Opinión
Aniversario 66 de Mariano Moreno: mucho más que una cena
La cita convenida con los sesenta y seis años de vida de una entrañable entidad, ubicada en España y Avenida Sarmiento, fue adquiriendo brillo a medida que transcurrieran los minutos en la nocturnidad sabatina.
La cita convenida con los sesenta y seis años de vida de una entrañable entidad, ubicada en España y Avenida Sarmiento, fue adquiriendo brillo a medida que transcurrieran los minutos en la nocturnidad sabatina.
Decenas de almas, más de cuatrocientas para ser precisos, mis amigos, se desperdigaron por los distintos ángulos del salón ambientado para la bella ocasión festiva.
No es un día: son sesenta y seis temporadas de lucha, de esfuerzo, de un horizonte definido que se ha logrado mantener, más allá de las improntas conductivas que han ido recorriendo el extenso y valorable sendero que los enclava hoy en el centro de la escena fomenteril, social, deportiva, recreativa y educativa inclusive, para varias generaciones de concurrentes habituales a la sede.
Bajo la tutela del señor Presidente José Luis Veyrand, y el pleno acompañamiento del resto de la Comisión, una escuadra de 14 personas que le pone el hombro al ruedo cotidiano, cada uno de los asistentes se ubicó para pasar una velada armoniosa.
Entre los presentes, hemos de mencionar al Secretario de Desarrollo Local y Calidad de Vida, Doctor Diego Robbiani, quien representó al señor Intendente; al SubSecretario de Deportes y Recreación Juan Galli; a Miguel Santellán, Secretario general del CECO; a Cristina Melián, Secretaria general de ATE; a Pablo Palazzolo en representación de la senadora Carolina Szelawosky la cual obsequió una magnífica planta. También estuvieron la concejal Fernanda Araneo; el consejero escolar Bruno Di Carlo; Representantes de la asociación de Voley, con Gustavo Burgardt a la cabeza y los fomentistas Daniel Seguel de “Los Robles”, Gustavo Rueda del “Bancario Parque”, Ricardo Nasello y Mirta Rossi de “Dámaso Arce”, Domingo Soraiz, Eugenia Wagner, Gustavo Rodríguez y Samuel Riveros de Fomento “Pueblo Nuevo” y Mariano Ciancio de Juan Martín de Pueyrredón. Los dirigentes de “Pueblo Nuevo”, entregaron una plaqueta alusiva. La gran ausencia de la noche: la presidente de “Federación”.
Luego del exquisito menú, se le dio espacio al baile y a los distintos sorteos de interesantes regalos de diferentes firmas comerciales. La música y la danza, conjugaron también un papel preponderante. Bailaron tres temas un grupo mixto de alumnos del taller de Folklore que dictan ahí mismo, los profesores Esteban Salguero y su esposa Nerina. La cuota de buena música la aportaron Claudio González con un repaso extraordinario por varias facetas e interpretaciones, y el Grupo Evasores, con la voz de Javier y con una gama de cumbias románticas que hicieron bailar hasta al más tímido.
El brindis y la tradicional torta, no escaparon al ceremonial entusiasta en la ya madrugada dominguera. En esos instantes, fue cuando José Veyrand tomó el micrófono para señalar: “Primero, agradecerles enormemente. Realmente es un orgullo ver a nuestra institución con ustedes. Nosotros no somos capaces de hacer nada, sin tenerlos acá. Para nosotros es fundamental, como Comisión Directiva, tener la oportunidad de lograr esto. No se aprende de otra forma. No hay forma de crear identidad, que no sea con ustedes adentro. La verdad de la historia de estos sesenta y seis años, son ustedes en el barrio. Así que infinitamente gracias por esta oportunidad de encontrarnos, la oportunidad de recrear estas historias que conocen porque sus padres, o ustedes mismos, han practicado algún deporte, o han integrado una lista en esta entidad. Realmente es un agradecimiento infinito. Es un orgullo haber podido compartir con ustedes, estos años de presidencia. Es muy emocionante ver a los abuelos diariamente, reunidos en torno a su cancha de tejo. Y cuando tenemos la oportunidad de ir a una cancha y ver a veteranos de cincuenta años, o de cuarenta y dos o los chicos de fútbol, no es poca cosa. Todos los fines de semana, desinteresadamente, vestir la amarilla y verde, para nosotros es sumamente importante. Porque por encima de un presupuesto, está la garra, la voluntad, la pasión. Para disponer de identidad, hay que conocer la historia. Y la historia se queda con ustedes, no con nosotros como conducción. La Comisión lleva adelante un período y con eso alcanza, pero ustedes permanecen”.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-