Opinión
De urgencias y paciencias
1.- Los tiempos políticos suelen dar sus intrínsecos códigos de espera o de apresurar tal o cual trámite. Hoy en día, de cara a las venideras PASO del 13 de agosto, ya se distinguen, más o menos visibles, las respectivas maniobras que hablan de movimientos de tropas en los “búnquers”. En ciertos espacios, la cuestión es visible desde lejos y, en otros, en cambio, solo se perciben pequeños puntos en lontananza.
Pero el crisol hirviente pule asperezas y saca a la luz, de a poquito, mis amigos, entramados que en breve, se irán convirtiendo en posiciones auténticamente indisimulables.
En un año electoral, recuerden ustedes, todo es factible y nada será obra de casualidades fortuitas. Por ende, desde una fotito hasta un Twitter o un comentario en Facebook, podrá leerse con doble intencionalidad.
La caña está ya colocada a la vera del arroyo, en procura de pescar algo. Cuidado, claro, con pescar pescado podrido.
2.- En este bosque de luces y sombras, algunos expresan su deseo de que vuelva José María Eseverri al ruedo, a la arena, jugando un rol de conductor pleno, liderando su gente en la lista de ediles.
Tal jugada permitiría ponerlo en el candelero y obligar al resto a apuestas significativas. Y él, dentro de dos años, dejaría el Concejo para ir por el sillón de don Amparo Castro una vez más en su historia.
Hemos escrito al respecto, así que no profundizaremos aquí sobre tal actitud. Sí esbozaré otra opinión, una especie de contraofensiva lanzada desde algún ángulo de pensamiento: ¿No puede surgir otro Ezequiel Galli? ¿Por qué siempre en Olavarría anclamos en la repetición constante de nombres “célebres”, políticamente discursando?
Recordemos la irrupción gallista, emergiendo de la nada y superando barreras. No es tarea fácil instalar un candidato. Eso es, o debiera serlo, archi reconocido por propios y extraños. Mas una porción de la sociedad olavarriense reclama apertura de listas, apellidos nóveles, sangre pujante sin experiencia pero con ideas concretas.
3.- Veremos a la hora del votito secreto, qué teoría prima. No obstante, en una especie de línea recta con esto que expresamos, se postularían un cúmulo de dirigentes barriales que, al parecer, han logrado conquistar los requisitos de la Justicia Electoral de la ciudad de las diagonales.
Bajo el número de Expediente 9.598 E, se anota la Resolución que da forma al partido “Por Olavarría Todos” (POT), vértice nueva que desea “meter la cuchara” en la contienda del octavo mes de este año.
Se presentan como una opción “de esencia puramente vecinalista”, y agregan, como al pasar, “queremos que la gente se sienta representada por personas de a pie, laburantes, que saben lo que es sufrir el barro, que cuenta en su haber con necesidades como agua, cloacas o falta de vivienda”. Ahondar también con “la inseguridad y violencia de género, problemas que ahora no están en la agenda de los partidos tradicionales”. Y rematan con un slogan de fuste: “Ansiamos ser la voz y no el eco”.
El POT tiene en sus huestes a hombres y mujeres que pertenecen a distintas entidades del fomentismo. Aunque bien cabe distinguir que no necesariamente representan la conciencia de toda la Comisión Directiva de tales instituciones o la visión general de los vecinos de sus zonas de influencia.
Son, recalquemos, actores que buscarán seducir en principio a sus cercanos y luego a los más lejanos, con propuestas de tinte popular.
La polémica se ha acrecentado con estricta rigurosidad en el ambiente fomentista. Hay objeciones y observaciones para el análisis frente a un pocillo de café. A no todos convence el anclaje de este buque.
Las dudas son atendibles y entendibles, por supuesto. Y arribará el instante para que los referentes, cuenten su versión ante sus colegas y frente al público.
Es muy propicio el conocimiento de aquellos que transitan los barrios. El tema es cómo se distribuye ese manual de sabiduría y quiénes lo expanden por el éter.
Dicen los que están en el armado del POT que la “elección de postulantes a concejales se hará por votación democrática”. O sea que, según ellos mismos, todavía no existen “números puestos”. ¿Será tan así?
Un grano en el zapato a dilucidar, permítannos ser incisivos, es: ¿Cómo van a explicar su plataforma hacia dentro del fomentismo? Porque la tesis de introducir un dirigente de barrio, en las filas deliberativas vernáculas, trae al unísono resquemores y adeptos. Una perlita roza un costado sensible: el tópico puntual del sueldo (el fomentismo es una actividad ad honorem desde su génesis) y ya como edil, el fomentista que entre al HCD, obviamente cobrará su salario. ¿Contradicción en ciernes?
Otro ítem estratégico a contestar es, amigos, ¿Cómo hará el partido para mantener en su territorio al concejal y que éste no se “desbande” o cree su “rancho aparte” por equis cuestionamientos? Otro asuntillo es la relación con los demás bloques políticos y cómo plantarse frente a los temas que no sean inherentes a su campo de acción habitual.
Y, quizá la nube más densa, en el cielo del POT, pase por el espaldarazo del señor José Stuppia, sindicalista de los municipales, dado desde el minuto cero para con los dignatarios del hoy reconocido oficialmente POT.
Aquí se centralizan varias críticas y rostros adustos de los pares fomentistas que no culminan de digerir cuál es el lugar del “Tano” en la cancha.
Ante la andanada de voces, los iniciadores del pensamiento vecinalista citado, han elaborado una respuesta tajante: “Presta un aval logístico pero no interfiere en nuestras decisiones tomadas en conjunto”. Y añaden con letras rojas bien legibles: “Él (por Stuppia) no participará de la lista”. Los ejes de la carreta chirrían y para algunos, el convencerse, les cuesta horrores.
Una buena proposición ésta de colocar en el candelero a un vecino sin demasiados títulos o pompa, que desde luego, ha de ser meticulosamente desmenuzada. Los pro y los contra de hacer dedo, son variopintos. Acá se nota algo similar.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-