntual y categórico: “UNA PARA TODOS”.

Por otro andarivel, transita don Sergio Massa con su amiga Margarita Stolbizer. Es una vía también de encanto con alto contenido peronista que atraerá cual miel a no cristinistas y a no florencistas. Una pata importante que nadie debiera obviar.

Si tenemos el mapa de la Provincia de Buenos Aires a mano, fijemos en él un dato relevante y conciso: el 60 % de la población total electora de tal espacio geográfico, amigos del alma, suele reiterar su vocación de sufragar por postulantes justicialistas. Lo que justificaría unas venideras PASO muy destacables, si observamos el divorcio tan singular del peronismo.

El futuro es apasionante y difuso, por cierto. Participe o no Cristina. Sin dudas que, si ella culmina siendo candidata a senadora, la cuestión tendrá un cariz muy picante.

El carretel esta enrollado. El quid de tamaña disyuntiva, toca un nervio también muy sensible: las debidas lealtades. Los análisis a concebir nos colocan irremediables en el “día después” de las primarias.

Las sugestiones avalarían, más por experiencias de otrora que por convicciones ideológicas, que quien reúna mayor cantidad de adherentes en la jornada larga del 13 de agosto, dentro del redil justicialista, ese personaje atraerá los aplausos y las correspondientes genuflexiones posteriores, de cara a octubre y demás.

Un novel liderazgo se puede alzar con los corderos del hoy desprolijo redil. Una nueva figura a quien brindar pleitesía. Y, claro está desde el vamos, que si la ex Primer Mandataria no desempeña un fenomenal papel, su labor política habrá fenecido.

Puede triunfar en las PASO con holgura y terminar luego tercera, por ejemplo, en las legislativas del 22 de octubre. De darse en los hechos tangibles tal especulación, su ciclo apoteótico habrá colisionado con la dureza del frontón de la realidad.

Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho