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Opinión

Campaña mediocre para una ¿sociedad mediocre?

Señores analistas políticos, encuestadores, comunicadores de todo el país, resaltan la mediocridad que tuvo esta reciente campaña electoral, de cara a las celebradas PASO. 

Es interesante y deprimente a la vez, claro, ir por tal sendero, reconociendo esa aseveración como real y concreta. En este punto del comentario, no podemos dejar de recordar con nostalgia, aquellos que tenemos encima algunas décadas, las entrañables “Plataformas Electorales” que supimos concebir en los años ochenta. Eran verdaderos libros donde se contabilizaba cada proyecto, cada idea del partido correspondiente. Todo lo que se decía en público, podría luego corroborarse allì, frente al papel impreso. 

Hoy tal cuestión, no existe ni por asomo. Se reemplazaron de a poco, en cuentagotas, las sugerencias electivas por los “spots”, por las frases simples y por un enjambre de groserìas o imprudencias que suelen revelar un sagaz o desesperado intento de quedar bien con determinado sector de la población. 

Entonces aparece de la noche de la citada mediocridad, Cinthia Fernàndez bailando un tango con sus atributos físicos medio al aire, frente nada menos que al Congreso Nacional, o Victoria Tolosa Paz expresando sus ansias de “garchar”, o incluso la utilización de Messi para publicidad y otras perlitas oscuras que fueron llegando de diferentes ángulos partidarios. 

La crisis moral que evidencia esta patria no es nueva. Pero los datos catapultan cada ocasión con mayor vehemencia la inclinación de la balanza, la búsqueda despiadada de banalizar todo cuanto sea factible. O, en su defecto, todo cuanto se preste a tal acción mordaz.  

Si tomamos en mente este contexto, ¿debiese sorprender que candidatos que apoyan las dos vidas, que marcan el ímpetu de la decadencia, no aparezcan en las preferencias de la gente? Tales oferentes no arrimaron, ni siquiera superaron la barrera del exigido piso del 1,5 %. Toda una tendencia. Nada es casualidad. Es un símbolo coherente de la cotidianeidad del país. 

Y cualquier territorio està formado por personas. El nuestro, pues, mis amigos, no es la excepción, de modo tal que con sumo dolor y sin ànimo de ofender, me permito inquirir a ustedes mis pacientes lectores: ¿No será que poseemos políticos mediocres porque nosotros mismos nos hemos dejado seducir por los presuntos encantos de la señora Mediocridad?

Si nos sinceramos, si nos desprendemos de toda parcialidad, es altamente digerible que comprendamos primero y aceptemos luego, esta faceta. Este transitar por lo que nos acaece, nos traslada sin escalas a un hecho tremendo que nos barniza a los argentinos: un gran drama es la ausencia de compromiso de muchos, el no deseo de involucrarse, la falta de compromiso en el dìa a dìa, no solamente a la hora de votar. El dejar hacer libremente al otro, aunque ese otro sea un despropósito para la vida en comunidad. 

Una pena que soportemos con estoicidad cosas sin remedio, corrupciones viejas y nòveles, cual si nada aconteciese. Voluntad de cambio y de pertenencia al suelo que pisamos. Y a los valores inculcados que hay que defender y no avergonzarse de tales cosas por los avances de la modernidad y de ideologías extranjeras. Eso es lo que se nos solicita a gritos desde la entraña misma de la Madre Patria. 

Ojalà este mazazo a la idiotez, sirva y se profundice y sea el comienzo de algo èpico. 

Por Mario Delgado.- 

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