Opinión
Que extraño: los fomentadores del miedo, ahora tienen pánico

No se logra entender del todo. Casi imposible interpretar lo que estamos observando: los presuntos conquistadores de la mente humana, los esbirros del poder absolutista, los inoculadores de miedo durante 2020, resulta que ahora son ellos mismos víctimas del terror escénico màs preocupante. Una calamidad barnizada de pintorescas grageas.
Entonces se mueven a destiempo, sin arrimarse al fogòn de la sociedad, saliendo al cruce con declaraciones idiotas, queriendo quedar bien con el ámbito en el que se hallan, abusando de las groserìas y las palabras soeces, demostrando una autèntica incapacidad de oratoria y de ubicación.
Cuando no saben còmo salir del paso, apelan por què no a las promesas sublimes de campaña, esas que nunca se cristalizaràn; mas sirven para adecuarse al instante y, sobre todo, a los reclamos y mandatos de la gente.
Cuentan con cientos de guardianes y desarrollan en las visitas los altos funcionarios, un despliegue policial inusual con màs de 2000 efectivos custodiando a un alma que, se supone, es una viva representación del pueblo.
Lejos de la zaranda que los purifique y muy cerca de la soledad. Evitando cualquier contacto incòmodo. Hay ya dentro de sus seres, una alta dosis de esa materia tan febril que supieron extender: el miedo. La esencia de la enfermedad que transmitieron para gobernar sin sobresaltos, hoy los paraliza.
Y, para ser parejos en su demencia, no falta quien con ínfulas de profeta del ocaso, arrea a las ovejas a “fomentar la colonización voluntaria de tierras improductivas”, esto sería en la praxis una puerta abierta a la toma de terrenos, sin discusión alguna. Una aberración que, no obstante, se alinea con los preceptos esgrimidos recientemente por el líder de la Iglesia Catòlica Romana, el papa Francisco, para quien “la propiedad privada es un bien, un derecho primario, pero con ciertas restricciones de carácter colectivo”, o sea, existe la posibilidad de cuestionar o de inmiscuirse incluso alguien en un lote o en una casa, de un tercero, de un privado, si tal individuo arguye cierto elemento de tinte socializador. Como por ejemplo, le quito un lote porque Fulano de Tal, ya posee uno.
Un canto a la banalización de derechos y de vida en comunidad. Un esfuerzo permanente por quedarse en el sillòn de mando sin meditar en los temas sinceramente acuciantes.
Pero se retuercen en sus camas sin dormir. Es que temen perder en breve nomàs sus prepotencias, sus mentiras arreadoras de mansos sujetos. Por tal motivo no les queda hilo en el carretel de la simpatía y se parapetan tras la policía. Cìnicos y perversos.
En otro lado del mundo, no tan lejos, en California para ser exactos, el señor Gobernador asistió a una fiesta de cumpleaños en un hotel con su señora esposa y otras personas, en plena pandemia y cuarentena. A diferencia de acà, de este país de sojuzgados, allà la sociedad civil ya pide la destitución de su mandatario por incumplir las disposiciones vigentes, las que èl mismo sancionase. Tremenda diferencia de calidad institucional, ¿no creen ustedes, mis amigos?
Por Mario Delgado.-

