La suspensión del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales por parte del Gobierno de Milei es el inicio de la devastación de nuestra industria cinematográfica, como así la pérdida de una actividad económica con talentos increíbles y reconocidos. También, significa la claudicación cultural al cancelar uno de los vehículos de nuestra identidad Nacional.

El cine argentino es una industria que no sólo brinda puestos de trabajo genuinos para miles de familias, sino también genera dinero para nuestro país. El INCAA cumple un rol fundamental en el financiamiento a través de recursos tributarios, que sólo significa un 0,0318% del total del gasto del Sector Público Nacional.

Por otra parte, el cine argentino se trata de un orgullo nacional, a través de sus producciones que han sido reconocidas, incluso, mundialmente. Con el apoyo del INCAA, dos producciones se alzaron con el premio Oscar y un total de ocho fueron nominadas a este galardón. Además, las producciones argentinas participan de festivales internacionales y son una gran referencia para países de la región.

Defender el cine nacional es, también, defender nuestra identidad, nuestra cultura, nuestros trabajadores y trabajadoras. Defender el INCAA es defender nuestra soberanía y nuestra economía.